En la época anterior a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) existía una palabra muy usada en esos tiempos: fayuca. El término viene del latín badium y en nuestro país lo empezaron a poner de moda los presos que vendían baratijas en los patios de las cárceles. Luego se refirió con ese término a quienes contrabandeaban mercancías de Estados Unidos y las introducían ilegalmente a México. En el entonces Distrito Federal el término le dió fama al barrio de Tepito.

Por su carácter ilegal la práctica estaba asociada con bandas que no pocas veces practicaban la violencia. Ese es indudablemente uno de los principales problemas del contrabando en todo el mundo.

El TLCAN disminuyó dramáticamente esta práctica al permitir el libre comercio legal de muchos productos y la regularización de su comercio dentro del país. Como sabemos, la industria automovilística fue de las que más prosperó a raíz de la apertura comercial entre Estados Unidos y México.

A pesar de esto, otra práctica famosa entre nosotros, la circulación de autos introducidos a nuestro país de manera ilegal – los llamados autos chocolate – no ha dejado de existir.

Lo que yo llamo «contrabando rodante» es un ejercicio desleal que afecta a los negocios legítimos de compraventa de autos y de la enorme industria anexa, poniendo en riesgo miles de empleos y, en última instancia, el crecimiento de México.

Dado que en nuestro país somos cada vez menos tolerantes con estas prácticas ilegales, se formaron pequeños negocios para legalizar a los «autos chocolate». Es cierto que esta práctica antes era más bien un negocio de pocos, que podía realizarse por medio de amparos fraudulentos. El problema es que también se convirtió en un recurso electorero en entornos fronterizos y rurales.

El actual gobierno emitió un decreto publicado el 19 de enero del 2022 en el Diario Oficial de la Federación con el fin de regularizar la circulación de estos autos. De acuerdo con cifras fidedignas, desde la puesta en marcha del decreto, se han regularizado poco más de 2 millones de autos chocolate en circulación.

De acuerdo con Guillermo Rosales, Director de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), esta cifra rebasa lo previsto por el gobierno federal, ya que no hubo una metodología para su cálculo.

Es muy posible que el decreto haya tenido como objetivo promover el ingreso al país de más autos no autorizados, ya que no existe ninguna salvaguarda para saber si estos ingresaron antes o después del 19 de octubre del 2021, supuesta fecha límite para permitir su entrada.

Para evitar que esta cuestión sea utilizada electoralmente por estrechos intereses políticos se vuelve apremiante que el Congreso de la Unión y los estatales legislen en materia fiscal y económica con el objetivo de evitar que decisiones tomadas sobre las rodillas puedan afectar las cadenas de valor de una industria estratégica para nuestro país, como es la automovilística.

El porvenir promisorio de México requiere que se respete el estado de derecho y se garanticen condiciones idóneas para la inversión a quienes tienen el cuidado de abrir un negocio lícito contra la competencia desleal de los que violan la Ley.

Ya es tiempo de tener gobiernos que velen por los intereses de los ciudadanos que respetan nuestro marco constitucional.

Gustavo de Hoyos Walther

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Abogado y empresario. Ha encabezado diversas organizaciones empresariales, comunitarias, educativas y filantrópicas. Concentra su agenda pública en el desarrollo de líderes sociales (Alternativas por México), la participación ciudadana en política (Sí por México) y el fortalecimiento del estado de derecho (Consejo Nacional de Litigio Estratégico).

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