El escritor británico Hanif Kureishi tiene “La última palabra”

20/02/2015 - 12:05 am
El escritor de Intimidad y su tan esperado regreso a la novela. Foto: Facebook
El escritor de Intimidad y su tan esperado regreso a la novela. Foto: Facebook

Ciudad de México, 20 de febrero (SinEmbargo).- Mamoon Azam es un monstruo sagrado, una vieja gloria literaria que ya ha escrito sus grandes obras y es un autor consagrado, pero cuyas ventas decrecen. Y sin esas ventas se le hace difícil poder mantener la casa en la campiña inglesa que comparte con su actual esposa, Liana, una italiana con carácter y bastantes menos años que él, a la que conoció y enamoró en una librería.

Liana, de acuerdo con el joven y desenfrenado editor de Mamoon y el renuente beneplácito de éste, urde un plan para mejorar las finanzas familiares: encargar una biografía que servirá para revitalizar su figura en el mercado literario.

La sinopsis promete. Se trata de La última palabra, el nuevo libro del escritor británico Hanif Kureishi, célebre por libros prodigiosos como El Buda de los suburbios, Intimidad y Siempre es medianoche, entre otros testimonios de una literatura donde las relaciones humanas, los vínculos sexuales y sentimentales entre hombres y mujeres de la mediana edad, el tema del lenguaje y el choque de culturas, construyen un universo personal y muy cercano a la experiencia real de los muchos lectores que tiene en el mundo.

Vale recordar en estos tiempos de Premios Oscar, que Kureishi, nacido en Londres en 1953, fue también candidato a la estatuilla dorada por el guión de Mi bella lavandería, dirigida en 1985 por Stephen Frears y protagonizada por un entonces jovencísimo Daniel Day-Lewis, a la sazón uno de los mejores amigos del escritor.

De origen paquistaní, estudió filosofía en el King’s college de Londresy allí empezó a escribir para el teatro; ganó el George Devine Award con Outskirt.

Hizo también los guiones de Sammy y Rosie van a la cama (otra de Stephen Frears) y Londres me mata (esta última dirigida por él mismo).

“Kureishi es un escritor joven, capaz de reconocer algo del desasosiego de Kerouac y reciclarlo en un libro de colores y olores inconfundiblemente británicos y capaz de hablar de Sam Shepard, de los Rolling Stones, David Bowie, Scorsese, los Doors, Nick Lowe, Elvis Costello, los Sex Pistols o Ian Dury con propiedad, con un estilo sencillo y un sentido del humor brillante, pero no frío, que lo cuestiona todo, incluido el propio autor, con asombrosa sinceridad”, ha dicho con acierto el escritor madrileño Ray Loriga.

SU MEJOR LIBRO DESDE “EL BUDA DE LOS SUBURBIOS”

La crítica anglosajona ha recibido con los ojos y el corazón abiertos el nuevo trabajo de Kureishi. Desde John Sutherland, del The Times, que dicho que el autor ha confeccionado “una obra mayor sobre un importante tema literario”, hasta Max Davidson, del Mail On Sunday, que ha destacado el plausible regreso de Hanif 2a sus temas originales: la familia, la raza y la identidad).

Para el famoso escritor, La última palabra (editada en español por Anagrama) narra la historia de “un personaje desagradable, un provocador, un hombre despreciable”, según se lo hizo saber a la periodista Astrid Riehn, en una entrevista exclusiva publicada por el periódico argentino Página 12, donde entre otras cosas se libró de culpas por las peculiares teorías literarias que esgrime su criatura.

“Las visiones de Mamoon sobre todos esos escritores no son las mías en absoluto. Es apenas un personaje. En cierto sentido por supuesto que es parte mía, pero yo tengo mis propias opiniones. Cuando escribes un libro creas antagonismos y provocaciones. La función de un escritor de ficción no es contar la verdad, sino contar mentiras. Cuando quiero expresar mis opiniones, escribo un ensayo.”, dice Kureishi.

El autor que fuera candidato al Oscar por el guión de Mi bella lavandería. Foto: Facebook
El autor que fuera candidato al Oscar por el guión de Mi bella lavandería. Foto: Facebook

A una pregunta de Riehn, Hanif contesta positivamente y admite que en nuestra sociedad “idealizamos a los escritores”.

Y relativiza: “Pero desde cierto punto de vista creo que es una gran idea, ya que los escritores hablan por nosotros de forma muy directa a través de sus palabras. Y hay muchos escritores, artistas y periodistas, por ejemplo en Pakistán o China, que están encarcelados por sus palabras, y otros como Salman Rushdie, sobre los que pesa una fatwa. En un mundo en el que hay fascismo, silencio y opresión, la capacidad de hablar y la independencia política de un escritor son profundamente importantes”, afirma.

A propósito de su narrativa centrada mayormente en la gente de la mediana edad o incluso más vieja, Kureishi confiesa que de ese modo se libra del “aburrimiento” que le causaría escribir sobre veinteañeros enamorados.

“Cuando era adolescente, una persona de 40 años era una persona mayor. Y ahora tengo amigos de 70 años iniciando relaciones, casándose, volviéndose a casar e incluso teniendo hijos. El mundo cambió y me parece un tema interesante. Me gusta mirar a mi alrededor y descubrir temas de los que nadie está escribiendo. Eso me inspira. Cuando empecé a escribir sobre el fundamentalismo islámico nadie más lo hacía”, expresa.

Para el escritor, la conexión con los demás resulta un freno a la violencia y al fanatismo y en ese vínculo el lenguaje artístico cobra preponderancia.

“El lenguaje nos une, nos vincula con otra gente. La violencia es una función de la impotencia y de la humillación. Cuando lees una poesía o un cuento o ves una película que te conmueve te sientes conectado con otros. En mi adolescencia me sentía muy aislado, incluso de otra gente como yo. Lo que me conectó con los demás fueron la literatura y en especial la música pop de los ’60 y ’70, que me hizo sentir menos vulnerable y solo. La literatura une simbólicamente a la gente, especialmente cuando hay dando vueltas racismo de cualquier tipo: antisemitismo, islamofobia, discriminación contra gays… la cultura nos conecta. Para eso tenemos una cultura”, dice.

“Vivimos tiempos peligrosos en los que la gente puede morir, como pasó con Charlie Hebdo. El hablar o no es una cuestión de conciencia. Pero también creo que los artistas, intelectuales y escritores debemos vivir a lo largo de esa frontera entre lo que se puede decir y lo que no. Debemos hablar una y otra vez sobre sexualidad, política, democracia, dinero, las cosas que nos interesan a la mayoría. Una de las cosas que están pasando, por ejemplo en China, es que se puede tener dinero sin una democracia. Es decir, puedes tener capitalismo con un alto estándar de vida sin la posibilidad de hablar libremente. Y creo que poder hablar libremente es tan importante como cualquier estándar de vida”, concluye.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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