CARPIZO: “SIEMPRE CUMPLÍ CON MI LABOR”

03/04/2012 - 12:00 am

Hasta el final de sus días, Jorge Carpizo MacGregor luchó por limpiar su imagen. Él, uno de los juristas más connotados de la UNAM. Él, abogado y político de primer nivel. Él, quien al paso de los años logró depurar su nombre, tras ser secretario de Estado. Él, uno de los constitucionalistas más respetados en Iberoamérica. Carpizo McGregor defendió su nombre hasta el final: la última batalla la sostuvo contra la periodista Anabel Hernández, tras una serie de aseveraciones relatadas por ella en el libro Los señores del narco.

Jorge Carpizo murió el viernes 30 de marzo, mientras lo intervenían quirúrgicamente a causa de una hernia, según informó el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, donde laboraba como investigador emérito. Al menos él, no logró saber el final de aquella demanda. La batalla se quedó sin luchador.

Rescatamos una conversación con Jorge Carpizo, quien en enero de este año, habló en exclusiva con sin embargo.mx. El tema principal en una de sus últimas conversaciones con reporteros fue la muerte del secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora. Asimismo, el deceso trágico de su correligionario Juan Camilo Mouriño, así como la entrada y salida de Francisco Ramírez Acuña y de Fernando Gómez-Mont. Expresó que al completar cinco hombres en la Secretaría de Estado más importante, el calderonismo lanza un mensaje de poca confianza. Carpizo aceptó la entrevista porque él sabía del tema. Ocupó el mismo cargo, justo en el declive presidencial de Carlos Salinas de Gortari. En la entrevista, habló de sus días en el despacho de Bucareli, hasta el momento de su renuncia.

Jorge Carpizo nació en Campeche, en 1944. Fue un gran defensor de los derechos humanos: impulsó la creación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y fue su primer ombudsman. Fue rector de la UNAM, uno de los más jóvenes en ocupar dicho puesto. Magistrado y fundador de la Academia Mexicana de Derechos Humanos. Catedrático y embajador de México en Francia. Autor de más de 20 libros, entre los que destacan La Constitución mexicana de 1917 y El presidencialismo mexicano. Recientemente fue distinguido como emérito en el Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Anabel Hernández, relata en su libro un episodio sobre  la captura de Joaquín el Chapo Guzmán y la labor de Carpizo McGregor como titular de la Procuraduría General de Justicia –PGR–, por lo que el propio jurista habría de mencionar en una entrevista a La Jornada a principios de marzo: “Insinúa que pude haberme quedado con el dinero de la recompensa de la captura de el Chapo Guzmán…” Por lo que enseguida interpuso una demanda por daño moral, tanto a la reportera como a la editorial Random House Mondadori.

Pero el propio Carpizo, de 67 años, tiempo atrás tuvo un encontronazo con el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, cuando el prelado desacreditó las investigaciones de la PGR, que aseguraban que el asesinato de Juan Jesús Posadas Ocampo, en 1993, fue por “confusión”, en medio de un fuego cruzado entre sicarios y narcotraficantes. Sandoval Íñiguez fue tajante: sostuvo que el homicidio fue perpetrado por el narco.

Antonio Gutiérrez Montaño, vocero del Arzobispado de Guadalajara, dijo tras la muerte del jurista: “Es lamentable la muerte del señor Jorge Carpizo, como ser humano, y por ello se confía en que lo acoja la misericordia de Dios, pero como servidor público no aportó lo que se esperaba de él, en la muerte del arzobispo Juan Jesús Posadas”.

 

CARPIZO, UNA DE SUS ÚLTIMAS ENTREVISTAS

 

–Usted fue Procurador de Justicia y secretario de Gobernación. Sabe muy bien lo que es la política, el poder. ¿Qué pasa con el gobierno de Felipe Calderón?

–Bueno, lo que pasa es que la Secretaría de Gobernación ocupa un lugar toral en el gabinete presidencial. Se toman las decisiones más importantes del país, todos los días. Que haya dos muertes de Secretarios de Gobernación no es muy bueno para el gobierno del presidente Calderón.

–Mucho menos para los mexicanos.

–Sobre todo para nosotros los mexicanos. Mire, un secretario de Gobernación tiene en su poder información que nadie más tiene. Conoce todo lo que pasa en el país. ¡Todo!

–A usted le tocó colaborar con uno de los presidentes más cuestionados en la historia del país.

Sin embargo, es otro tema. Las condiciones políticas son otras. Nadie, ningún gobierno federal ha tenido tantas muertes en un sexenio, y mucho menos muertes que están en el mismo cargo. Y tampoco, muertes en situaciones con tanta duda o con información no clara.

–Pero como secretario de Gobernación usted conoce sus riesgos, ¿o no?

