LECTURAS | “Adiós eterno. Los últimos días del divo Juan Gabriel”, de Javier Herrera y Juan Navarro

20/01/2018 - 12:05 am

La vida de Juan Gabriel ha sido motivo de películas, programas televisivos especiales y series impresionantes. El más grande ídolo de la canción popular mexicana, cuyo talento lo llevó a ser reconocido en España, Estados Unidos y Sudamérica, trabajar con grandes intérpretes como Rocío Dúrcal o Rocío Jurado y conmover hasta las lágrimas a los asistentes a sus conciertos, tiene aún algunos misterios pendientes sobre su intimidad, sus hijos, los personajes más cercanos en su vida y su tragedia familiar.

Ciudad de México, 20 Riguroso y con información confidencial y de primera mano, los destacados periodistas del mundo del espectáculo, Javier León Herrera y Juan Manuel Navarro, nos ofrecen en este libro dulce y terrible, tierno y trágico, los últimos días del compositor idolatrado, las últimas horas del ser humano atormentado por su pasado, lastimado por su familia por sus preferencias sexuales y golpeado física y existencialmente por no lograr la aceptación de sus seres más queridos.
Se destaca al Juan Gabriel sin vestimentas extravagantes ni oropeles, se hace un retrato del ser humano sensible, tocado por enfermedades físicas y con una tristeza eterna que bien supo plasmar en sus canciones.

Adiós eterno (Penguim Random House) habla de sus amores y de quienes se alejaron de su camino, por muerte o diferencias personales, habla de sus ilusiones y del impresionante carisma que el cantante, el escritor de canciones, el hombre dios del espectáculo, empleó con maestría para literalmente encantar a los públicos más exigentes entre los que se encontraban mandatarios, empresarios y actores de talla mundial. Sin duda en estas páginas está el rostro humano más intenso de Juan Gabriel, el autor de un centenar de canciones que definió al amor, al abandono y a la desolación amorosa quien después de amar con tanta pasión y de igual forma ser amado, murió para dar paso a la leyenda.

Adiós eterno, los últimos días del divo. Foto: Especial

Fragmento del libro Adiós eterno, de Javier León Herrera y Juan Manuel Navarro, con autorización de Aguilar y Penguin Random House

Suele suceder. Al terminar este libro decidimos que lo primero que tenías que leer fue lo último que se escribió en este Adiós eterno al divo inolvidable que será siempre Juan Gabriel. Estas primeras líneas fueron las penúltimas escritas, desde la más sentida emoción, y surgieron casualmente el domingo 27 de agosto de 2017, el mismo domingo que un año antes, y justo a estas mismas horas, expiraba Alberto Aguilera Valadez. Fue el momento de improvisar una oración por su alma, encender una vela y anteponer, como preámbulo, nuestro más profundo respeto y admiración, que adjuntamos a la más rigurosa profesionalidad, a la hora de abordar esta obra cuyo protagonista fue para muchos, sin duda alguna, el más grande y prolífico talento y genio compositor de la música latina de todos los tiempos.

La Tierra dio una vuelta entera alrededor del sol. Desafortunadamente, en ese tiempo, se ha explorado más en los pleitos relacionados con su herencia que en el tremendo legado musical que nos dejó, algo que no lo debe tener precisamente contento en el otro mundo. Pero el planeta seguirá en su traslación y estamos convencidos de que llegará el día en que acabará prevaleciendo, como era su deseo, el fulgor musical de la inmensa estrella que fue; uno de los iconos más grandes de la música popular mexicana. Este libro profundiza, por un lado, en el ser humano que había detrás del mito, en sus últimas horas de vida, en los esfuerzos de Alberto por sobreponer sus luces para borrar las sombras de su mundialmente famoso álter ego con un arrepentimiento sincero; por otro, en la crónica de los acontecimientos vividos en los últimos días, para aclararlos, cambiar especulaciones por hechos contrastados con fuentes exclusivas y paliar el enorme malestar que el discutible manejo del post mortem y el hermetismo provocaron entre sus millones de seguidores, entonces privados de información y de un último adiós de cuerpo presente, una despedida que además debía simbolizar el vínculo eterno con su ídolo, un adiós que quería y pretendía ser tan inmortal como su legado. Descubrirán una hermosa frase que Alberto Aguilera pronunció al respecto pocos días antes de morir. Esperamos que al final puedan reflexionar sobre una clara moraleja derivada de su actitud: es posible que muchas personas se equivoquen con sus decisiones, pero no hay mayor error en la vida que la ausencia del perdón.

Para comenzar esta investigación formulamos una serie de interrogantes respecto a los hechos, sin prejuzgar de ninguna manera a nadie por lo sucedido. No recabamos prueba alguna de mala intención de nadie y sí, por el contrario, muchos testimonios que apuntan al propio cantautor como director solitario de su destino. Las inquietudes planteadas las trasladamos a todas las fuentes y el sentido común apunta a que una persona de su edad, con un estado de salud muy delicado y un cuadro médico lleno de serias y graves advertencias, no es la más idónea para arrancar una gira de 22 conciertos en Estados Unidos, máxime teniendo en cuenta que cada concierto de Juan Gabriel era un maratón de más de tres horas. ¿Por qué lo hizo? Todo apuntaba a que era una decisión arriesgada y nada debe estar por encima de la salud. En ese caso, ¿qué le llevó a tomar esa peligrosa decisión?

En abril de 2014, Juan Gabriel ya había sufrido un grave percance de salud que casi acaba con su vida en Las Vegas, donde tuvo que permanecer hospitalizado varias semanas, en coma inducido. Un aviso lo suficientemente serio como para haberse dado un largo y terapéutico descanso. Sin embargo, esta pausa en su carrera duró muy poco, apenas lo necesario para retomar fuerzas, incluso optimizar la voz. Después de pasar por tal tregua, volvió a apretar el acelerador. No se demoró en retomar la gira que tuvo que interrumpir por tan delicado accidente de salud. Completó 20 conciertos. Programó para el segundo semestre de 2016 otros 22, pero entonces su salud ya no lo resistió.

La última y alarmante advertencia fue tan solo ¡tres días antes de morir! Aun así no desistió. Como leerán, tuvo otro serio aviso cuando regresaba a su casa de Santa Mónica de un corto paseo, que se hizo muy largo debido a su condición física tan deteriorada y problemas respiratorios y cardiovasculares severos. Juan Gabriel casi se desvanece en la famosa playa de Muscle Beach, a menos de 200 metros de su casa, en la que cayó exhausto sobre una banca sin asistencia médica alguna. Evidentemente conocía su delicada situación, aunque prefirió ignorar aquel incidente. ¿Por qué decidió seguir y no buscó asistencia médica? No es difícil adivinar que cualquier doctor hubiera desaconsejado, cuando no prohibido rotundamente por prescripción médica, el concierto del día siguiente, el viernes 26 de agosto. Le habían programado una cita médica al llegar a Texas para el show del día 28, aunque no sabemos si tenía pensado cumplirla. En cualquier caso, era demasiado tarde.

Podía esgrimir esta fuerza mayor para cancelar la gira y cuidarse. Ante las pruebas tan palpables sobre su estado de salud, nadie hubiera podido tener otra reacción que la comprensión más absoluta. Resulta inviable elucubrar con el hecho de que pudieran presionarlo para no descansar a sabiendas de que había un alto porcentaje de que sucediera lo que finalmente ocurrió. Nos consta, y así lo van a leer, que se quejó antes de iniciar esta última gira, se sentía cansado, pero entonces, ¿por qué no paró? Él tenía siempre la última palabra, por mucho que Iván Aguilera, en este caso en su papel de representante y no de hijo, planeara más trabajo, Juan Gabriel siempre podría decir basta. Dado su inmenso patrimonio no creemos que necesitara seguir por cuestiones meramente pecuniarias. ¿Entonces, por qué? “Solo desafía a la muerte quien no le teme al hecho —según él mismo decía— de dejar de respirar.”

