La marsellesa de Peña Nieto

17/07/2015 - 12:03 am

¡Allons enfants de la Patrie, le jour de gloire est arrivé! (¡Marchemos, hijos de la Patria, el día de gloria ha llegado!) Cantó, o hizo como que cantaba, el presidente Enrique Peña Nieto mientras veía desfilar a los orgullosos cadetes mexicanos junto a las fuerzas armadas francesas y abandonaba, como un patán, a su mujer que tuvo literalmente que volar para alcanzarlo.

Pero la gloria no llegó; al contrario. Mientras eso sucedía en Francia, en México lo poco que quedaba de credibilidad y fortaleza del gobierno se esfumaba. En eventos sucesivos, el principal logro político del sexenio, la captura de “El Chapo” Guzmán, y el principal logro económico, la reforma energética, se les escaparon entre las manos, grabadas en vivo, dejando un gobierno desnudo y un gabinete en crisis.

Tan delicado o más que la fuga “imperdonable” de Guzmán Loera es el fracaso de la ronda uno del sector energético; los capitales rechazaron la oferta de participar en México en la extracción de petróleo. Es demasiado pronto para atribuir a una sola causa el desaire a las licitaciones de 12 de los 14 campos petroleros ofrecidos en la subasta, pero de entrada deja muy mal parado al secretario de Hacienda, Luis Videgaray que es, junto con el vapuleado Osorio Chong, el otro pilar del gobierno de Peña Nieto.

Cuestionado, desgastado y cada día más alejado de dar resultados en los dos grandes temas que lo llevaron a la la silla, el Presidente tendrá que enfrentar las grandes decisiones. La inseguridad no solo no ha mejorado sino que comienza a dar indicios de empeorar. Pero más grave aún es la falta de crecimiento económico. Los que aseguraban que sí sabían cómo hacerlo, los que vendieron las reformas estructurales como la panacea para generar crecimientos por encima del 5 por ciento no han logrado cambiar la tendencia que tiene la economía mexicana desde hace 20 años y que no llega a 2 por ciento de incremento anual del PIB en promedio. Para acabarla, el ingreso de los hogares mexicanos en los dos últimos años cayó 3.5 por ciento, lo que significa entre otras cosas mayor pobreza, una terrible polarización del ingreso y un cuestionamiento profundo al trabajo del secretario de Hacienda.

En las próximas semanas Peña se enfrentará al más voraz de los tiranos: el enemigo interno. Metidos ya de lleno en la lógica de la sucesión presidencial la guerra contra los dos pilares del gobierno será inclemente y vendrá desde las entrañas del priismo. Mantener a Osorio y Videgaray tiene un altísimo costo de credibilidad; cambiarlos implica deshacer el pacto que ha permitido la estabilidad al interior del gobierno.

¡Allons enfants de Peña, les jours de gloire s´ont fuit! (¡Marchemos, hijos de Peña, los días de gloria se han escapado!).

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