Author image

Antonio Salgado Borge

17/04/2015 - 12:02 am

Vida extraterrestre

Es bien sabido que la ubicación de cualquier objeto es fijada siempre en relación a otro objeto. Para determinar la posición de algo en el espacio es preciso contar con al menos un punto de referencia que permita al observador establecer la distancia entre ambos puntos. La misma lógica aplica al momento de buscar el […]

Es bien sabido que la ubicación de cualquier objeto es fijada siempre en relación a otro objeto. Para determinar la posición de algo en el espacio es preciso contar con al menos un punto de referencia que permita al observador establecer la distancia entre ambos puntos. La misma lógica aplica al momento de buscar el lugar del ser humano en el cosmos.

En días recientes se dio a conocer que el robot Curiosity encontró indicios de agua salada en Marte. Durante años se ha fantaseado sobre la posibilidad de que este planeta vecino, que en el pasado presentaba un paisaje muy distinto al que actualmente conocemos, albergara agua en estado líquido o sólido. Ahora sabemos que Marte tiene capas de agua sólida –hielo- en sus polos y muy probablemente agua líquida salada debajo de su superficie. Las condiciones de temperatura y atmosféricas del planeta rojo hacen muy complicado pensar que pueda albergar vida –al menos como la conocemos-; pero este descubrimiento alimentará la especulación sobre la existencia de agua líquida y de vida en otros mundos menos hostiles.

El hallazgo del Curiosity debe ser entendido como una de las partes de un contexto mucho más amplio que incluye la existencia de un océano de agua líquida debajo de la superficie de Europa y Encélado, lunas de Júpiter y de Saturno respectivamente. Son esperables misiones futuras a ambos satélites e incluso ya hay misiones proyectadas a Europa que deberán concretarse en los 2020’s.

Fuera de nuestro sistema solar, pero aún dentro de nuestra galaxia, se calcula que existen al menos 2 mil millones de planetas con condiciones similares a las de la tierra. La duda de si nos encontraremos con vida fuera de la tierra se ha transformado en la incertidumbre de cuándo la encontraremos. De acuerdo a la jefa científica de la NASA encontraremos indicios de vida en otros planetas dentro de una década y confirmaremos su existencia en los siguientes 20 o 30 años. Ante el eventual hallazgo de seres vivos extraterrestres, ya no es posible seguir evadiendo una pregunta fundamental: ¿qué pasará cuando los encontremos?

Por principio de cuentas los creacionistas más conservadores tendrán un tremendo problema entre manos. La vida en otros planetas sería una evidencia incontrovertible de que un mismo proceso evolutivo rige a todo el universo y que la vida en la tierra forma parte de una ontología –una lista de las cosas que existen- causalmente cerrada. Así, aquellos reaccionarios que aún consideran que nuestro planeta tiene unos cuantos miles de años o que jugamos un papel exclusivo y protagónico en el cosmos no tendrían más remedio que aceptar su equivocación o calumniar a la ciencia. Si tuviera que elegir, apostaría por la segunda.

Otros conservadores menos radicales intentarán defender el excepcionalismo antropocéntrico argumentando que mientras no encontremos seres con conciencia similar o superior a la nuestra la primacía humana no puede ser refutada. Sin embargo, la conciencia se desarrolla incrementalmente –en grados- y no es algo que surja completo o de la nada. Cualquier ser vivo, por simple que sea, podría por tanto ser considerado como evidencia de un proceso que puede eventualmente desembocar en el desarrollo de seres consientes.

Finalmente, para todos aquellas personas capaces y dispuestas de aceptar el nuevo conocimiento, creacionistas, creyentes en un diseño inteligente o no, el descubrimiento de vida extraterrestre cambiará de nueva cuenta el lugar que los seres humanos nos hemos autoatribuido en el cosmos. Afortunadamente no será la primera ni la última vez que esto ocurra. Copérnico y Galileo nos retiraron del centro del sistema solar, Newton nos demostró que todo lo físico es regido por las mismas leyes , Darwin nos ubicó como parte de la  misma cadena evolutiva de la que surgió toda la vida en la tierra, la mecánica cuántica de Planck nos mostró que todo lo existente surge de las mismas partículas y Hubble nos reveló que nuestra galaxia es tan sólo una entre cientos de miles de millones.

Pronto daremos un paso más en proceso de gradual desmantelamiento de la sofocante cápsula en la que durante tanto tiempo hemos permanecido encerrados. El descubrimiento de vida extraterrestre terminará con el desolador silencio de un vecindario cósmico poblado por cuerpos inertes. Dado que toda vida como la conocemos es sensible, es muy probable que también los seres humanos seamos percibidos. De ahí se derivará una nueva relación posicional del ser humano con el resto del universo que, al igual que los cambios anteriores, es probable que tenga efectos sociales y políticos que en este momento resultan impredecibles.

Una cosa es cierta: entre las más maravillosas consecuencias de las deliciosas mordidas al fruto del conocimiento se encuentra el entendimiento de que somos puntos minúsculos sujetos a las mismas cadenas causales que el resto de los puntos minúsculos que nos acompañan en el universo. Mientras más pequeños nos vamos encontrando como individuos, como especie y como terrícolas, los seres humanos nos aceptamos como una de las partes constitutivas de un todo infinito y, por tanto, nos volvemos en realidad infinitamente más grandes.

Facebook: Antonio Salgado Borge

Twitter: @asalgadoborge

Antonio Salgado Borge
Candidato a Doctor en Filosofía (Universidad de Edimburgo). Cuenta con maestrías en Filosofía (Universidad de Edimburgo) y en Estudios Humanísticos (ITESM). Actualmente es tutor en la licenciatura en filosofía en la Universidad de Edimburgo. Fue profesor universitario en Yucatán y es columnista en Diario de Yucatán desde 2010.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas