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La neurociencia dice se debe hacer caso a los presentimientos o a la lógica de las situaciones

17/05/2018 - 2:58 pm

La clave para poder usar nuestra intuición en la toma de decisiones está en identificar si nuestra corazonada tiene algún fundamento o no preguntándote si has estado en una situación similar en el pasado. Si no consigues encontrar ninguna referencia, mejor básate en el pensamiento analítico.

Por Christiane Drummond

Ciudad de México, 17 de mayo (TICbeat)/SinEmbargo).- Cuando tenemos que tomar una decisión muchas veces se abre un debate entre nuestro lado más lógico y nuestro lado más intuitivo pero, ¿a cuál debemos escuchar? Descubre si puedes fiarte de tus presentimientos, según la neurociencia.

Cuando tenemos que tomar una decisión lo normal es que nos sentemos a valorar los pros y contras e intentando predecir cuales serán las consecuencias a largo plazo. Pero, ¿qué pasaría si nos fiáramos más de nuestros presentimientos?

Basar una decisión en una corazonada parece una locura. Nos han enseñado a usar nuestro lado más racional y suprimir el más intuitivo, evitando así actuar de manera impulsiva. No obstante, resulta que desde un punto de vista científico hacerle caso a nuestro instinto no es tan descabellado.

Las emociones no son irracionales, explica en The Conversation Valerie van Mulukom, psicóloga experta en investigación del pensamiento analítico e intuitivo. Se forman en base a lo que percibimos y pensamos y, por lo tanto, son una manera de procesar la información.

Los presentimientos son el resultado de esas emociones que surgen al analizar información externa para después compararlo con el conocimiento y los recuerdos que ya tenemos almacenados en el cerebro.

Cuando ocurre algo que no predecíamos nuestra mente se actualiza, por decirlo de alguna manera. Por lo tanto, cuando tenemos un presentimiento significa que nuestro cerebro está comparando un conocimiento que está almacenado en la mente con la situación actual, pero aún no hemos alcanzado dicha asociación de manera consciente.

Veamos un ejemplo proporcionado por Mulukom: imagina que estás conduciendo por una carretera oscura y de repente sientes una especie de impulso que te dice que tienes que desviarte ligeramente a la izquierda, y te das cuenta de que gracias a ello has evitado un bache en la carretera. No es que tengas poderes para prever que iba a estar ahí, sino que probablemente inconscientemente hayas visto al coche de delante esquivarlo, y tu mente ha hecho una asociación sin que te des cuenta.

Es decir, muchas veces tenemos conocimientos de experiencias del pasado acumulados en el cerebro fuera del alcance de nuestro lado más racional. Por esta misma razón, nuestra intuición mejora con la edad: tenemos más información en la que basarnos.

Sin embargo, no podemos fiarnos ciegamente de los presentimientos ya que nuestra mente puede guiarse por preferencias de manera equívoca. La clave para poder usar nuestra intuición en la toma de decisiones está en identificar si nuestra corazonada tiene algún fundamento o no preguntándote si has estado en una situación similar en el pasado. Si no consigues encontrar ninguna referencia, mejor básate en el pensamiento analítico.

No todo tiene que ser blanco o negro, explica Mulukom. Puedes combinar el pensamiento analítico con tus presentimientos para tomar decisiones. Teniendo en cuenta que la intuición muchas veces se trata de un procesamiento de la información más rápido y automático lo realmente descabellado sería ignorarlo.

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