Martín Moreno-Durán
19/01/2022 - 12:05 am
Delfina: su historia negra
En la praxis, Delfina jamás gobernó Texcoco. Era Higinio quien decidía todo lo que debía hacerse en lo económico, político y social.
+ La corrupción femenina
+ Títere de Higinio
Cuando era Presidenta Municipal de Texcoco, Delfina Gómez recibía múltiples quejas de trabajadores y funcionarios de todos los niveles por los “diezmos” del 10 por ciento de salario que tenían que entregar de su bolsillo para financiar ilegalmente a Morena, el partido de AMLO. Ignorante, sumisa – así la definen quienes trabajaron con la maestra – los escuchaba y solía responder algo tan inaudito como indignante:
–Bueno, antes no tenías trabajo. No te debe de pesar este descuento porque antes no trabajabas. Así que no te quejes…
Esa es la actual Secretaria de Educación Pública de México: una mujer que acepta, justifica y forma parte de la corrupción.
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Delfina Gómez Álvarez es una mujer introvertida y solitaria. 59 años de edad. Soltera. No tiene hijos. Vive sola y no se le conocen relaciones personales.
Gracias a su buena relación con los padres de familia de la secundaria “Nezahualcóyotl”, Morena la eligió para contender por la Presidencia Municipal de Texcoco en 2012 por órdenes del cacique político del municipio: Higinio Martínez, cabeza del Grupo de Acción Política (GAP), cercano a AMLO desde entonces. Como Morena aún no tenía registro como partido político, Movimiento Ciudadano la registró como su candidata en alianza con el movimiento de López Obrador. Con problemas de dicción – dice “nadien” o “llegastes”-, negada para los discursos, torpe en su lectura, Delfina, sin embargo, ganó la elección debido al factor AMLO y a la influencia territorial de Morena liderada por Higinio.
Gómez Álvarez fue electa Alcaldesa de Texcoco. Cierto. Sin embargo, solamente ocupaba el cargo de membrete. Quien realmente gobernaba al municipio, era Higinio Martínez.
En la praxis, Delfina jamás gobernó Texcoco. Era Higinio quien decidía todo lo que debía hacerse en lo económico, político y social. Delfina solamente agachaba la cabeza y decía sí a todo, comentan excolaboradores a esta columna. Inclusive, cuando algunos funcionarios le proponían algo y ella lo autorizaba, al día siguiente la propuesta era rechazada por Lucero Báez Valadez – novia de Higinio y Directora de Administración – quien, por supuesto, estaba por encima de la manipulable Alcaldesa en la toma de decisiones.
Delfina Gómez aceptó, sumisa, que Higinio Martínez manejara a su antojo a Texcoco, relegándola a un plano inferior. ¿Ejemplos? Por encima de la autoridad de Delfina, Higinio nombró a familiares y afectos cercanos en puestos claves de la Alcaldía de 2012 a 2015:
Agustín Miranda, tío de Higinio Martínez, fue designado director de Seguridad Pública.
Mónica Quintero, prima de Higinio Martínez, era directora de Agua Potable y Alcantarillado.
Elizabeth Terrazas, nuera de Higinio Martínez, fue nombrada directora del DIF municipal.
Vamos: hasta la secretaria particular de Delfina Gómez fue nombrada por Higinio Martínez, quien designó a la… ¡mamá de su nuera! Su nombre: Margarita Ramírez.
Hubo muchas otras imposiciones. Y en Texcoco, todo mundo sabía que la Alcaldesa Gómez Álvarez era manipulada y ninguneada por el cacique Higinio Martínez.
Esa es la actual Secretaria de Educación Pública de México: una funcionaria que se presta a farsas políticas.
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Delfina Gómez recibió la orden de Morena de exigirles el 10 por ciento de sus salarios a todos los trabajadores y funcionarios del municipio de Texcoco para aportarlo al partido, de manera arbitraria e ilegal. Delfina no sólo aceptó ese acto de corrupción. Fue más allá: formó parte de la cadena corruptora que quincena tras quincena obligaba a que, de su bolsillo, los trabajadores entregaran ese dinero para beneficio de un partido político: Morena. Se calcula que, como mínimo, así obtuvieron alrededor de 12 millones de pesos.
De acuerdo con lo dicho a esta columna, el mecanismo de corrupción era el siguiente: los trabajadores recibían su sueldo íntegro y posteriormente, de su bolsa, tenían que entregar en efectivo el 10 por ciento a Victoria Anaya, una de las secretarias de Delfina que, a su vez, al recibir los dineros, los otorgaba a Morena a través del GAP. “Había un acuerdo con los trabajadores…”, reconoció Delfina en entrevista con Carmen Aristegui. Mintió. En realidad, los obligaban a entregar el “diezmo”, o de lo contrario, perdían su trabajo.
La historia negra de Delfina Gómez radica en acceder, desde que era Alcaldesa, a que otro gobernara en lugar de ella (Higinio Martínez), aceptando formar parte de una farsa política. De una engañifa para los electores. Un papel indignante el de Delfina.
La historia negra de Delfina Gómez radica en haber formado parte de un aparato de corrupción enquistado en Texcoco y que extorsionaba a sus propios trabajadores y funcionarios con “diezmos” – así les llaman-, a todas luces fraudulentos e injustos para su dignidad laboral. “Antes no tenías trabajo. No te quejes…”, solía decirles Delfina a quienes protestaban. Un desempeño corruptor el de Delfina.
La historia negra de Delfina Gómez permea con la Alcaldesa Sandra Luz Falcón Venegas, quien al arranque de su administración (2018) continuó con la práctica de “diezmos” para con trabajadores y funcionarios de Texcoco, pero ante el escándalo de Delfina Gómez detonado por el INE, tuvo que interrumpirlos, pero no suspenderlos: se les ordenó hacer una especie de “vaquita”, que guardaran esos recursos y que pasada la tormenta los entregaran a Morena. Un caso valiente y digno ocurrió con Jéssica Aguilar, que se desempeñaba como Defensora de los Derechos Humanos en Texcoco y quien se negó a dar el “diezmo”, por lo que fue acosada laboralmente por Falcón Venegas. Aguilar tuvo que renunciar.
Esa es la actual Secretaria de Educación Pública de México: una política enlodada por la corrupción.
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Justo cuando el TEPJF ratificó la sanción impuesta por el INE a Morena (otro de los motivos por los cuales AMLO y Morena pretenden destruir al Instituto) por los “diezmos” aplicados de manera ilegal durante el mandato -es un decir- de Delfina en Texcoco, justo en ese momento, la Secretaria de Educación Pública de México se convirtió en una delincuente electoral certificada. Es una vergüenza que hoy esté sentada en la silla de Vasconcelos.
Por algo, el pueblo bueno la califica de mujer transformer:
De Delfina, se convirtió en rata.
Por algo.
TW @_martinmoreno
FB / Martin Moreno
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