Violencia, Inseguridad y Votos

20/03/2014 - 12:00 am

En esta ocasión estimado lector, me daré una licencia para compartir algunas consideraciones respecto a un trabajo de investigación que me encuentro realizando actualmente y parte de una premisa fundamental como lo es: ¿Existe alguna relación entre el comportamiento electoral y los hechos de violencia e inseguridad que han estado presentes en los últimos procesos electorales en México?.

Normalmente se habla de los porcentajes del PIB (Producto Interno Bruto), números, escalas, variables, medias, modas, pero intento plantear un problema en un campo todo terreno, así que hablaré de lo que yo llamo VIV (Violencia, Inseguridad y Votos).

Derivado de lo anterior, intentaré mostrar brevemente en 3 entregas las posibles explicaciones acerca del comportamiento electoral aportando ciertas evidencias que me parecen dignas de considerar en cuanto a que la presencia de diversos factores como los son la inseguridad, la violencia y los vínculos políticos propician efectos colaterales, que sin duda afectan o perjudican el comportamiento y preferencias electorales, dejando un resquicio de una posible sensación ciudadana de ingobernabilidad.

Con anterioridad en México y en toda América Latina en general se han desarrollado ciertos marcos teóricos que ponderan el carácter explicativo de factores como el ingreso, características psicosociales y la evaluación retrospectiva, expresados en el análisis de los vínculos programáticos que son vistos como asuntos de carácter meramente clientelares y personalistas que se establecen entre partidos y electores.

Es decir en términos “coloquiales” lo que conocemos como chayote o el funcionamiento casi perfecto de las redes de colonos, de seccionales, juntas de vecinos, el tinaco por un voto, el mantel por otro, 100 pesos por ir a votar y 50 por cada familiar, apoyos sectorizados y disfrazados de dependencias municipales, estatales y federales, “maíz, leche, despensas” vamos, sabemos usted y yo perfectamente de lo que estamos hablando.

En este sentido y en un plano académico considero que existe una laguna que me propongo analizar y posiblemente aportar un granito de arena, partiendo en un principio de la utilización de dos modelos de investigación, como lo son: el modelo de gobernabilidad y el de vínculos políticos, concatenados con el sentir ciudadano de inseguridad como criterio que asumen los electores en el momento de definir sus preferencias electorales.

Tengo rondando en mi cabeza la idea de que nosotros los potenciales electores percibimos mejor o peor a un candidato respecto a las consideraciones que este nos brinda para asegurarnos la gobernabilidad política y la seguridad, es decir no sólo se trata de compromisos cumplidos, de firmas ante notarios o de elegir una pareja que lo acompañará durante el proceso electoral capturando sonrisas y adhiriendo votantes que se rinden ante el estrellato y fama de una dama.

El hecho de que algunos candidatos sean percibidos como mejores o peores respecto a las condiciones para asegurar la gobernabilidad política y la seguridad, constituye un criterio adicional en la selección del candidato, junto con factores decisivos como lo son la propia ideología partidista o el discurso oficial y las acciones de gobierno.

Entonces, no queda otro camino que poner todos estos conceptos (ingredientes) en el recipiente de la democracia e intentar obtener la receta adecuada, sazonada con algo de lo electoral.

Incorporaré comportamiento electoral, participación ciudadana, abstencionismo, compra y coacción del voto pero sobre todo la Violencia en las elecciones como factores multinominales en busca de la “receta secreta”.

Debo advertir que el planteamiento y ejercicio experimental lo realicé con los datos obtenidos a partir de la elección presidencial en México del año 2012, ya que sin duda esta elección tuvo todos los ingredientes necesarios para el análisis que me propuse abordar de manera personal.

La evidencia empírica consiste en un primer acercamiento al análisis de datos en donde obtuve indicadores respecto a obstáculos para un eventual gobierno, analizando el sentir ciudadano respecto a las consideraciones de gobernabilidad y la relación que guarda con los vínculos políticos como lo son: ideología, el voto inmediato anterior, nivel de ingreso, sexo, edad, cualidades personales del candidato, clientelismo, la identificación partidista y la confianza en el órgano comicial.

Es así que la investigación que me propongo compartirle pienso que resulta interesante pues se nutre de la intención del votante que nos permite determinar el comportamiento electoral del pasado proceso federal.

Nos vemos la próxima semana, para platicarle el planteamiento y compartirle algunos resultados obtenidos a ver qué le parecen.

Raúl Flores Rodríguez
Doctorando en Gobierno y Administración Pública por la Universidad Complutense de Madrid, Maestro en Gobierno y Gestión Pública por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) Santander, España, Licenciado en Derecho, Especialista en Derecho Electoral, Calidad de la Democracia, Consultoría Política-Electoral, Narcotráfico y Seguridad, Director General de Nexo Estudios.
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