Después de décadas e incontables producciones sobre el tema, Chernobyl deja una lección atemporal: la ciencia y el conocimiento como motores del desarrollo. “Cualquier ideología o religión que dice tener la verdad, en realidad puede acabar con ella”, resume Skarsgard.
Madrid, 17 de abril (EuropaPress).- Más de 30 años después, la catástrofe de Chernóbil sigue uno de los sucesos históricos más impactantes de la historia, además de una fuente inagotable para numerosas producciones, desde documentales hasta obras de ficción. HBO indaga de nuevo en la tragedia con Chernobyl, una miniserie protagonizada por Stellan Skarsgard (Vengadores: La era de Ultrón), Jared Harris (The Crown) y Emily Watson (Rompiendo las olas) que llegará a la plataforma el próximo 6 de mayo.
Skarsgard da vida a Boris Shcherbina, líder de la comisión gubernamental URSS al mando tras el desastre. “Es su viaje a través de las creencias en el sistema soviético. Pasa su vida creyendo en esta idea del estado perfecto y eso se derrumba dentro de él”, explica Skarsgard sobre su personaje en una entrevista concedida a Europa Press durante la presentación de la serie en Londres. El actor adelanta que, lejos de un retrato en tono sentimental de los efectos del accidente, Chernobyl pobyl pone de manifiesto los peligros de “desconfiar en la ciencia y confiar en rumores.
“Lo emotivo es muy peligroso. Líderes como Trump, Erdogan, su poder se basa en emociones y nada más”, reivindica Skarsgard. Una idea que refuerza Jared Harris, encargado de interpretar a Valery Legasov, el científico soviético elegido por el Kremlin para investigar el incidente. “En realidad él tenía mujer e hijos, pero necesitábamos quitarle emoción”, apunta Harris, quien hace una lectura de lo más pesimista, que persiste incluso en la actualidad. “No tiene sentido esperar la verdad de tu gobierno”, sentencia.
Junto a Legasov está Ulana Khomyuk, científica interpretada por Emily Watson que tuvo un papel clave en la investigación del accidente. Para la actriz, la serie transmite que “el control de datos es muy peligroso”, ya que todo tuvo su origen en la desinformación de los trabajadores debido al control estatal. “No teníamos ni idea de lo terrible que podría haber sido. Mucho, mucho peor”.
El personaje de Watson irrumpe en la zona cero con la solución, haciendo frente a una comisión formada exclusivamente por hombres. “Es ella quien descubre lo que realmente está pasando”, dice la actriz, quien añade que fue “genial” dar vida a una mujer que consigue imponerse gracias a sus conocimientos.
Una igualdad que, según la actriz, va más allá de la ficción, cada vez más con producciones más “diversas”. “Antes se prestaba atención a quien estrenaba un fin de semana. Si una película se estrenaba, la veía mucha gente y hacía dinero, el protagonista era rentable. Había muchos hombres que lo hacían, y muy pocas mujeres. Pero eso está cambiando”, reconoce Watson.
LA CIENCIA, INVISIBLE PARA LOS POLÍTICOS
Pero en Chernobyl, la cuestión no trata tanto sobre el género, sino sobre la invisibilización de la ciencia en la esfera política. “Los científicos no están en buena posición para compartir su conocimiento”, critica Harris, quien pone de ejemplo la crisis medioambiental. “La esfera política no parece haber demostrado que se lo tome en serio. Los jóvenes protestando todos los viernes demuestran lo serio que es, porque ellos son los que vivirán las consecuencias”.
Para Skarsgard, Chernobyl no ofrece respuestas sobre viabilidad o no de la energía nuclear, sino que más bien las plantea e invita a reflexionar sobre la situación actual. “En 1981 tuvimos un referéndum y voté contra la energía nuclear, pero la situación no estaba tan mal como ahora. Ahora no lo sé. Creo que no podemos arreglarlo simplemente cerrando las centrales nucleares y usando combustibles fósiles”, apunta.
Después de décadas e incontables producciones sobre el tema, Chernobyl deja una lección atemporal: la ciencia y el conocimiento como motores del desarrollo. “Cualquier ideología o religión que dice tener la verdad, en realidad puede acabar con ella”, resume Skarsgard.