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#DatosCerrados | El Expediente Posadas suma más de dos décadas de impunidad y reserva

23/05/2016 - 12:03 am

Este es uno de los asesinatos ocurrido en México que a pesar de más de veinte años no ha encontrado solución y del cual, aún se ignora el motivo. El 24 de mayo de 1993, el cardenal de la Iglesia Católica, Juan Jesús Posadas Ocampo, fue ultimado en una balacera en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara. Han pasado 23 años y aún no se sabe quién y por qué dirigió esas 14 balas que acabaron con su vida en plena luz de la tarde. Por lo pronto, la Procuraduría General de la República mantiene bajo reserva la averiguación previa AP SE/001/95 y el desglose de la averiguación previa AP 1132/93 del orden federal con el argumento de que la investigación continúa.  

Presentacion del informe sobre las investigaciones del asesinato del cardenal Juan Jesus Posadas Ocampo en el año 2000. Foto: Cuartoscuro
Presentacion del informe sobre las investigaciones de la Procuraduría General de la República sobre el asesinato del cardenal Juan Jesus Posadas Ocampo en el año 2000. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 23 de mayo (SinEmbargo).– Su cuerpo cayó ladeado sobre su chofer, vencido por 14 balas, entre el flujo de personas en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara. Su asesinato originó un enredo de versiones oficiales, hipótesis y rumores. En el discurso oficial se enquistaron dos versiones: una es que fue víctima del pleito a bala entre huestes del Cártel de Sinaloa y de los hermanos Arellano Félix. Otra es que fue confundido con «El Chapo» Guzmán por miembros del cártel de los Arellano. Nada se sabe con certeza 23 años después del crimen del cardenal católico, Juan Jesús Posadas Ocampo.

El autor o los autores, así como sus motivos, nunca fueron identificados y el caso, en la práctica, fue cerrado. En teoría, según información de la Procuraduría General de la República, la investigación continúa.

Si los ciudadanos desearan indagar a través de los mecanismos de Transparencia sobre qué ocurrió aquella tarde no van a tener acceso a la parte fundamental del expediente. Dado que las pesquisas siguen, las averiguaciones previas AP SE/001/95 y la AP AP 1132/93 del orden federal están reservadas de manera ilimitada.

Hace dos años, cuando el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información Pública (INAI) se llamaba IFAI, alguien solicitó que se abrieran esas indagatorias porque contenían ocho líneas de investigación de las cuales, sólo se había concluido en cinco. El solicitante deseaba saber el grado de la investigación.

La PGR respondió que el expediente de averiguación previa en trámite actualizaba la hipótesis de reserva prevista en el artículo 14, fracciones 1 y 3 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública General (LFTAIPG), en relación con el 16 del Código Federal de Procedimientos Penales (CFPP). En consecuencia, el pleno del entonces IFAI confirmó su reserva.

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En principio, el entonces procurador Jorge Carpizo McGregor (Q.E.P.D) informó que el religioso murió en «fuego cruzado». La declaración fue derrumbada con la misma velocidad que fue dicha porque el dictamen forense y las pruebas balísticas arrojaron que el auto del prelado recibió 57 disparos, todos directamente contra sus tripulantes. Entonces, surgió la línea de que esta muerte se debió a un confusión, hipótesis que Jesús Alberto Bayardo Robles, alias «El Gory» -detenido en el lugar de los hechos- ayudó a fortalecer.

En su declaración, «El Gory» asentó que el objetivo era acabar con un tal «Chapo» que en realidad se llamaba Joaquín Guzmán Loera. En ese tiempo, pocos nombraban al Chapo. Su ser apenas era conocido en el ámbito de las instancias de justicia, pero no a nivel popular.

En 1997, «El Gory» fue trasladado a Estados Unidos y años más tarde, confesó que en México lo obligaron a mentir. Que su muerte estaba vinculada a documentos que poseía, donde se involucraba a jefes del crimen organizado  y altos funcionaros, dijo en esta nueva declaración. Pero esa versión tampoco ha sido comprobada. En este punto, cobró relevancia que pudo haber sido un accidente. El prelado estuvo en el sitio equivocado porque ahí se iban a enfrentar los Arellano Félix y el Cártel de Sinaloa.

Hay otra versión.

Para esclarecer el crimen, en 1998, el entonces Procurador creóun Grupo Interinstitucional por insistencia del cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñíguez. Un año después, la revista Proceso publicó que el obispo de Nezahualcóyotl, José María Hernández González, confirmó que Posadas Ocampo fue invitado a una comida en Los Pinos en mayo de 1993, donde se trataron «cuestiones muy delicadas». El Presidente –el anfitrión, pues– era Carlos Salinas de Gortari.

Según el obispo Hernández Aguilar, los motivos del asesinato pudieron originarse en un reclamo airado de Posadas –entonces vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano– al mandatario porque su familia estaba involucrada en el narcotráfico. En la reunión habrían estado Manuel Camacho Solís (Q.E.P.D) y el candidato por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio (Q.E.P.D.), así como el jefe de la Oficina de la Presidencia, José Córdova Montoya.

EL CHAPO Y EL CARDENAL        

La leyenda de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, “El Chapo”, se inició con el asesinato del cardenal. “El Chapo” era un narcotraficante desconocido en 1993. No tenía fama, prestigio ni fortuna. No como ahora. De su vida no se desprendía nada bueno para los cuartetos de un narcocorrido: un tipo regordete y sin estatura que se movía bien en la sierra, como lobo; pero nada más. Pero el asesinato del cardenal lo catapultó como uno de los hombres más buscados del mundo bajo el liderazgo del Cartel de Sinaloa. Su poderío estaba concentrado en el trasiego de cocaína a Estados Unidos; pero no era el dominante. Otros como “El Mayo” Zambada, los Arellano Félix, o Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal disputaban lo mismo con tanta o más fuerza que él.

El 11 de junio de 1993, Joaquín Guzmán Loera fue capturado por primera vez. El periódico Excélsior puso en su titular una frase que adjudicó a la PGR: “Estricta Aplicación de la ley a los Asesinos de Posadas”. Ocho años después, en 2001, durante  el Gobierno de Vicente Fox Quesada, el capo huyó. Y fue justo en su periodo de fugitivo -14 años- cuando logró construir esa suerte de holding del narcotráfico que se le atribuye. Guzmán Loera se convirtió en  el dueño del mercado de estupefacientes en el planeta con presencia en Estados Unidos, México, Europa y Asia, lo que lo perfiló como un negociante histórico fuera de serie que logró desplazarse por cuatro continentes a través de la corrupción.

Fue reaprehendido en febrero de 2014 y se volvió a fugar en julio de 2015. En enero de 2016, fue recapturado. El pasado viernes 20, la Cancillería mexicana autorizó su extradición a Estados Unidos para ser procesado en una corte del oeste de Texas, donde enfrenta los delitos de asociación delictuosa, contra la salud, delincuencia organizada, posesión de armas, homicidio y lavado de dinero. En el proceso, Guzmán Loera tiene una certeza: no se le aplicará la pena de muerte. La Cancillería mexicana informó que el Gobierno de Estados Unidos proporcionó «las garantías suficientes» de que ello no ocurrirá.

Capturado, «El Chapo» no ha aportado al expediente de Juan Jesús Posadas Ocampo. Así que aún no se sabe quién ni por qué lo asesinó.

Consulta de datos: Información Relevante de la PGR en el Portal de Obligaciones y Transparencia, Infomex del INAI.

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