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Cecilia Suárez: el camino de una actriz única hacia La casa de las flores, donde nos vuelve locos

18/08/2018 - 12:02 am

Cecilia Suárez habla y habla en La casa de las flores. Algunos no la pueden ver por eso, pero son muchos los fans que alaban en esta actriz prodigiosa el gran éxito que tiene la serie recién estrenada en Netflix, escrita y dirigida por Manolo Caro.

Ciudad de México, 18 de agosto (SinEmbargo).- Dice en broma la actriz Cecilia Suárez (1971) que el director Ernesto Contreras (1969) no la dejaba hablar en la película Párpados Azules, por la que ganó el Premio a Mejor Actriz en el Festival de cine de Lleida.

Aquí, en La casa de las flores, que dirige y escribió Manolo Caro (¡tiene 33 años!), el personaje de Paulina de la Mora habla y habla todo el tiempo, con frases tales como “Pero estoy enganchadísima con el Tafil” o “Me voy a vivir a Celaya o a ver dónde”.

Este personaje le hace sombras a la mismísima Verónica Castro quien se luce en la misma serie. Claro que hay algunos que la odian y detestan sobre todo cuando habla. Para decir las cosas, La casa de las flores es con Paulina de la Mora, pero nunca sin ella.

La histérica y celosa de Sexo, pudor y lágrimas, aquella sofisticada comedia que cimentó el prestigio del que hoy goza el director Antonio Serrano, va de lo helado a lo tibio, hasta alcanzar un grado máximo de temperatura como una rosa que se abriera en la noche, imprevista, casualmente.

Es de Tampico, dice que le que gusta andar “natural y sencillo”, porque no sabe maquillarse y todo su poder de actuación lo pone en los ojos.

“Es una cuestión genética. Me tocaron grandes y expresivos. Eso es una suerte. Pero también tiene que ver con lo que trabajas, con lo que construyes el personaje, con el bagaje que le das y que todas esas horas de trabajo, de discusión, de sentarte, de sopesar si una cosa o la otra, de tomar decisiones de cómo lo vas a abordar a la larga reditúa en lo que ves. Y para mí eso es lo más rico de lo que hago. No entiendo la actuación sin toda la tarea previa, eso es lo más divertido”, ha dicho en una entrevista que le hiciéramos hace tiempo.

Las flores con el principio y final en esta comedia absurda creada por Manolo Caro. Foto: Netflix

Es mujer y como tal posee algunos problemas relacionados con su condición. Tiene un hijo Teo, con el actor Osvaldo de León, quien tiene una orden de restricción y no se puede acercar a su niño, acusado por ella de “drogadicto” y de no pasarle fondos económicos para la manutención.

“Hay que buscar un espacio grande para la organización, no es tan fácil como todo el mundo cree. La actuación es un oficio súper demandante y si, además, quieres ser buena madre y estar presente para cuando tu hijo te necesite, las cosas se complican un poco. De todos modos pienso que un niño crece bien cuando ve a sus padres estar satisfechos con lo que hacen, realizados profesionalmente, contentos…, eso también aporta para su crecimiento”, dijo.

Participó en la serie Capadocia (fue Epigmenio Ibarra quien la convenció), trabajó otra vez para Ernesto Contreras en Las oscuras primaveras y dice que las cosas que le han pasado en la vida todo la sorprende.

“De entrada, dedicarme a la actuación fue algo que entró en mi vida sin permiso y ahora es una cosa que no puedo parar de hacer. Tampoco preví la manera en que mi oficio iba a determinar el resto de las cosas que me sucedieron…eso es muy curioso. La gente que conoces en esta profesión, los lugares a los que viajas, los temas en los que te adentras a raíz de los personajes que tienes que encarnar”.

La genética le dio esos ojos, con los que concentra el gran poder de su actuación. Foto: efe

Su director en dos películas magistrales [en las dos hacía de “fea”], Párpados azules y Las oscuras primaveras, habla de ella como “una actriz única” con la que ha podido hacer “complicidades” para realizar sus proyectos.

Ernesto Contreras dice “estar convencido de que el cine está lleno de coincidencias y complicidades y es eso lo que me conectó con Cecilia, quien se convirtió en mi gran amiga para hacer estas dos películas, asumir riesgos y aventarse al vacío”.

“En Párpados azules, que fue mi ópera prima, parte de lo que me encantó desde el principio fue su disposición a transformarse para ser alguien totalmente diferente a lo que es ella. Cuando Isabel Cortázar que fue la directora de casting la sugirió, yo la verdad no la veía en Párpados. Cuando llegó vino transformada en lo que pensaba que sería su personaje. Con cara lavada, el pelo escurrido, una falda muy larga, de entrada me comunicaba que quería probar, experimentar y eso me gustó muchísimo”, dice Ernesto.

“Luego hicimos Las oscuras primaveras, en un personaje muy distinto, tanto que tuvo que cortarse el pelo y ella lo hizo. Su larga cabellera se fue y ella dijo: Va. Eso habla de una actriz con una tremenda generosidad y yo estoy muy agradecida con ella”, concluye.

Cecilia Suárez no sabe si será actriz a los 80 años, tiene una “mano verde” que la convierte en una hada maravillosa para las plantas y le encanta dar clase a los nuevos actores. Intentó Hollywood, pero no es para ella. Hizo Spanglish y The air I breathe, con Kevin Bacon y Andy García, en 2007. También tuvo un papel en un episodio de la serie Boston Legal.

“No sé si es arrogancia lo mío, pero supongo que tiene que ver con el orgullo de lo que soy. En ese sentido, es verdad que mi ruta en Estados Unidos se fue haciendo cada vez más angosta. Cada vez me quedaba más claro que yo no quería ser la sexy bombón del protagonista, ni ser la tontita latina que no entiende nada, cuando ya se tomó todo el viaje de ir hasta allá y ahora resulta que no entiende nada, ¡por favor!, los inmigrantes son personas que han vivido lo innombrable, como para encima ser tratados en el cine con una visión tan chata. Había papeles, por ejemplo, que durante la Guerra de Irak o de Afganistán glorificaban al ejército estadounidense y yo no los iba a hacer. Pedí amablemente que no me mandaran papeles en tal sentido y tuve suerte porque me respetaron”, afirmó.

Dice que no se va a operar. Así es Cecilia Suárez, los mismos labios rojos, idéntica mirada penetrante.

¡Pero cómo habla en La casa de las flores!

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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