Los delincuentes lanzan monedas al suelo, te hacen creer que te pertenecen y aprovechan la distracción para arrebatarte tus pertenencias.
Ciudad de México, 20 junio (SinEmbargo).- Un turista fue asaltado a plena luz del día en el Centro Histórico de la Ciudad de México, con el mismo modus operandi con el que cientos de personas han perdido sus pertenencias en los restaurantes.
Los delincuentes entran a los negocios, lanzan monedas al suelo para distraer a sus víctimas y aprovechan para sustraer sus bolsos, señala la periodista Bertha Ramírez del periódico La Jornada.
El más reciente hecho se registró el sábado pasado en un Starbucks ubicado en la calle 16 de septiembre, cuando un turista fue distraído por dos mujeres que entraron al local y señalaron que se le habían caído unas monedas, mientras un sujeto que las acompañaba aprovechó el momento para desprender al hombre de su mochila, donde portaba documentos como pasaporte y tarjetas.
Tras el hecho, la víctima solicitó ayuda de las personas que se encontraban en el lugar, sin embargo, y nada se pudo hacer.
El modus operandi es uno de los más concurridos en este tipo de negocios, donde las personas dejan fuera de la vista sus pertenencias y sólo es cuestión de segundos para que los amantes de lo ajeno se apropien de ellas.
ESTAFA EN RESTAURANTE DE LA CDMX
El pasado 5 de junio, salió a la luz un nuevo caso de una presunta estafa de un restaurante ubicado en la calle Monte de Piedad, en el Centro Histórico de la CdMx, fue denunciado por una usuaria en redes sociales.
A través de su cuenta de Facebook, la mujer compartió su mala experiencia con un restaurante cercano al Zócalo capitalino a fin de que nadie caiga en el fraude.
“Desafortunadamente el día de hoy fui víctima de una estafa y pues les comparto esta mala experiencia, por si llegan a esta terraza en el Zócalo capitalino, mejor se retiren y eviten a este tipo de estafadores”, expresó.
La joven relató que visitó el restaurante “El Mirador del Zócalo”, el cual está ubicado en el piso seis del edificio número 11, en la calle Monte de Piedad a un costado del centro de la capital.
La mujer contó que se percató que los precios eran altos, sin embargo, lo aceptó y decidió comer ahí, pero al pedir la cuenta ésta ascendía a los mil 540 pesos y no de 850 como ella había hecho su cálculo. Ante esto, pidió una explicación al mesero a lo que éste le dijo que en la cuenta iba incluida la propina, un cobro de hoss y un cover por persona.
“Para empezar los costos son exagerados, pero en fin, lo acepté ya que sabemos que en ese tipo de lugares es lo que cobran, todo estuvo bien hasta que pedí la cuenta. Mi cuenta inicial era de 850 pesos que de la nada en la cuenta de consumo era de 925 y ya con su servicio el total era de mil 540 Pesos. Obviamente le pedí al mesero que me explicara el porqué de esa cuenta. Él me dice que va incluía la propina, un cobro de hoss y un cover por persona”, dijo.
No conforme, la mujer decidió leerle al mesero la ley del consumidor para hacerle ver que ningún establecimiento puede exigir una propina, ya que ésta es voluntaria, por lo que ella dijo que sólo pagaría su consumo. No obstante, contó que el mesero se puso intimidante con ella mientras que otros cuatro hombres llegaron cuando la joven estaba reclamando la cantidad en su cuenta.
“Le leí inmediatamente que en la Ley del consumidor data que ningún establecimiento puede exigir una propina de ningún tipo de porcentaje, ya que la propina es voluntaria, y lo de su cover en ningún lado estaba mencionado dicho cobro. Obviamente me aferré argumentándole que no le iba a pagar más que mi consumo. El mesero se puso tan intimidante al punto de que casi estaba encima de mí. Estuve en total desventaja, ya que iba acompañada sólo de mis hijos y pues sí te intimidan porque cuando le empecé a reclamar de la nada aparecieron cuatro hombres más.
Finalmente, la denunciante narró que decidió pagar la cantidad, pues temía por su integridad y la de sus hijos. Asimismo, refirió que al intentar buscar el lugar en Internet, éste no aparece. Además, la mujer señaló que pondría una queja ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
“Se pusieron algo pesados conmigo y temí por la integridad mía y de mis hijos ya que en la parte de abajo de este edificio se observa gente muy fea que obvio están coludidos con ellos. Cuando le pedí la cuenta para sacarle foto me la negó y pues claro por obvias razones, pero pude tomarle la foto. Curiosamente intenta googlear el lugar y no lo encuentras por ningún lado, los meseros no portan uniforme, están vestidos de una manera tan común que pasan desapercibidos, en ningún momento dudé de la calidad del servicio, ya que que es un lugar acogedor, no se ve de mala muerte, pero en fin las apariencias engañan. Obviamente interpondré mi queja en la Profeco, pero si ustedes llegan a encontrar este lugar, omítanlo inmediatamente”, concluyó.