El Fondo de Cultura Económica acaba de publicar Cartas encontradas, una recopilación del intercambio epistolar que mantuvieron entre 1966-1974 la escritora Rosario Castellanos, y su amigo, el diplomático y traductor, Raúl Ortiz y Ortiz. SinEmbargo habló con Ángel Cuevas, alumno de este último, y quien formó parte de este proyecto.
Ciudad de México, 19 de marzo (SinEmbargo).– El próximo año se cumplen 50 años de la muerte de la escritora Rosario Castellanos y en el 2025 se conmemora un siglo de su natalicio, y cuando parecía que ya no había nada más que leer de ella, nuevos proyectos literarios han salido a inicios de este 2023, uno de ellos es Cartas encontradas (1966-1974), la correspondencia epistolar que sostuvo con su entrañable amigo, el traductor, diplomático Raúl Ortiz y Ortiz, quien en los últimos años de su vida se dedicó de lleno a este proyecto editado por Alfonso D’Aquino y publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE).
“Este libro, Cartas encontradas epistolario de Rosario Castellanos con Raúl Ortiz y Ortiz cubre una laguna porque hay un periodo en el que no se sabe nada de Rosario. Ella tenía una columna semanal en el Excelsior y de pronto deja de publicarla y de pronto deja de publicar libros y de pronto no se sabe nada y afortunadamente durante ese periodo sigue escribiéndole a su amigo Raúl Ortiz y Ortiz”, comentó en entrevista el poeta y editor Ángel Cuevas, quien participó en este proyecto al ser colaborador de Raúl Ortiz y Ortíz.
Cuevas comentó cómo el maestro Raúl Ortíz y Ortíz —fallecido el 27 de enero de 2016— ya les había platicado a quienes colaboraron en este trabajo sobre la gran amistad que tuvo con Rosario Castellanos y de todo lo que había hecho a favor de su amiga, de su obra y viceversa, “porque ella también le quiso mucho y le dedica por ejemplo, su libro de cuentos los Convidados de agosto y con letra de imprenta dice para Raúl Ortiz y Ortiz”.
“Él nos cuenta que mantuvo correspondencia con Rosario en dos periodos de su amistad de 1966 a 1967 cuando ella va a dar clases a tres universidades de Estados Unidos y luego del 71 hasta poco antes de agosto del 74 cuando ella va a Israel como Embajadora de México”, señaló.
Pero, compartió Ángel Cuevas, en todo este rescate de este encuentro epistolar “hay un detalle importante”: las cartas originales de ella que estaban en la biblioteca del maestro Ortíz y Ortiz —una biblioteca clasificada como uno de los 17 acervos especializados del país— fueron sustraídas.
“Afortunadamente él conservó un juego de fotocopias que es el que sirve de base para hacer una primera edición de este libro que en su momento se llamó Cartas robadas, pero luego en el desván de la casa del maestro su sobrina, Claudia Vidal, buscando otros documentos en una caja encuentra copias de las cartas que él le escribió a ella en el periodo de Israel entonces te imaginarás que todo se replantea, el maestro D’Aquino hace una siguiente edición con estos materiales que se complementa con la iconografía, que son fotografías que el maestro Ortiz tenía en sus álbumes, también con las otras cartas otras personas como la investigadora norteamericana Kathleen O’quinn o como Emilio O. Rabasa que era el secretario de Relaciones Exteriores en ese tiempo, etcétera, entonces de allí que haya cambiado el título a Cartas encontradas que es la edición que ahora ustedes conocen y los lectores van a poder conocer muy pronto”, ahondó Cuevas.
El discípulo del maestro Ortiz y Ortiz detalló que Cartas encontradas es una edición crítica, que sitúa al lector en el contexto de la década de los 60 y de los 70 en la élite del medio intelectual de México. “No todos sabemos quiénes son las personas de quienes ellos platican, los lugares que visitaron, ni los libros que leían. Entonces este aparato crítico creo que es muy importante que el maestro D’Aquino siempre le pidió a través mío al maestro Ortiz, pues que nos estuviera aclarando en todo momento”.
Ángel Cuevas expuso que él trabajó de la mano de Raúl Ortiz y Ortiz en este libro durante los tres últimos años de su vida. “Todavía en enero del 2016, días antes de su muerte, él estaba muy al pendiente, muy interesado en que este libro saliera, revisando pruebas de imprenta, todo estaba listo para que entrara a prensa”.
—Cuando uno lee está correspondencia epistolar pareciera que Rosario Castellanos se encontraba en uno de los momentos cumbre de su carrera cuando sucede el accidente que le quita la vida en 1974, ¿cuando hablaste con el maestro Ortiz, qué te decía en ese sentido?
—Para él trabajar en este libro por un lado era motivo de mucha alegría pensar que se podía dar a conocer esta información, estos testimonios, pero por otro lado, pues le removía recuerdos dolorosos, porque realmente habían sido grandes amigos, realmente él había sido en vida y ya en muerte un gran promotor de la obra de Rosario Castellanos, promovió varias publicaciones como el Eterno femenino, como el disco “Voz viva” que graba la UNAM, la traducción del viudo Román al inglés que se publica en una revista de Texas, las cartas a Ricardo, yo no sé cuántas otras cosas y este epistolario Cartas encontradas 1966-1974 continúa esta labor o esta función de promoción de la vida y de la obra de su amiga.
Un día antes de que ella falleciera un amigo en común, un gran amigo en común de ambos, el catedrático y escritor israelí Nahum Megged, que era colega de Rosario Castellanos en la Universidad de Jerusalén, viaja a México y se hospeda en la casa del maestro Ortiz y Ortiz, están platicando cuando recibe él una llamada de María del Carmen Millán que era una gran amiga tanto de él como de Rosario Castellanos y le pregunta si sabe algo sobre Rosario porque han comenzado a cundir los rumores. Entonces Nahum establece comunicación, creo que les cuesta trabajo, lo hacen por operadoras de Inglaterra o no sé de dónde, pero finalmente logran comunicarse directo a la Embajada de México en Israel y ahí hablan con un colaborador de la confianza de Rosario Castellanos y él les dice como ocurre el accidente, la electrocución y como Rosario Castellanos, habría fallecido rumbo al hospital, en una ambulancia, entonces pues me parece que es una versión fidedigna de alguien que estuvo siempre muy cerca a ella y que de alguna manera pues desmiente las versiones de suicidio u otras que llegaron a plantearse en su momento.