Author image

Darío Ramírez

17/05/2012 - 12:01 am

Estudiantes dignos y libres

A los estudiantes de la UIA, por su coraje, valentía y dignidad.   Los estudiantes de la Universidad Iberoamericana (UIA) nos han dado a la sociedad mexicana una lección de valentía, dignidad y compromiso político. Nos han recordado que el proceso electoral es más que engullir spots publicitarios o escuchar la retórica de los candidatos […]

A los estudiantes de la UIA, por su coraje, valentía y dignidad.

 

Los estudiantes de la Universidad Iberoamericana (UIA) nos han dado a la sociedad mexicana una lección de valentía, dignidad y compromiso político. Nos han recordado que el proceso electoral es más que engullir spots publicitarios o escuchar la retórica de los candidatos y sus buenas intenciones. Nos han recordado que la democracia es disenso. Nos han recordado cómo ser ciudadanos activos en una inmadura democracia. Nos han recordado que nada está perdido por más que la narrativa pública sea que el sistema no puede cambiar. Esos jóvenes nos volvieron a enseñar con orgullo cómo ejercer la crítica.

Los gritos e insultos son parte de la democracia. Son parte de la libertad de expresión. Desterrarlos y demandar que toda crítica sea en tono de civilidad y racionalidad es iluso. Los gritos a favor de un candidato están permitidos y alentados, ¿por qué no los gritos en contrario? Exigir que en un mitin político (aunque sea en una universidad) sea el diálogo cordial y el políticamente correcto la única manera de hacer sentir su opinión, raya la censura. La política es pasión, encono y libertad.

Esos jóvenes universitarios pusieron por horas en jaque al sistema priísta y a los medios de comunicación y periodistas que lejos de responder al interés público de la información, son trabajadores de un partido y un candidato. Ese nuevo PRI (con la esencia del viejo régimen) que busca la posición política más alta del país salió, en cuestión de minutos, a descalificar a los estudiantes. Sus absurdas críticas se basaban en la falta de “respeto, en que eran colados organizados por Andrés Manuel López Obrador, que eran seudo estudiantes” y una larga lista de descalificaciones. Ahí está el nuevo PRI, con el discurso añejo y autoritario que bien le conocemos. La descalificación (que tanto criticaron de los estudiantes) fue la primera arma que utilizaron para atacar a la joven oposición universitaria.

La respuesta de la comunidad universitaria fue perfecta. Haciendo uso de la tecnología, 131 alumnos volvieron a dar una lección de dignidad. Ante las infundadas acusaciones priístas, con credencial en mano, dijeron: “Joaquín Codwell, Arturo Escobar, Emilio Gamboa así como medios de comunicación de dudosa neutralidad, usamos el derecho de réplica para desmentirlos: somos estudiantes de la UIA, no acarreados, no porros y nadie nos entrenó para nada”.

Nuestra democracia adolece de muchas cosas. Aún es un sistema en formación, en desarrollo. Es un sistema inmaduro que se basa en la errónea concepción de que los partidos políticos son empresas privadas contario a su naturaleza pública. En este imperfecto sistema yace en el centro la ausencia de medios de comunicación que verdaderamente respondan al interés público de la información y no a interés particulares de diversa índole.

El control de daños para proteger a Peña Nieto salió principalmente de medios de comunicación. Fue de ahí donde se buscó denostar a los jóvenes críticos acusándolos de “fascistas, nazistas, intolerantes groseros, irrespetuosos”. Claramente dichos comentarios son producto de la profunda ignorancia de los límites a la libertad de expresión que muestran en repetidas ocasiones nuestros comunicadores. La ausencia en noticieros televisivos de tan relevante hecho o bien las portadas de diarios de amplia circulación (como los de la OEM) que tergiversaron la realidad para poner la que les convenía nos señala, una vez más, que el antídoto perfecto para la crítica es la censura o la mentira.

Aclaremos: los alumnos de la Universidad Iberoamericana sí fueron irreverentes, groseros e irrespetuosos, ¿y qué? ¿A caso no son expresiones legítimas y legales ya que están consagradas en nuestro ordenamiento constitucional? ¿A caso hubo algún delito? No. Las intervenciones por parte de los valientes estudiantes están plenamente consagradas y protegidas por el derecho a la libertad de expresión.

Tal vez no gustan dichas expresiones. Esa es harina de otro costal. Si las consideramos prudentes o benéficas para el diálogo y la democracia son consideraciones que nada tienen que ver con su validez política, social y legal. La diversidad de opiniones y expresiones enriquecen y fortalecen nuestra sociedad. Es la materia prima para transitar a una verdadera sociedad basada en la igualdad. Las democracias más consolidadas nos enseñan el valor y el respeto que se debe tener al disenso. En dichas democracias, los debates diálogos e intercambios por el mayor puesto público se dan con una importante dosis de encono. En México nos asusta ese nivel de libertad y de democracia.

A los estudiantes de la Ibero no. Y siempre decimos que son ellos y ellas el futuro de nuestro país. Por ende, podemos augurar buenas cosas para nuestra democracia.

Darío Ramírez
Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana y Maestría en Derecho Internacional Público Internacional por la Universidad de Ámsterdam; es autor de numerosos artículos en materia de libertad de expresión, acceso a la información, medios de comunicación y derechos humanos. Ha publicado en El Universal, Emeequis y Gatopardo, entre otros lugares. Es profesor de periodismo. Trabajó en la Oficina del Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), en El Salvador, Honduras, Cuba, Belice, República Democrática del Congo y Angola dónde realizó trabajo humanitario, y fue el director de la organización Artículo 19.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video