El PRD se hundió en la elección de este año en su principal bastión: la Ciudad de México. No sólo perdió la Jefatura de Gobierno y la mayoría de las alcaldías frente a Morena, sino que quedó reducido a sólo seis curules plurinominales en el que será el nuevo Congreso de la CdMx. El escenario para el Sol Azteca es similar a la de 1991 –sólo que sin sus principales liderazgos y fundadores– y cercano al del PRI, que desde hace más de dos décadas fue relegado como opción para gobernar.
El descalabro del PRD en la ciudad se debe en primer lugar a la alianza con el PAN, pero también a los malos manejo del partido de “la nueva generación de liderazgos”, como Héctor Serrano Cortés, Víctor Hugo Lobo y Mauricio Toledo, considera Alejandro Sánchez Camacho, secretario de Acción Política Estratégica de la fuerza política.
Ciudad de México, 17 de julio (SinEmbargo).- Este 2018, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) volvió a las cifras de 1991 cuando compitió por primera vez para la entonces Asamblea de Representantes del Distrito Federal: consiguió sólo seis curules y por la vía plurinominal para el que será el nuevo Congreso de la Ciudad de México, superado por su aliado el Partido Acción Nacional (PAN) que consiguió 11, nueve por principio de mayoría relativa y dos plurinominales.
En 1991 el recién nacido PRD obtuvo seis curules, todas plurinominales; el PAN, 10; el Partido Revolucionario Institucional (PRI), 40, todos por mayoría relativa. El entonces Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional obtuvo cuatro.
La distribución de la elección del pasado 1 de julio ubica a Movimiento Regeneración Nacional (Morena) con 38 legisladores, al PAN con 11, al PRD con seis, al PRI con cinco, al PT con tres, al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) con dos y al Partido Encuentro Social (PES) con una.
El PRD capitalino atribuyó parte de su derrota a que Andrés Manuel López Obrador “Utilizó la fuerza política y territorial del PRD para extrapolarla a un ‘nuevo movimiento’ que capitalizó el descontento y enojo de la ciudadanía hacia los tres partidos que gobernaban en el país: PRI, PAN y PRD”, se lee en comunicado publicado la semana pasada.
En el texto también atribuyó parte de la derrota a que “el Gobierno de Miguel Ángel Mancera (primer Jefe de Gobierno no militante del PRD, respaldado por Marcelo Ebrard y López Obrador) también fue castigado por los capitalinos, quienes durante los tres últimos años de gobierno le dieron una evaluación negativa especialmente en materia de seguridad, movilidad y desarrollo urbano, y por no haberlo percibido como un contrapeso del Gobierno priista de Peña Nieto. Este voto de castigo lo pagó el PRD en las urnas”.
Analistas y líderes perredistas coinciden en que el resultado “desastroso” para el Sol Aztecase debe a la alianza con el PAN y a un abandono del partido en la ciudad por parte de la dirección nacional y estatal.
Ricardo Anaya Cortés, quien fue candidato de la alianza PAN-PRD-MC a la Presidencia de la República, arrastró más votos para el PAN en la capital del país, que para su socio perredista. Mientras que las bases de militantes del PRD optaron por el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador para la Presidencia y Claudia Sheinbaum Pardo a la Jefatura de Gobierno.
“Fue una gran equivocación esa alianza. Era una aventura y muy peligrosa, porque quien iba a resentirlo más era el PRD por muchas razones: era aquí donde la fractura con Morena se vio más cruenta. Aquí el PAN le comió el mandado, porque el PRD ya estaba desfondado y la gente que votó por el PAN es de derecha. Eso pasa cuando se hace un trabajo tan poco profesional en lo político. El PRD perdió”, dijo María Eugenia Valdés Vega, académica de de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y experta en sistema político mexicano y en la izquierda de la Ciudad de México.
Los analistas coincidieron en que el desfonde del otrora partido fuerte de la capital del país tiene su origen en la migración de la base perredista y la postulación de un candidato presidencial panista.
“El hecho de que el PAN haya tenido una mejor posición que el PRD, y no al revés como se esperaba, fue porque muchas estructuras perredistas se fueron a Morena y porque el PAN llevaba el candidato a la Presidencia; eso le generó un porcentaje de participación importante. Otro aspecto es que la candidata a Jefa de Gobierno [Alejandra Barrales Magdaleno] tuvo una posición no competitiva frente a la candidata de Morena”, opinó Gustavo López Montiel, experto en partidos políticos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm).
El error de las cúpulas del perredismo los llevó a perder lo que habían logrado paulatinamente para ubicarse como los líderes y primera fuerza en la capital mexicana.
De acuerdo con las cifras históricas del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) en la elección de la Asamblea de Representantes de 1994 la votación del PRD le permitió quedarse con 10 curules, mientras que el PRI obtuvo 39 y el PAN, aún como segunda fuerza política, 14.
