“Claramiente”

19/10/2013 - 12:01 am

Hay algunos interlocutores ante los que sólo podemos tener la claridad de que mienten: “claramienten”. No podemos saber cuál es la verdad, pero tenemos la certeza de que no es la que nos dicen. Como ejemplo están los gobiernos.

La mirada nerviosa, el discurso contradictorio, la tensión muscular y las inflexiones de voz que percibimos -a veces sin darnos cuenta- en un legislador, funcionario o vocero gubernamental, indican que “claramiente” cuando describe un presente manejable y un futuro promisorio. La sociedad lo acepta dócil, pero luego la fuerza de la realidad nos impone otro caos nacional, evidencia sólida que aniquila las pomposas declaraciones.

Cuando la ciudadanía acepta la información falsa que genera el gobierno y la usa como descripción de su presente, llega a la conclusión falsa de que no puede entender. La paraliza un mandato similar a los dogmas de fe: “No pienses, sólo acepta”.

Toda clase dominante, incluido el gobierno, tiene a su disposición el poder de transmitir a la sociedad una idea distorsionada de país. Al manipular la imagen que una comunidad tiene de sí misma, manipula sus decisiones. Porque a una nación y a una persona es posible convencerlas de su incapacidad: ¿no estamos acaso los mexicanos convencidos de nuestra mediocridad como pueblo?

Borrar la historia, estructurar un sistema de des-educación, aturdir con torrentes de información inútil imposibles de digerir, llamar la atención sobre el vestuario y ocultar la trama, son acciones que manipulan la información y la conciencia. Así se logra el sometimiento de un pueblo: haciéndole ver un paisaje parcial o de plano falso acerca de sí mismo.

El consumo de esa visión falsa difundida a través de los medios le arrebata toda posibilidad de cambio, de progreso, de evolución. En esta situación, la única defensa civil posible es que los mexicanos accedamos a fuentes de información que ofrezcan una descripción de lo social alejada de la mentira oficial, para poder conocer nuestra realidad y las opciones que ofrece. ¿Pero cómo saber cuáles medios describen la realidad sin distorsión?

No es difícil. Pero antes, un paréntesis: “El tiempo es una sucesión de hechos numerada” fue la definición que aportó Albert Einstein del tiempo… y por extensión, de la vida misma. La vida son sucesos, es cambio, es evolución. Todo cambia; los imperios, los sistemas sociales y los gobiernos también, aunque no lo quieran. La permanencia, lo estático, es contrario a la vida. Si nada cambiara, no habría vida.

Los medios de comunicación que favorecen al sistema por interés o convicción -generalmente electrónicos- son igualmente reacios a la evolución. La información que nos dan nos ancla en el presente. En cambio, los medios que sostienen una postura analítica, crítica -principalmente digitales e impresos-, por su propia naturaleza favorecen al avance y al progreso; en este sentido, a la vida. Es alentador que los principales informativos por internet sean los críticos.

Evitar los medios que obstaculizan el cambio propagando ilusiones de telenovela, e informarnos en los medios críticos que reflejan la realidad es primero y lo más urgente que debemos hacer para salir de la inercia y actuar. Sólo así podremos los mexicanos pensar por nosotros mismos, quemar nuestros propios judas, aplaudir a nuestros propios héroes y tomar nuestras decisiones sin esperar el dictado de la voz oficial. Es el principio de la libertad, de la madurez social de nuestro pueblo.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas