Perder es cuestión de método. Santiago Gamboa. Editorial ALMADÍA

17/08/2015 - 12:00 am

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Desde el diario bogotano El observador, el periodista Víctor Silanpa se sumerge en su trabajo mientras evita su propia vida. Un día recibe una llamada que lo conduce a las orillas del río Sisga, donde han encontrado el cuerpo desnudo de un hombre que lleva días empalado, pudriéndose. Al redactar la nota sobre el cadáver, el protagonista ignora que se trata apenas del comienzo de una investigación que lo ponrá en grave peligro.
Pronto, el giro mortal que toman los hechos obliga a Silanpa a esconderse, renunciar a la vida que tenía, y continuar sus indagaciones lejos de casa, de la tranquilidad cotidiana, no sólo para llegar al fondo de todo, sino para seguir respirando. Así, su vida dará un vuelco cuando se relacione con una variopinta galería de personajes: Mónica, su mujer, que amenaza con dejarlo; Emir Estupiñán, repentio ayudante de detective; Guzman, su gurú personal, internado en una casa de reposo; Quica, una prostituta dispuesta a todo; hombres poderosos que trafican con influencias; mujeres fatales que saben bien lo que quieren.
Corrupción, engaño, crimen. La ficción de Perder es cuestión de método recrea esta realidad Latinoamérica que todos sufrimos a diario, y en la que vivimos sin posibilidad de escape.

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Santiago Gamboa

Hijo de la artista y pintora Carolina Samper y el historiador del arte Pablo Gamboa Hinestrosa. Estudió literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá. Luego emigró a Europa, donde vivió en Madrid (se licenció en Filología hispánica en la Complutense) y en París (donde estudió Literatura cubana en La Sorbona). En París trabajó como periodista en el Servicio de América Latina de Radio Francia Internacional (1993-1997), donde estuvo encargado de los programas literarios y de índole cultural. El mismo año que ingresó a RFI se convirtió también en corresponsal de El Tiempo, el diario colombiano de mayor tiraje y con mayor influencia del país. Su primera novela, Páginas de vuelta, fue publicada en 1995 y la crítica consideró que rompía “todos los caminos recorridos por la más reciente literatura colombiana”. Dos años más tarde aparece su segunda novela, Perder es cuestión de método, que recibió excelentes comentarios en España y América Latina y que ha sido traducida a quince idiomas. Esta obra fue llevada al cine por Sergio Cabrera en 2005. Tragedia del hombre que amaba en los aeropuertos, una narración breve, fue incluida en la antología Cuentos apátridas (1999) y sus derechos cinematográficos los adquirió la productora italiana independiente Solaris. Al año siguiente salió Vida feliz de un joven llamado Esteban.

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