–Así es, y uno los asume. Mire, los presidentes tienen tantas cosas por hacer. Están de un lado a otro, con la agenda encima, que no puede resolver todos los conflictos. Para eso está el secretario de Gobernación, quien ordena todas las informaciones y se reúne con el presidente para dar informes y ejecutar.

–¿Eso le tocó hacer con Salinas de Gortari?

–Eso le toca a cualquiera que sea secretario de Gobernación. Es su labor, para eso es llamado a trabajar.

El jurista prefirió no detenerse en temas como el de Jesús Posadas Ocampo. El nombre de Carlos Salinas lo llevaba a esquivar cualquier cuestionamiento. Y delimitó: el tema de la conversación es sobre las funciones del secretario de Gobernación.

–Bueno, entonces cuénteme qué hace un secretario de Gobernación, desde que amanece, hasta que le da la noche.

–Antes que nada, debo aclarar… un secretario de Gobernación debe cumplir varios perfiles. Debe tener una cultura vasta. Debe conocer el país en todo su conjunto. Saber de Historia, Economía, por supuesto de Política, hasta de Geografía. Insisto, al Presidente se le da un resumen de todo lo que leyó durante el día. Es el brazo derecho. No es cualquier cargo.

–¿Y los secretarios de Gobernación del gabinete calderonista le parece que cumplen el perfil?

–Yo espero que sí, porque si no estaríamos en una grave situación. El país pasa un momento terrible. El que haya cinco Secretarios de Gobernación –Alejandro Poiré, como nuevo titular–, no ayuda a tener mucha confianza. Y si además le suma que dos de ellos murieron en accidentes aparatosos. Por supuesto que debe existir transparencia e información confiable. Insisto, el país pasa por una situación grave.

 

Jorge Carpizo hacía pausas. Acomodaba el tiempo. Dos veces secretario de Estado, primero como titular de la PGR, de 1993 a 1994. Después, secretario de Gobernación, aunque sólo duraría 10 meses. Al término de su gestión, enviaría una carta de renuncia a Salinas de Gortari, donde manifestaría estar “indignado y desilusionado”. El Presidente no aceptó la renuncia, pero luego de una controversia política, se dio por cerrado el tema y Carpizo dejó su puesto. Lo cierto es que durante esos meses, viviría momentos complicados: la debacle financiera del país y el inicio del levantamiento zapatista.

 

–Usted, sobra decir, tiene toda la preparación. Fue rector de la UNAM, ministro de la Suprema Corte, el primer ombudsman nacional, presidente del IFE –cuando no era autónomo del Ejecutivo–, abogado, investigador… pero con todo y eso, ¿un secretario de Estado toma la última decisión? ¿Basta cumplir con el perfil?

–No, quien toma las decisiones es el presidente. Pero debe contar con excelentes colaboradores. Ellos ayudan a tomar decisiones.

–¿Usted tomó las mejores decisiones?

–(Silencio. Luego una risa ahogada) Yo espero que sí. Siempre cumplí con mi labor. Yo espero que cualquier secretario de Estado lo haga.

–¿Cómo calificaría a los Secretarios de Gobernación del gabinete calderonista?

–No los califico. Creo que el presidente Calderón debe mostrar más apertura en cuanto a la información. Cuidar la imagen de la Secretaría de Gobernación es de suma importancia. Que haya cinco personas durante un sexenio es mucho y es peligroso para su imagen.

–¿Cree que tuvo que ver el narcotráfico en la muerte de Juan Camilo Mouriño y de Francisco Blake?

–Eso no me corresponde. Yo creo que esas informaciones le competen al Presidente y a sus investigadores. Yo también, como mucha gente, quisiera información clara y sustentada. Que nos digan qué pasó. Nunca me han gustado las suposiciones.

–Pero dígame, doctor, ¿qué tanto hizo usted como secretario de Gobernación? ¿Cuál era su itinerario?

–Junta a las cinco de la mañana. A mediodía. Por la tarde. En la noche, antes de dormir (ríe)… aunque no se puede dormir siendo secretario de Gobernación. Digamos que eso era en días ordinarios. Pero había otros días con jornadas largas. Leer informes, folios, reportes. Por eso digo que saber de todo es importante, para darle contexto a los problemas y saberlo plantear, saber buscarle solución.

–¿Se convirtió la Secretaría de Gobernación en su casa?

–Casi. Ahí dispone uno de un cuarto. Dormir un par de horas, con el teléfono a la mano, que suena a cada rato. Junta con los colaboradores, planes de acción. No se descansa. El país no descansa.

–Usted tampoco…

–(Sonrió) No, yo tampoco nunca descanso.

 

Y finalizó la entrevista. Jorge Carpizo agradeció la conversación, pero tenía actividades. Es innegable que se fue envuelto en prestigio internacional, como uno de los más notables defensores del Derecho Constitucionalista y defensor de los Derechos Humanos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas