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Germán Petersen Cortés

20/01/2015 - 12:01 am

Liderazgo quebrantado

Si bien el liderazgo presidencial no basta para que un país supere momentos difíciles, cuando este liderazgo está quebrantado resulta mucho más complicado, cuando no imposible, superar tales tiempos críticos. El Presidente y el gabinete federal abren el año con su liderazgo partido por la mitad. Entre lo que se llevaron los últimos meses de […]

Si bien el liderazgo presidencial no basta para que un país supere momentos difíciles, cuando este liderazgo está quebrantado resulta mucho más complicado, cuando no imposible, superar tales tiempos críticos. El Presidente y el gabinete federal abren el año con su liderazgo partido por la mitad. Entre lo que se llevaron los últimos meses de 2014 destaca la confianza ciudadana en las aptitudes del Presidente y de su equipo para encarar las amenazas que asedian a la nación. Hoy, el Presidente está extraviado, su staff pasó de los errores sucesivos a la impericia para recuperar el terreno perdido, y en el gabinete coexisten, con algunas excepciones, secretarios insostenibles y otros que, a dos años del comienzo del sexenio, no tienen idea de qué hacer con el poder que tienen.

Actualmente, la característica principal del titular del Ejecutivo es su desorientación. Ayotzinapa y los nexos del Presidente y del secretario de Hacienda con Higa le movieron de tal manera el tablero al mexiquense que hasta la fecha no tiene claro dónde quedaron las fichas y qué quiere hacer con ellas. Lanza arengas, hace anuncios, se reúne con los secretarios, pero no marca la ruta. ¿Hacia dónde tratará de encaminar al país en los más de 46 meses que le quedan a su administración?

Las reformas en las que tanto ha insistido el Presidente tendrán efectos, en el mejor de los casos (que, dicho sea de paso, se trata de un caso que cada día se acerca más a lo improbable), hacia finales de su administración. Así, las reformas no serán la llave para recuperar el liderazgo, incluso si se ponen en práctica –ojalá– con excelencia. Más allá de la insistencia presidencial en la implementación eficaz de las reformas, no hay señales de cuál es la ruta que el Presidente tiene en la cabeza. ¿O acaso la respuesta es ninguna? ¿Quo vadis? Del Presidente con claridad estratégica, agenda, rumbo pasamos al Presidente desnortado, sin propuestas nuevas, sin dirección.

El liderazgo del mandatario se ha debilitado por distintas razones, pero se quebró con el manejo que le dieron las autoridades federales a las múltiples crisis que enfrentaron durante el último cuatrimestre del año pasado. ¿Qué hizo el equipo de Los Pinos mientras el liderazgo del mandatario se derrumbaba con los estudiantes desaparecidos en Iguala, su casa en Las Lomas, la casa de Malinalco de Videgaray? Poco más que darle malas ideas, cuando no contraproducentes, para, supuestamente, encarar el torbellino. Ahora, aunque ya pararon los errores no forzados del staff presidencial, sigue sin aparecer la creatividad necesaria para relanzar al gobierno aprovechando el cambio de año.

De entre los fracasos del gabinete, tres han sido los mayores: la estrategia de seguridad pública, la conducción de la política económica y los conflictos de interés en las más altas esferas. Los pedazos de liderazgo presidencial que yacen en el piso solo podrán comenzar a ser unidos cuando el Presidente reconozca que no son opcionales los cambios en el gabinete si quiere salir adelante políticamente. Alguien tiene que pagar los platos rotos. El Presidente tiene que sacrificar, cuando menos, a un alto funcionario del área de seguridad y a otro del área económica. Ahora bien, para hacer frente a los conflictos de interés con Higa, el despedido tiene que ser el secretario de Comunicaciones y Transportes.

Más allá de despedir a los insostenibles, ¿qué más puede hacer el titular del Ejecutivo con su equipo para recuperar el liderazgo? Las circunstancias lo obligan a revisar uno a uno a los aparentemente “sostenibles” del gabinete, tomando en especial consideración qué políticas públicas planean implementar de aquí al 2018. Al Presidente le urge abrir nuevas agendas y contar con un equipo con las destrezas suficientes para implementarlas.

La palanca de emergencia del Presidente, a la que está prácticamente obligado, es que permanezcan en el gabinete solo aquellos secretarios y subsecretarios que, además de no ser insostenibles, tengan claro qué problemas públicos se enfocarán en resolver de aquí al final de la administración y con qué instrumentos. Los demás, es decir, aquellos que creen que gobernar es lanzar discursos y no encaminar soluciones, o bien quienes abren más flancos de los que cierran, le salen sobrando al Presidente y hay que cambiarlos.

@GermanPetersenC 

Germán Petersen Cortés
Licenciado en Ciencias Políticas y Gestión Pública por el ITESO y Maestro en Ciencia Política por El Colegio de México. En 2007 ganó el Certamen nacional juvenil de ensayo político, convocado por el Senado. Ha participado en proyectos de investigación en ITESO, CIESAS, El Colegio de Jalisco y El Colegio de México. Ha impartido conferencias en México, Colombia y Estados Unidos. Ensayos de su autoría han aparecido en Nexos, Replicante y Este País. Ha publicado artículos académicos en revistas de México, Argentina y España, además de haber escrito, solo o en coautoría, seis capítulos de libros y haber sido editor o coeditor de tres libros sobre calidad de vida.

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