En la elección de 1997, la primera de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, el PRD no sólo ganó el Gobierno de la ciudad con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, sino que pasó de 10 diputados plurinominales a 38, todos electos por mayoría relativa, colocándose como una arrolladora primera fuerza política.
La hazaña perredista se realizó bajo el liderazgo del entonces presidente del partido Andrés Manuel López Obrador, enviando al PRI y al PAN en un segundo sitio con 11 curules cada uno.
En la elección del 2000, cuando López Obrador compitió para la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en contra del panista Santiago Creel, el PRD conquistó sólo 20 curules y el PAN se le acercó con 17, mientras que el PRI obtuvo 16 y el PVEM, ocho.
Para la elección de 2003, el PRD retomó su liderazgo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) con 37 curules, seguido del PAN con 16, en un tercer sitio el PRI con siete y el PVEM con cinco.
El Sol Azteca llego así a la primera elección presidencial de López Obrador en 2006, en donde la coalición PRD-PT y Convergencia obtuvo 36 curules en la ALDF, mientras que el PAN se fue a la segunda fuerza con 17 y el PRI-PVEM a una lejana tercera fuerza con siete. El Partido Nueva Alianza (Panal) obtuvo cuatro.
La elección intermedia de 2009 marcó una disminución de curules para el Sol Azteca, pero aún así fue la primera fuerza con 28 curules, seguido del PAN con 14 y del PRI con siete. En esa elección el PT consiguió seis, el PVEM cinco y Convergencia y Panal uno.
En la elección federal de 2012, nuevamente con Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia de la República, el PRD obtuvo 34 legisladores, el PAN 12, el PRI con nueve, el PT con cinco y MC, PVEM y Panal con dos cada uno.
Pero la elección intermedia de 2015 rompió con el éxito del PRD en la ALDF, pues hizo su debut Morena como el nuevo partido de izquierda, surgido luego del quiebre de López Obrador con el perredismo.
Ese año Morena se convirtió en la primera mayoría con 22 curules, seguido del PRD con 19, del PAN con 10, del PRI con siete, PVEM y PES con dos respectivamente, PT y Panal con uno.
Sin embargo, aunque era de esperarse que Morena conservara su primer lugar en este 2018 por el arrastre de la figura de López Obrador, los malos resultados del PRD sorprendieron a los analistas: por primera vez desde 1994 el PAN lo desbancó a un tercer lugar.
“La candidatura de Anaya arrastró votos al PAN pero no al PRD. Eso pasó porque actuaron como capos de la mafia, se portaron como aprendices, como si no supieran hacer política y la gente se los cobró caro”, expuso María Eugenia Valdés.
REFUNDARSE
El descalabro del PRD en la ciudad, su coto más importante de votos, su principal bastión, se debe en primer lugar a la alianza con el PAN, pero también a los malos manejo del partido de “la nueva generación de liderazgos”, como Héctor Serrano Cortés, Víctor Hugo Lobo y Mauricio Toledo, advirtió Alejandro Sánchez Camacho, secretario de Acción Política Estratégica de la fuerza política.
“Tener como candidato a Ricardo Anaya fue una decisión catastrófica para el PRD, sus militantes, simpatizantes y la población en general. En el caso de la Ciudad de México, que tiene una población más informada, democrática, progresista, no resistió esa alianza y fue una manera que se le cobró a la dirección nacional del PRD y de la capital su decisión”, explicó.
A la alianza fallida se sumó, agregó Sánchez Camacho, al descuido del partido en la capital del país.
“El PRD tenía un abandono de parte de Raúl Flores [dirigente estatal del Sol Azteca]. Los Comités Ejecutivos Delegacionales fueron abandonados, no se pagaban las prerrogativas, la crisis llegó hasta a detener los salarios a trabajadores de base. Eso fue lo más grave: que el PRD fue abandonado a su suerte en la ciudad”, argumentó el perredista coordinador de la corriente o “tribu” Izquierda Democrática Nacional (IDN) que fundó René Bejarano Martínez.
Los malos resultados, agregó el perredista, se deben a esa “nueva generación de líderes que dañaron tanto al partido”: “Lobo, Serrano, Toledo”.
“El PRD en la ciudad tiene una lápida encima, que será muy difícil que la puedan quitar, que son esa nueva generación de líderes”, dijo.
Sánchez Camacho adelantó que si el Sol Azteca no abandona la alianza con el PAN, pactada hasta 2024, los resultados pueden ser aún peores.
“Se tiene que evaluar que no fue la mejor decisión y que lo más recomendable es rechazar la alianza con el PAN. Hacer puentes de entendimiento con AMLO y Morena. Eso y que el PRD abandone la estrategia de la guillotina para los disidentes internos, porque ahora quieren expulsar a todos los que apoyaron a AMLO. Eso es un error”, dijo.
En la Ciudad de México, añadió, se debe de impulsar un proceso de renovación de los órganos de dirección en un Congreso de Refundación y Reconstrucción del partido, finalizó.