Hace quince días vivimos una de las experiencias mas alucinantes en un bosque mexicano, visitamos el Santuario de las Luciérnagas en Nanacamilpa, Tlaxcala y fue maravilloso. Aficionada como soy y preocupada por la conservación de los insectos, hace poco mas de un año me enteré con sorpresa y tristeza de la situación crítica que viven las luciérnagas en el mundo (ver nota), para los que no se han enterado, resulta que las luciérnagas están desapareciendo del planeta por los excesos en las actividades humanas.
Las luciérnagas son escarabajos con un ciclo de vida muy interesante, en su estadio larvario viven en los suelos húmedos de los bosques y pastizales alimentándose de otros invertebrados, su comida favorita son los caracoles. Para sobrevivir necesitan ciertos niveles de humedad y que los cuerpos de agua cercanos (lagos y ríos) estén limpios, el agua contaminada los mata. Posteriormente, al igual que las mariposas y otros insectos, pasan por un periodo de pupa en el cuál sufren una metamorfosis transformándose en adultos con dos pares de alas. Los adultos son escarabajos pequeños alargados con un par de alas duras generalmente de color obscuro, y otro par de alas delgadas con las que vuelan. Además de las alas engrosadas, en el tórax tienen una placa que les cubre la cabeza por lo que solamente se aprecian sus ojos si las observamos por debajo, ojos que por cierto son muy grandes dados sus hábitos nocturnos. Las luciérnagas adultas también son depredadoras de otros insectos.
Sin embargo la característica que nos fascina y que distingue a las luciérnagas de los demás insectos es la biolumniscencia: la capacidad de producir luz por medio de reacciones químicas. La luz que emiten las luciérnagas es el resultado de la conjunción de la molécula de luciferina con oxígeno, gracias a la acción de la enzima luciferasa. En los anocheceres del verano las luciérnagas nos deleitan con su lluvia de luces, con diferentes ritmos dependiendo de la especie con la que nos encontremos. Las diferentes luciérnagas varían en el color de su luz desde un verde azulado hasta un anaranjado, y también se diferencian dependiendo del patrón de emisión de luz, algunas producen destellos cortos y seguidos mientras que otros alumbran por tiempos mas largos. ¿Y para que hacen ese despliegue de luces? Las luces son el sistema de comunicación entre las luciérnagas, en particular para encontrar pareja, el espectáculo de luces es el despliegue de los machos para atraer a las hembras, las hembras eligen y contestan con nuevas luces en patrones similares. En algunas especies solo los machos son bioluminiscentes. Debido a que el despliegue lumínico se relaciona con el apareamiento, solamente es posible observarlo en una corta época del año que va desde junio hasta agosto, la duración exacta del periodo depende de la especie y del sitio. Es interesante que tanto las larvas como las pupas también emiten luz, pero en estas etapas de su vida la comunicación no está relacionada con su misma especie, se postula que la lumniscencia para ellas tiene la función de advertir a los depredadores.
En la actualidad las noches obscuras y tranquilas del campo son cada vez menos frecuentes, la luz artificial ha invadido casi todos los espacios y con ello otra amenaza se cierne sobre las luciérnagas, con tanta luz artificial es mucho más difícil que encuentren pareja, y esto ha contribuido también a diezmar las poblaciones de estos bichos maravillosos.
En México tenemos una importante diversidad de luciérnagas con 164 especies descritas, de las cuales 84 son endémicas (que solamente ocurren en nuestro país), y recientemente el Dr Zaragoza de la UNAM describió un nueva especie de luciérnaga para la ciencia y la llamó Macrolampis palaciosi, justamente la luciérnaga que ofrece el espectáculo en Tlaxcala.
Para la conservación de las luciérnagas todos podemos cooperar en dos aspectos principales: pugnando por la importancia de dejar de contaminar los ríos y lagos de México y promoviendo menos luz en los lugares donde no se necesita. Esperemos que los bosques de Nanacamilpa protegidos por sus pobladores, incentivados por los proyectos de pagos por servicios ambientales del gobierno, sigan cuidando de esta maravilla de la naturaleza que ha sido compañera de los mexicanos desde siempre. Las luciérnagas están presentes en nuestra cultura desde los textos antiguos como el Popol-Vuh, en donde una luciérnaga ayuda a Hunahpú e Ixbalanqué a vencer a los habitantes de Xibalbá simulando que tienen un cigarro prendido toda la noche. Esperemos que las luciérnagas sigan siendo un referente para nuestra cultura en el futuro.