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Gabriel Sosa Plata

18/08/2015 - 12:00 am

Disputa por la radio de FM

En algunos días, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) tomará una decisión histórica para la radio mexicana: resolverá si debe o no modificarse la normatividad técnica para la operación de estaciones en la banda de FM, lo que permitiría reducir de 800 KHz a 400 KHz el espacio entre dos emisoras en funcionamiento y por […]

En algunos días, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) tomará una decisión histórica para la radio mexicana: resolverá si debe o no modificarse la normatividad técnica para la operación de estaciones en la banda de FM, lo que permitiría reducir de 800 KHz a 400 KHz el espacio entre dos emisoras en funcionamiento y por lo tanto dar cabida a más radiodifusoras.

De aprobarse la modificación, decenas de concesionarios en la banda de AM que no alcanzaron frecuencias en la banda de FM -justo por las restricciones de la normatividad técnica-, podrán migrar hacia la FM, al tiempo que se abre la puerta a nuevos jugadores en este medio de comunicación.

La apertura de la radio trae beneficios, pero también rechazos. La disputa por la radio de FM será intensa.

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Como se recordará, la migración de concesionarios de AM a la FM fue posible por un acuerdo del presidente Felipe Calderón, publicado el 15 de septiembre de 2008.

Este acuerdo permitió el otorgamiento de más de 520 frecuencias de FM a concesionarios de AM, con el fin de competir en mejores condiciones técnicas ante el cambio de hábitos de consumo de la radio, que ha llevado a que desde hace años se prefiera en un porcentaje mucho mayor las estaciones de FM que las de AM, lo que a su vez ha privilegiado a la FM en inversión publicitaria. También se concretó esta migración, debido a que la adopción de la tecnología digital tiene mayores posibilidades de crecimiento y desarrollo en la banda de FM, que en la de AM.

Alrededor de 171 estaciones de AM no alcanzaron frecuencias de FM por las mencionadas restricciones técnicas, sobre todo en la ciudades con una saturación de radiodifusoras, como el Distrito Federal, Monterrey, Guadalajara y ciudades fronterizas. Con la modificación de la norma, algunas emisoras de AM estarán en posibilidades de cumplir su anhelado deseo de transmitir en la banda de FM, como Radio Educación, Radio 13 o Radio ABC.

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La norma técnica se debió haber modificado desde hace años, pero ni la extinta Cofetel ni el gobierno federal quisieron entrarle en serio al tema porque, obvio, daña intereses de algunos grupos radiofónicos poderosos, que no quieren que haya más estaciones ni que mejoren técnicamente algunos concesionarios porque esto repercute en mayor competencia, fragmenta las audiencias y los ingresos publicitarios.

Ahora, el IFT está por cambiar el rumbo de la radio y, claro, hay oposición. Es comprensible. Quienes se oponen argumentan esencialmente dos razones para que no se apruebe la nueva norma. La primera es que el estándar tecnológico que México adoptó para la radio (el IBOC, más conocido comercialmente como HD Radio) no funciona bien en los 400 KHz sino sólo en los 800 KHz. La segunda es que con la apertura de más jugadores en la banda de FM traerá una mayor crisis económica para la radio porque el mercado está estancado; el porcentaje de inversión publicitaria no crece y en algunos plazas muestra recesión por el aumento de publicidad en internet en detrimento de los medios tradicionales.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió con la Cofetel, el IFT está blindado. Cuenta con un estudio de la Universidad Iberoamericana, del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y del mismo IFT que demuestra que el argumento de los opositores es falso: la radio digital funciona perfectamente en los 400 KHz. Tan es así, que la Ibero Radio, que opera en los 90.9 MHz, a un lado de Imagen 90.5 y de Alfa 91.3 (400 KHz a la izquierda y 400 KHz a la derecha, respectivamente), ya transmite con tecnogía HD sin interferir a otras estaciones ni restar capacidad a la tecnología.

En materia de mercado, el IFT tendrá que defender su decisión. Y supongo que también estará preparada porque cuenta con argumentos legales y de competencia económica a favor. Uno irrebatible es que todos los concesionarios de AM tienen derecho a intercambiar sus frecuencias por las de FM. Evidentemente hay plazas, como el Distrito Federal, en las que no todas las emisoras de AM podrán irse hacia la FM, pero sí algunas. Al respecto, podría considerarse un criterio aceptable, por ejemplo, que los grupos que no cuentan en la ciudad con estaciones de FM sean beneficiarias de esta transición. Después de todo, con la tecnología digital, los grupos con emisoras de FM ya digitalizadas podrán “subir” a esa banda sus señales de AM, gracias a las posibilidades de la multiprogramación que ofrece la nueva tecnología.

Otro argumento es el económico. ¿Abrir el mercado a nuevos jugadores o bien garantizar una equidad tecnológica pone realmente en riesgo a la industria? ¿no acaso la apertura genera más inversiones, nuevos mercados, más innovación y empleo? ¿debe considerarse la posible disminución de ganancias de los grandes o medianos grupos radiofónicos? ¿son fiables las proyecciones sobre los porcentajes de inversión publicitaria y de publicidad gubernamental en la radio, ante la nula apertura a nuevos concesionarios? ¿quiénes han sido los grandes ganadores y perdedores de la radio en los últimos años?

Pero también hay otro razonamiento: es obligación del IFT impulsar las condiciones para garantizar el libre acceso a la información plural y oportuna de las audiencias, así como regular y promover la competencia y desarrollo eficiente de las telecomunicaciones y la radiodifusión. Desde hace más de 20 años la radio comercial no se ha abierto a nuevos jugadores, es decir, no se ha otorgado ni una sola concesión nueva.

Los actuales radiodifusores han vivido así en un estado de excepción y privilegio, con refrendos automáticos de sus concesiones, sin más competidores, con frecuencias de FM (muchas de ellas obtenidas con contraprestaciones o pagos simbólicos) para competir en mejores condiciones y con mercados altamente concentrados en diversas plazas del país.

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A la modificación de la norma técnica, hay que agregar la licitación de 191 frecuencias de radio en FM para uso comercial, proceso que iniciará este mismo año. Sin duda, otra decisión histórica del IFT. Sin embargo, esta licitación también tiene opositores. Por ejemplo, un columnista-senador, que escribe en Milenio, cabeceó su texto del 13 de julio: “Ifetel: ¿matar al radio?”. Argumenta lo que ya se dijo: no hay cabida para más jugadores en la radio y que las acciones “sin planeación” del órgano regulador “ponen en peligro” a este medio.

Como en el caso de los lineamientos de los derechos de las audiencias y la nueva norma técnica de la FM, se desarrolla un intenso cabildeo para impedir o aligerar estas decisiones del IFT. Por supuesto, algunos de los grupos radiofónicos que ven más riesgos que beneficios con estas acciones tienen derecho a defender sus intereses, pero ¿no la reforma constitucional en materia de radiodifusión y telecomunicaciones, que apoyaron, tuvo el objetivo de cambiar el status quo de la industria para intensificar la competencia, erradicar los monopolios y las prácticas monopólicas y ampliar los derechos fundamentales de acceso y difusión de opiniones, información e ideas, sin ninguna excepción?

@telecomymedios

www.gabrielsosaplata.com

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