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Alma Delia Murillo

19/05/2018 - 12:00 am

Insúltame pero no me dejes

Quizá es porque somos la generación mejor equipada para manifestar nuestros odios y frustraciones sin correr demasiados riesgos: desde la comodidad de la pantalla y bajo el anonimato, sin exponernos a recibir un solo rasguño en nuestros bienamados cuerpecitos.

La verdad es que este festival de iras, frustraciones y resentimientos tiene su lado divertido si se mira con cierto desapego. Foto: Pixabay.

Quizá es porque somos la generación mejor equipada para manifestar nuestros odios y frustraciones sin correr demasiados riesgos: desde la comodidad de la pantalla y bajo el anonimato, sin exponernos a recibir un solo rasguño en nuestros bienamados cuerpecitos.

Quizá sólo es porque somos seres humanos y también de eso va esta especie.

O quizá es porque tener un enemigo es importante y necesario para reafirmar la identidad. Vayan ustedes a saber.

El hecho es que el insulto digital se ha convertido en el pan (envenenado) de cada día. Si fuéramos más honestos o más capaces de aceptar lo que nos da placer, ya existiría un Anti-Tinder, catálogo vasto de personas para elegirnos como enemigos, para formar encantadoras parejas de odio. Un repaso de perfiles donde valoremos qué tan incompatible es con nosotros ese o esa de la foto para darnos juntos el gozo de insultarnos hasta que nos sangre el código binario. (Cualquier parecido con la descripción del matrimonio es mera coincidencia).

La cosa es que Twitter, la plaza pública en 280 caracteres, ha mutado en eso. Pareciera que es el gimnasio del insulto digital al que nos subimos como nos subimos 45 minutos a la corredora o a la clase de kick boxing.

Veamos, ¿hoy haré cardio diciéndole a un afamado que no sea violento porque si sigue de violento le voy a reventar la cara a golpes? ¿o haré resistencia diciéndole a una chica que no comulga con el feminismo que si no es feminista necesita aprender a pensar como pienso yo? ¿a quién le diré que si vota por AMLO es porque es un pinche chairo hambreado? ¿a quién le diré que si vota por Meade es porque es un asqueroso derechairo corrupto y mafioso? ¿A quién le diré que si vota por Anaya me da asco?

¿A quién corregiré porque no piensa como yo? ¿a quién insultaré? ¿el tweet de quién tomaré como cruzada personal?, ¿de quién me burlaré?

La verdad es que este festival de iras, frustraciones y resentimientos tiene su lado divertido si se mira con cierto desapego.

Dejando fuera las cuentas de trolles profesionales y trollcitos amateurs con sus 5 seguidorcitos y su foto de huevo o del paisaje de una ostentosa ciudad, los usuarios de cuentas reales de pronto entramos en una danza de fantasía y nos creemos que podemos ir a la audiencia de palacio a presentar las razones de nuestra rabia y que serán escuchadas, tomadas en cuenta y aplaudidas; o que ganaremos un duelo blandiendo la arroba en las tripas de la foto del recuadrito que con tal empeño odiamos.

Es divertido leer los intercambios de otros que pelean e incluso los propios pasado el tiempo y ya sin la histamina que nos arrojó a la batalla porque cuando por fin ponemos distancia y nos tranquilizamos, no queda sino aceptar que es ridículo pelear contra la representación digital de una persona.

De veras. Los pleitos entre intelectuales haciendo de Danton contra Robespierre y los grupos que los azuzan y agrandan esas efímeras contiendas tienen mucho de ridículo. ¿Se trata de demostrar quién es más inteligente? ¿quién devolvió mejor el golpe? ¿quién dijo la ofensa más original?

No sé si ganamos algo, pudiera ser que sí, pudiera ser que un país convulso con una democracia urgida de maduración tenga que pasar por esta etapa. No lo sé.

Pero no estaría tan mal atrevernos a aceptar que hay placer en esto de la ira condensada en el insulto digital y preguntarnos por qué. Si no fuera así, ya habríamos abandonado en desbandada nuestras cuentas de Twitter pero ahí seguimos. Iba a decir que hablo por mí para que nadie se ofenda pero sólo en México somos más de treinta y cinco millones de usuarios tuiteros. Amigos, hay que darnos cuenta.

P.D. Si me van a insultar por este texto, por favor insúltenme bonito para que el placer sea total.

@AlmaDeliaMC

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