El comercial realizado por Greenpeace, los supermercados Iceland Foods y Emma Thompson, pasa de los dibujos animados a imágenes reales con grandes máquinas acabando con todo lo que hay a su paso en el ecosistema de los orangutanes.
Ciudad de México, 16 de noviembre (SinEmbargo).– “Hay un orangután en mi habitación y no sé qué puedo hacer”, repite en verso la actriz británica Emma Thompson que da voz a una niña dentro de un anuncio animado para Reino Unido, mismo que ha sido censurado por considerarlo “demasiado político”.
El pequeño orangután perdió a su madre y ahora busca dónde poderse quedar porque el bosque tropical en el que vivía ha sido destruido por las grandes industrias que desean conseguir aceite de palma para sus productos.
“Hay humanos en mi bosque y no sé qué puedo hacer. Ellos destruyen nuestros árboles para tu comida y tu champú”, contesta el bebé orangután llamado Ring-Tan a la niña que le pregunta porqué está en su cuarto.
El comercial realizado por Greenpeace, los supermercados Iceland Foods y Emma Thompson, pasa de los dibujos animados a imágenes reales con grandes máquinas acabando con todo lo que hay a su paso en el ecosistema de estos animales.
Clearcats, que regula los anuncias en Reino Unido, prohibió le comercial por considerarlo con objetivos “de naturaleza política”, motivo por lo que decidió cancelarlo antes de que llegará el publico a través de la televisión. Sin embrago, las redes sociales se han encargado de su difusión.
El aceite de palma está presente en más productos de los que pueden imaginar y expertos en el tema advierten que es dañino tanto para la salud de los humanos como para la del planeta.
Este aceite es extraído de una planta originaria del oeste de África que florece en cualquier lugar donde llueva y haga calor, por ejemplo en Norteamérica dijo Paulina Bermúdez Landa, directora ejecutiva de Proyecto Gran Simio México, en entrevista con SinEmbargo, y agregó que el 85 por ciento del producto que se consume alrededor del mundo proviene de Indonesia, donde orangutanes y otras especies son desplazadas y asesinadas para dar paso a monocultivos de palma.
Además de ello, la salud de los consumidores se ve en peligro, ya que –de acuerdo con Ana Larrañaga, coordinadora de proyectos de nutrición en Fundación Mídete– hasta el 50 por ciento de su composición es de ácidos grasos saturados que se asocian con el incremento de colesterol LDL en la sangre, los cuales poseen propiedades negativas para la salud.
– Con información de Ivette Lira
