Esta marcha surge como una necesidad de no dejar las calles y seguir en la protesta contra la violencia de género, “de continuar mencionando que 10 mujeres son asesinadas en este país a diario”, explicó la activista Mar Cruz, parte de los colectivos del Movimiento #TerremotoFeminista.
Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo) .- Colectivos feministas y madres de mujeres víctimas de feminicidio y desaparición marcharon hoy por la violencia contra la mujer, la impunidad e “ineficacia con la que opera el Estado mexicano y por la falta de estrategias y políticas públicas efectivas para proteger a las mujeres que padecen la violencia estructural”.
Esta nueva movilización contra la violencia de género fue convocada bajo el hashtag #TerremotoFeminista, pues se efectúa en este día, que se recuerdan los terremotos que azotaron a la Ciudad de México en los años 1985 y 2017.
Al grito de “¡Alerta!, alerta: que tiemblen los machistas, que América Latina será toda feminista”, las mujeres empezaron a concentrarse en el Monumento de la Revolución desde las cuatro de la tarde, y una hora después inició la marcha hacia el Ángel de la Independencia.
La concentración fue encabezada por familiares de algunas víctimas de feminicidio y sobrevivientes.
“Seremos indignación activa, seremos la furia que se defiende, seremos el sismo de las conciencias, seremos el #TerremotoFeminista, que derrumbará el orden jerárquico patriarcal que nos afecta a todas impidiéndonos avanzar hacia una sociedad con inclusión y no discriminación”, se lee en un comunicado firmado por diversos colectivos feministas.
La manifestación se convocó para recordar y visibilizar la voz y la lucha de madres de víctimas de feminicidio y desaparecidas que buscan verdad y justicia.
“Madres en resistencia del Estado de México luchando por los derechos humanos de nuestras hijas asesinadas por perversos, misóginos, violentos, cobardes y asesinos, para tener acceso a la verdad y justicia”, plasmaron las participantes en una de las pancartas que portaban.
La movilización fue modesta, apenas unas cuantas decenas de mujeres atendieron la convocatoria. Algunas de las manifestantes también recordaron a las fallecidas en los terremotos: a las costureras de 1985, y a las del edificio de Chimalpopocan, en 2017.
Marcela Oropa, una chica feminista, activa en varios colectivos, acudió a la marcha en compañía de su bebé. La joven madre demanda un país más seguro.
En entrevista, dijo que esta fecha es representativa: “es algo que nos marcó y creo que la violencia de género también nos ha marcado, pero que se necesita visibilizar, porque creo que la hemos normalizado. La violencia hacia las mujeres es una tragedia muy normalizada tanto que de pronto resulta a la gente más indignante un monumento rayado que una mujer asesinada”.
Diana, de 34 años, vive en la Alcaldía Gustavo Madero, y hoy protestó contra la discriminación hacia las mujeres y por la violencia cotidiana que sufren.
“Marcho porque me interesa vivir tranquila” , dijo. La joven manifestó que una de las violencias más comunes es el acoso en las calles y la impunidad total en ello. Ella es una de las miles de víctimas de acoso. La chica narró que en algún momento intentó denunciarlo, pero las autoridades “no te atienden o te dejan esperando muchas horas, no le dan importancia”.
Lilia, de 60 años, también vecina de la Gustavo Madero, platicó que ella se unió a la protesta “porque exigimos y merecemos respeto todas”.
“Todas hemos sido víctimas de la violencia de género, en algún sentido u otro o de diferentes formas: los micromachismos son el pan de cada”, expresaron las entrevistadas.
Norma Andrade, activista y madre víctima de feminicidio, señaló que la protesta y la demanda es la misma: “lo que queremos es que no haya más mujeres asesinadas, desaparecidas, violentadas”.
La activista Mar Cruz, parte de Movimiento TerremotoFeminista, explicó, en una rueda de prensa previa, que “esta marcha surge como una necesidad de no dejar las calles de seguir en la protesta, de continuar mencionando que 10 mujeres son asesinadas en este país a diario, mujeres y niñas son violadas, son secuestradas, se van a redes de trata, y que nuestra intención es no parar hasta que esto pare”, dijo.
Agregó que uno de los objetivos es que el clamor de seguridad siga vigente y “que los focos se coloquen donde deben de estar, que es en las victimas, en las sobrevivientes, en las familias y, sobre todo, que no haya ni una más, ni una niña violada más, ni una mujer violada, asesinada más, ni una mujer desaparecida más”.
La marcha comenzó poco después de la cinco de las tarde. “Vivas se las llevaron, vivas las queremos. Ni una más, ni una asesinada más”, cantaba la batucada.
“Este gobierno no quiere entender que siguen desapareciendo nuestras mujeres en una violencia e impunidad total y rotunda, porque el sistema no las busca en vida, como desparecidas, sino que las busca como muertas”, expresó María del Carmen Volante Velásquez, madre de Pamela Gallardo, desaparecida en Ciudad de México desde el 5 de noviembre de 2017.
En los últimos años hemos pasado de 7 asesinatos de mujeres perpetrados al día, durante 2017, a 10 casos en promedio, en este 2019, y la mayoría de ellos se quedan en total impunidad. Además, pese al alto número de asesinatos de mujeres, la violencia feminicida es una problemática que las autoridades se resisten a reconocerlo en la práctica y a la hora de hacer sus investigaciones, en su mayoría no integran las carpetas de investigación perspectiva de género, y son las madres o familiares de las víctimas quienes tienen que luchar o velar para que las autoridades hagan su trabajo.
Tan sólo en el primer semestre del año se han registrado al menos 1 mil 812 casos, de los cuales, 448 son investigados como feminicidios y 1 mil 364 como homicidio doloso.
“A pesar de que en 2014 el Modelo de Protocolo Latinoamericano de Investigación de las Muertes Violentas de Mujeres por Razones de Género (feminicidio/femicidio) aconsejó “aplicar las directrices del Modelo de Protocolo de manera sistemática frente a todos los casos de muertes violentas de mujeres, puesto que detrás de cada muerte puede existir un femicidio, aunque al inicio no haya sospecha de criminalidad” (ONU Mujeres, 2014: 6) hasta el 2019 el Estado mexicano sigue negándose a investigar desde el primer momento los feminicidios como tal, lo que incrementa la crisis de impunidad al negarles el derecho de investigar sus muertes con el tipo penal género-específico que garantiza igualdad sustantiva e igualdad en acceso a la justicia a más del 50 por ciento poblacional de México, las mujeres”, explican las consonantes.
Por semestre, el asesinato de mujeres creció 2.81 por ciento en el primer semestre de 2019, en comparación con el mismo periodo del año pasado, que registró en total 1 mil 761 víctimas de homicidio doloso y feminicidio.
En relación a la tasa de asesinatos de mujeres por cada 100 mil habitantes, las entidades más violentas son Colima, Baja California, Guerrero, Chihuahua, Zacatecas, Guanajuato y Quintana Roo, pues registran un nivel mayor de 10 víctimas por cada cien mil mujeres.
En México a diario se reportan 51 presuntas violaciones. “Solo en junio las denuncias por violación simple y equiparada se contabilizaron en 1 mil 530 casos. En el primer semestre del año el número de carpetas de investigación alcanza 8 mil 464 casos, sin contar subregistros”, destacó el movimiento #TerremotoFeminista
La protesta arribó al Ángel de la Independencia en donde se leería un posicionamiento, sin embargo, una fuerte precipitación pluvial azotaba en la Ciudad. El contingente se agrupó y mantuvo la movilización y protesta por varios minutos a pesar de la lluvia.
“La lluvia no nos parara. No, no, no, no somos infiltradas, somos feministas y estamos indignadas. Alerta, alerta, alerta que camina, la lucha feminista por América Latina”, cantaban al unísono.
El año pasado, la cifra de asesinatos de mujeres creció en 16 entidades federativas durante el 2018, con respecto al 2017: el 50 por ciento del país.
Guanajuato, Jalisco, Baja California, Campeche y Quintana Roo son los estados donde porcentualmente se disparó este delito.
Es decir, al menos en cada dos horas con 45 minutos fue asesinada una mujer en México. Con un total anual de 3 mil 580 muertes violentas –de las que sólo 834 son investigadas como feminicidios–, el crecimiento anual en el número de asesinatos contra mujeres, en 2018, fue de 9.41 por ciento, en comparación con 2017, cuando se reportaron 3 mil 272 casos y sólo 735 de estos se indagan como feminicidios, de acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Y en materia de procuración de justicia, la situación se agrava. El informe “No es Justicia”, realizado por la Red por la Ciudadanización de la Justicia – integrada por al menos 14 organizaciones de la sociedad civil –, expone que el Poder Judicial en México no juzga con perspectiva de género pese a que es una obligación constitucional.
El documento analizó un centenar de sentencias judiciales y como resultado identificó que en el 79 por ciento de los casos los juzgadores no utilizaron normas especializadas de protección a los derechos humanos. La auditoría a esas resoluciones también encontró que en muchas sentencias siguen usando un lenguaje discriminatorio y no inclusivo, basado en estereotipos de género, discapacidad o preferencia sexual.
Además, concluyó que en el 85 por ciento de las sentencias examinadas no consideraron cómo influyeron los estereotipos o las características de identidad de las personas involucradas en el caso; en el 80 por ciento de los casos, las personas juzgadoras analizaron la violencia contra las mujeres de manera aislada, y no como una problemática social; en el 47 por ciento de los casos no se valoró la violencia advertida de manera explícita en el relato de las mujeres, y en el 70 por ciento de las resoluciones analizadas, no se valoró las pruebas con perspectiva de género.