No nos podemos olvidar, en busca de respuestas, del propio temperamento del cantautor, doble personalidad en este caso, como podrá el lector descubrir a lo largo del libro y principalmente en las íntimas pláticas que sostuvo en la víspera de su muerte con una persona muy allegada a la que abrió su alma de par en par. De estas pláticas y de las consultas hechas a otras personas que llegaron a ser grandes e íntimos amigos suyos, podría deducirse que Juan Gabriel era consciente del riesgo de muerte súbita que corría pero que, voluntaria o involuntariamente, no quiso hacer nada para remediarlo, como si le aterrara la idea de una vejez decadente y sombría de Alberto Aguilera, en la que el personaje de Juan Gabriel hubiera dejado de ejercer como tal. Él pretendía todo lo contrario, que fuera Alberto el que sucumbiera para dejar en la inmortalidad al personaje popular, al coloso inmarcesible subido en un escenario para morir con las botas puestas. Y así fue como sucedió.

La muerte de Juan Gabriel, el 28 de agosto de 2016, dos días después del tercer espectáculo en California de su nueva gira MéXXIco es todo, conmocionó el mundo del espectáculo latino y dejó un enorme vacío entre los millones de fans del cantante y compositor, cuyo verdadero nombre respondía a las iniciales de AAV, Alberto Aguilera Valadez, mundialmente conocido como El Divo de Juárez, apodo que sin demasiada difusión algunos quisieron rebautizar como El Divo de México o El Divo de América, que dejaba de ese modo para la inmortalidad casi medio siglo, concretamente 45 años, de una carrera inigualable.

Fue un desenlace no esperado por la mayoría de los millones de seguidores y admiradores que recibían incrédulos la noticia, adelantada por Televisa Espectáculos en exclusiva mundial y que rápidamente corrió como pólvora encendida por los diferentes medios internacionales y por la inmediatez de las redes sociales. La reacción del universo latino entero, entre el shock, el dolor, la perplejidad y el llanto, fue proporcional a la enorme dimensión del artista.

La muerte lo sorprendió mientras desarrollaba la serie televisiva autobiográfica de 13 episodios Hasta que te conocí y en pleno apogeo de cifras que son convenientemente destacadas por la oficina de prensa que promueve la gira MéXXIco es todo 2016, quien apuntaba que su álbum Los Dúo había sido el más vendido en 2015 dentro del ámbito latino, y que la gira de aquel entonces había sido la más taquillera superando a sus competidores, sin rango de edad, en una proporción de 2 a 1. En un periodo de 10 meses, entre 2015 y 2016, tuvo tres álbumes número 1 en la lista Top Latin Albums y llegó a tener de manera simultánea tres álbumes en el Top 10, logro que sólo poseen 6 artistas más aparte de él.

Ha compuesto unas 1,500 canciones, algunas fuentes suben esta cifra a las 1,800. Foto: efe

EL MÁS GRANDE

Antes de avanzar, debemos entender que Juan Gabriel no era uno más. Por el contrario, estamos ante el más grande. Un talento único y difícil de repetir, con una capacidad musical para componer y cantar fuera de lo común, un genio. Una ocasión, en su casa de Las Vegas, fue capaz de improvisar y componer la letra de una canción recitándola con tan sólo seguir el compás de la música que previamente había escrito para deleite de los presentes. Muchas grabaciones las hacía de un solo tirón, hasta usaba una técnica particular al acabar, no quería que le bajaran el volumen, sino que él mismo se iba rodeando la boca con la mano mientras se agachaba para que se fuera perdiendo el volumen de la voz frente al micrófono.

Estamos ante el compositor más prolífico que ha conocido México, es el que más canciones registradas tiene en su país y el cantautor que más ingresos por concepto de regalías ha generado a la SACM. Juan Gabriel rebeló en su día que su primera canción fue escrita a los 13 años de edad y se titulaba “La muerte del Palomo”.

En 1971 firmó su primer contrato con una disquera, la RCA, luego de haber sido rechazado por otras, entre ellas la CBS, y lanzó el sencillo “No tengo dinero”. De acuerdo con la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación, el 4 de agosto de ese año es la fecha que oficialmente se maneja como día de nacimiento del artista Juan Gabriel, el mismo mes casualmente para el principio y para el fin. En vida era el único compositor que había recibido todos los reconocimientos que se pueden otorgar a alguien dedicado a la música en Latinoamérica.

En su otra faceta, la que lo hizo tremendamente popular, la de intérprete, estamos delante del artista con mayor capacidad de convocatoria de público en cuanto escenario se presentaba. En el año 2000 reunió a 350,000 personas en su concierto en el Zócalo de la Ciudad de México, récord que hasta la fecha nadie ha podido lograr. En Estados Unidos, donde precisamente acababa de comenzar la nueva gira MéXXIco es todo, no ha habido cantante que pudiera igualar sus “Sold Out”. Sus tres horas largas de show, su entrega absoluta e incondicional hasta la extenuación, su folclor inconfundible de lentejuelas, su ritmo, sus alegres contoneos y su interpretación apasionada se vendían en taquilla como pan caliente. Lugares tan emblemáticos en el campo del espectáculo como Las Vegas o Los Ángeles no han visto a un intérprete latino convocar más aforo de lo que él lo hacía.

En 1990 se unió al precedente de Lola Beltrán y su mariachi, y escribió una nueva página histórica dentro de la música contemporánea mexicana al ser el primer cantante popular en presentarse en el Palacio de Bellas Artes, el recinto cultural más selecto, importante y prestigioso del país, inaugurado en 1934, declarado monumento artístico en 1987 por la Unesco, obra del arquitecto italiano Adamo Boari, reservado como su nombre indica para las consideradas bellas artes como la lírica, la música clásica, la danza o las exposiciones de obras de arte; por sus tablas han pasado leyendas de la talla de María Callas, Luciano Pavarotti, Plácido Domingo o Mstislav Rostropóvic entre otros. Aunque no faltaron las voces críticas de los más puristas (recordada es todavía en México una crónica de Carlos Monsivais al respecto), la personalidad de Juan Gabriel arrolló; aquel concierto fue su primer álbum en vivo, un éxito rotundo, con la Orquesta Sinfónica Nacional, que repetiría en 1997 para celebrar sus 25 años de carrera, y posteriormente en 2013.

Fue precisamente ahí, en el vestíbulo del Bellas Artes, donde su hijo Iván Gabriel depositó temporalmente sus cenizas tras su muerte, el domingo 5 de septiembre, en una urna de madera con la imagen de la Virgen de Guadalupe y las iniciales AAV, para que recibiera el tributo de México y uniera su nombre al de otros mitos homenajeados póstumamente en tan emblemático lugar como María Felix, Octavio Paz, Carlos Fuentes y Chavela Vargas.

Repasemos otros datos que nos muestran la verdadera magnitud del fenómeno Juan Gabriel:

–Sus canciones han sido grabadas en diversos idiomas: turco, japonés, alemán, francés, italiano, tagalo (Filipinas), griego, papiamento (Curaçao), portugués e inglés, y han sido cantadas por aproximadamente más de 1,500 artistas de todo el mundo, entre las mayores celebridades que lo hicieron están: Rocío Dúrcal, Isabel Pantoja, Julio Iglesias, Rocío Jurado, Pimpinela, Massiel, Cristian Castro, Chayanne, Plácido Domingo, Chavela Vargas, Marc Anthony y Selena.

–Quien fuera secretario de Cultura de México, Rafael Tovar y de Teresa, declaró que Juan Gabriel “es parte de nuestra idiosincrasia y nuestra identidad”.

–Según la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), cada 40 segundos se escucha en el mundo un tema escrito por Juan Gabriel.

–Acredita 150 millones de álbumes vendidos como intérprete, según datos de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación, a los que debemos sumar 75 millones de discos vendidos como productor. Recuerdos II (1984) vendió 16 millones de copias y se hizo la producción más vendida en toda la historia de México.

–En 2015, la revista Billboard lo situó en el puesto número 18 de artistas con más ganancias gracias a los 31.8 millones de dólares que consiguió en el tour de ese año, sólo en Estados Unidos y Puerto Rico. En Estados Unidos ya había recaudado 11.6 millones de dólares según Billboard.

–Según Nielsen Music, Los Dúo fue el álbum latino con mayores ventas en 2015 en Estados Unidos (131,000 copias físicas), y una semana antes de su muerte, su más reciente álbum Vestido de Etiqueta debutó en el número 1 de discos latinos de Billboard, con 100,000 copias, quinta vez que alcanzaba este resultado.

–Tiene tres días oficiales en el calendario dedicados a su talento, el 16 de septiembre y el 17 de diciembre, en Las Vegas, y el 7 de octubre en Los Ángeles.

–Juan Gabriel entró al Pabellón de la Fama de Billboard en 1996 y recibió una estrella en el Paseo de Hollywood, en 2009.

–En 2009 la Academia Latina de la Grabación le nombró “Persona del Año” en el Latin Grammy, y según LARAS, ha compuesto unas 1,500 canciones, algunas fuentes suben esta cifra a las 1,800.

Es fácil entender con todo lo anterior que el último domingo de agosto de 2016 millones de personas se vistieran de luto y lloraran la partida del mito. Quienes esperaban boleto en mano para asistir a su show en El Paso, Texas no acababan de creérselo. Las fans que se habían tomado la última foto poco antes del show de Inglewood, menos todavía.

Algunos de sus más allegados evitaban pensar que podía llegar un día en el que se parara el contador de cifras anteriormente expuesto. Aun sabiendo muchos de ellos que el estado físico del cantante no era el más adecuado y que dos años antes estuvo muy delicado de salud, postrado en un hospital de Las Vegas, Nevada, confiesan abiertamente que la noticia los dejó helados. Para ellos no era la crónica de una muerte presagiada. Sí lo fue para la persona con la que Juan Gabriel encontró en sus últimos días de vida una especie de diván para dar un repaso a algunas de sus más íntimas inquietudes, persona a la que confesó algunos de sus desasosiegos. Pláticas profundas que fueron las últimas confesiones del Divo de Juárez.

¿Qué hizo esos últimos días de vida? ¿Dónde comió? ¿A quién vio? ¿De qué hablaba con su gente más cercana? ¿Con quién se confesó como ser humano? ¿Con quién se enojó? ¿Presagiaba Juan Gabriel que el adiós estaba cerca? Como autores, tras proceder a narrar esas y otras respuestas, después de cuanta información hemos recabado y estamos compartiendo, creemos que sí. De otro modo no se entienden sus gestos y su actitud en los días previos a aquella mañana dominical de Santa Mónica que se acabó vistiendo de luto. Ustedes mismos al final de la lectura podrán sacar su propia conclusión. ¿Dedicó los últimos días a hacer un recorrido por lugares que habían sido parte de su vida como queriéndoles dar, tanto a ellos como al mundo, un último adiós?

Posteriormente nos adentraremos en el día de los hechos y en los “días después”. La causa de la muerte fue oficialmente declarada como “ataque al corazón”. Así consta en los documentos legales de obligado cumplimiento en California, no obstante el día de los hechos testigos manejaron otra posible causa, como veremos al final. La inquietud sobre lo sucedido en aquella casa de Santa …

Los periodistas que hicieron el libro: Javier León Herrera y Juan Manuel Navarro Salinas. Foto: Especial

Javier León Herrera autor y periodista español afincado en Colombia, con larga trayectoria en medios escritos y audiovisuales con cargos de responsabilidad y 10 libros publicados, entre ellos Luis Mi Rey (base de la serie televisiva de la vida de Luis Miguel), la biografía de Andrés García, Hombres G, El Tigre de Dios (vida del internacional colombiano Radamel Falcao) y la novela La Bella y el Narco, estos últimos publicados por Penguin Random House. @javierleonherrera

Juan Manuel Navarro Salinas (Ciudad Valles, San Luis Potosí) posee una trayectoria de 26 años en periodismo de espectáculos, comenzó en El Norte, luego El Universal, La Opinión y Hoy. Colaborador de Caras, Vanidades, Eres, Tv y Novelas, Tele-Guía, Esmas.com, Quien, Hola! y The Grosby Group. Corresponsal de Televisa Espectáculos en Los Ángeles 17 años con más de 500 entrevistas de celebridades. Colaboró en Luis Mi Rey. Productor independiente para Univisión y creador del programa de radio Reporte Hollywood y web reportehollywood.com. Es su primer libro en calidad de coautor. @juannavasal

Llenaba recintos, cantaba por horas, llegó a vender 100 millones de discos… ese era «El Divo de Juárez»

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