La nueva serie de Russian Doll es más que sólo viajes por el tiempo, muestra las crisis emocionales que viven los adultos en nuestra era y la falta de "aliados" que tienen estas generaciones para combatir sus problemas... o que al menos logren ser más llevaderos.
Ciudad de México, 19 de febrero (SinEmbargo).– Antes de que termine febrero se tiene que hablar de la nueva serie original de Netflix, Russian Doll (Muñeca Rusa)– protagonizada por la actriz Natasha Lyonne (Orange Is The New Black)–, no sólo porque en Rotten Tomatoes ya alcanza una calificación de 98 por ciento o porque también la crítica la ha acogido bien, sino porque refleja lo difícil que sigue siendo enfrentar la vida aún siendo adultos.
La trama parece simple: Nadia celebra su cumpleaños número 36 con una fiesta entre amigos y desconocidos en un departamento de Nueva York. El consumo de alcohol y drogas no se ausenta en la celebración. Todo parece girar bien hasta que la cumpleañera decide dejar la fiesta.
Nadia cruza la avenida sin fijarse en su intento por atrapar a su gato, que hasta entonces estaba perdido, y muere al ser arrollada por un auto. Pero su final no será ése. Esta escena se convierte en el inicio de un bucle que luce interminable.
Ahora está atrapada en un juego del tiempo que le repite la noche en que murió. Ella es consciente que ya ha estado en esa situación y tratará de hacer lo posible, en diferentes planos, para que la repetitiva situación termine y logre salir bien librada de ella.
Esto parece la premisa principal de la comedia – creada por la misma Natasha Lyonne, Amy Poehler y Leslye Headland– que remite a la película protagonizada por Bill Murray Hechizo en el tiempo (Groundhog Day, 1993) o Feliz Día de tu Muerte (2017), no obstante va más allá que sólo un viaje en el tiempo. Nadia deberá luchar consigo misma: con el nihilismo que la caracteriza y su adicción a las drogas, todo al compás de su muerte, una y otra vez al ritmo de la canción “Gotta Get Up” de Harry Nilsson.
“Gotta get up, gotta get out, gotta get home before the morning comes…”, un intro que se escuchará varias veces durante la retrospectiva de la protagonista con su herencia familiar y su dura infancia, y que ilustra la perfección la idea de Natasha Lyonne que quiere dar a entender con la serie de ocho capítulos: “puedes seguir apareciendo para pelear otro día en la vida".
“A medida que te adentras en los tiempos modernos, nos damos cuenta de que son personas muy adultas y muy hábiles quienes encuentran que la vida es simplemente demasiado difícil de soportar. Eso es algo muy real que necesitamos para eliminar un manto de vergüenza”, dijo Natasha Lyonne en entrevista con The Hollywood Reporter.
En el camino por encontrar qué es lo que la lleva a ese cliclo conocerá a Alán, un hombre que intenta controlar cada detalle de su vida y que está encapsulado en su peor noche. Su nuevo compañero de viaje hará menos dura la búsqueda.
“En la vida siempre hay algo por delante", dijo en entrevista para el mismo medio, Charlie Barnett, quien interpreta a Alán, sobre las conclusiones a las que llegará su personaje y el de Lyonne.
"Tan pronto como superas una montaña, hay otra en la distancia. Nunca se detiene. Pero es mucho más fácil hacerlo con una persona en la que confías y que te puede llamar”, agregó.
Ambos se enfrentarán a sí mismos y a sus crisis emocionales que aquejan a la postmodernidad.
La nueva serie del catálogo de Netflix podría tener una segunda y tercera temporada pues sus creadoras informaron a THR que fue pensada para otras dos entregas más.
“En realidad lanzamos la idea de la serie con tres temporadas y, sin embargo, es muy interesante pensar en cómo se ha transformado con el tiempo desde que se hizo la idea. Quién sabe si tendremos la suerte de regresar. Pero creo que tenemos algunas ideas”, dijeron, sin embargo a casi un mes de estreno y el gran éxito, Netflix no ha confirmado nada.