Por Natalia González de la Llana Fernández, Culturamas
Ciudad de México, 19 junio (SinEmbargo).- En el pasado Festival de Cine de Valladolid, la Espiga de Plata fue a parar al interesante biopic de Margarethe von Trotta dedicado a la pensadora judeo-alemana Hannah Arendt, discípula, entre otros, de Martin Heidegger, que se vio obligada a exiliarse para escapar del nazismo.
En 1941 emigró a Estados Unidos con su marido y su madre, donde trabajó sobre todo como periodista. Posteriormente, recibiría un puesto de catedrática en el Brooklyn College de Nueva York.
La película se centra en esta época de su vida, concretamente, en el momento en que Arendt, enviada por The New Yorker, se encarga de cubrir para el semanario el juicio que se lleva a cabo en Israel contra Adolf Eichmann, el responsable de la deportación de los judíos.
A pesar de haber conseguido huir después de la Segunda Guerra Mundial a Argentina, donde vivía bajo un nombre falso (Otto Henninger), Eichmann fue encontrado y secuestrado en 1960 por el Mossad. El proceso, que tuvo lugar en Jerusalén, atrajo a periodistas de todo el mundo.
La serie de artículos que Hannah Arendt (en la película un rol a cargo de Barbara Sukowa) escribió a partir de este juicio y que después serían publicados en forma de libro con el título de Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, creó mucha polémica, no solo entre el público en general, sino entre sus más allegados.
Arendt esperaba encontrar un verdadero monstruo cuando fue a presenciar el juicio, pero, para su sorpresa, Eichmann era un hombre mediocre, un don nadie, en realidad.
De hecho, no se consideraba culpable de lo que lo acusaban, pues no había hecho otra cosa que obedecer órdenes. Era un eficiente funcionario que llevaba a cabo su tarea sin plantearse las posibles consecuencias morales de sus actos.
Su retrato de Eichmann y el papel de los consejos judíos en la colaboración con los nazis le ganaron muchas críticas, pero Hannah Arendt se mantuvo firme en sus convicciones, no dejando nunca de reflexionar sobre el problema del mal que en el siglo XX había adquirido unas características inimaginables.
UNA PERSPECTIVA POCO COMÚN SOBRE EL NAZISMO
Esta película nos enfrenta de nuevo al horror de la época nazi desde una perspectiva algo menos común de lo habitual. No se trata ya únicamente de mostrar el sufrimiento de las víctimas de los campos de concentración, sino de saber cómo seguir viviendo después, cómo plantarle cara intelectual y emocionalmente a un mundo que no puede contemplarse con los mismos ojos que en el pasado porque ha adquirido un tinte más oscuro y peligroso.