Parcial y subjetivo | Espíritu revolucionario

16/11/2012 - 12:05 am

Por muy funcional que sea un esquema político o social, éste termina desgastándose. Conservar una misma forma de gobierno parece algo insostenible. Sobre todo, porque, siendo objetivos, en la historia de la humanidad los malos gobiernos son los que han invadido a las sociedades. Ya sea por el ansia de poder, ya por el ensoberbecimiento, ya por la impunidad o la corrupción, lo cierto es que, tarde o temprano, quienes mandan terminarán abusando de los ciudadanos. Hay sociedades capaces de aguantar por décadas. Ya sea porque la subyugación es tal que no encuentran la forma de salir de ella, ya porque se les ha enajenado con paliativos que resultan vías de escape. Pero, salvo que exista un cambio en las condiciones de vida de los oprimidos, la rebelión terminará estallando.

Por estos días se conmemora un aniversario más de la Revolución Mexicana. Es mucho lo que se puede decir de ella. Desde la necesidad de que sucediera hasta el fracaso que significó. Sin embargo, han existido otras revoluciones que han triunfado, o no. Más allá del dato histórico, la literatura suele ocuparse de la vida de los ciudadanos, de los verdaderos implicados en la gesta. Sí, las ideas son de unos cuantos y pronto se tergiversan para que la opresión continúe. De ser así, entonces interesa la perspectiva de ellos, de los que pelearon por una causa ajena, de los que sacrificaron todo en pos de un ideal simple: mejorar sus condiciones de vida.

El siguiente listado incluye novelas relacionadas, de una u otra forma, con algún movimiento revolucionario o golpe de estado. Interesa, en ellas, la forma en que los personajes tuvieron que adaptarse al cambio de vida. A fin de cuentas, eso es lo que en verdad importa.

Los de abajo

Demetrio Macías era un campesino que vivía con tranquilidad. Sin embargo, un conflicto con un capataz de la zona lo obligó a involucrarse en la lucha revolucionaria. A diferencia de la mayoría de los soldados, él se dio cuenta del ideal que se perseguía. Por eso no tardó en apuntarse victorias y en sumarse a bandos con tal de vencer a las últimas huestes huertistas. Cuando, al acabar la lucha armada, regresó a su pueblo, lo recibió una miseria mucho mayor de la que existía antes de la revolución. Además, los caudillos iniciaron una lucha entre ellos; el final no podía ser esperanzador. Con una prosa que roza lo carnavalesco y con elementos metaficcionales, Mariano Azuela consigue un retrato preciso de la época. Sobre todo, en lo relacionado con el cambio ideológico y de bando de los que vivieron la época.

…………………………………………………………………………………………………………….

Pekín en coma

Una revolución y una rebelión se juntan en esta novela. Dai Wei es un estudiante que, tras la enorme represión que se llevó a cabo en la Plaza de Tiananmen quedó en estado de coma. Cuando las autoridades hospitalarias se enteraron de que estaba en contra del gobierno lo mandaron a casa de su madre. Lleva así 10 años. Mismos que sirven para hacer un recuento histórico de los sucesos que llevaron a esa matanza. Al mismo tiempo, en otro plano narrativo, se da cuenta de los horrores que se vivieron durante la Revolución Cultural, sucedida un par de décadas atrás. La unión que propone Ma Jian permite entender la gravedad de estos hechos históricos que obligaron al sometimiento de la mayor sociedad existente. Para conseguirlo, escribió una suerte de novela testimonial, con elementos propios de la historia y de la ficción. El resultado es un libro sorprendente, cargado de referencias y de dolor.

…………………………………………………………………………………………………………….

La madre

La Revolución Rusa no sólo fue una lucha por derrocar al gobierno existente. En muy buena medida también fue una revolución ideológica. Esto implicó un cambio más profundo. La población no sólo debía pelear para mejorar sus condiciones de vida, también era necesario que se convenciera de la nueva forma de ver el mundo que se les ofrecía. Algo difícil para las clases más bajas, no ilustradas, compuestas por familias muy apegadas a la tradición. Sin embargo, fue en este contexto en que se concretó la transición comunista. Personajes como Pelagia suelen ser refractarios al cambio: ella es una viuda vieja que sólo ve por el bien de su hijo. Y es por ello que cambia, incluso cuando Pável ya no está cerca de ella. La madre, de Máximo Gorki, es una novela que puede ser leída desde muchos niveles. El que nos ocupa hoy se relaciona con ser testigos de la transformación desde sus agentes de cambio: los ciudadanos de a pie.

…………………………………………………………………………………………………………….

Ernesto Guevara también conocido como El Che

Cierto, es una biografía novelada y, como tal, no se ocupa sólo de dar cuenta de la Revolución Cubana. Sin embargo, la historia del Che no puede desligarse de este hecho histórico. Es, entre muchas, una de las revoluciones con más adherentes. Al menos, en sus primeros años. La ideología de quienes se organizaron para tomar a la isla estaba a toda prueba. Poco importaba que fueran apenas unos cuantos quienes emprendieran el camino en un barco precario que zarpó de México. De hecho, eso fue lo que contribuyó a que esta revolución se volviera icónica. Pronto representó a todo un espectro ideológico: aquél que estaba en contra del autoritarismo norteamericano. Paco Ignacio Taibo II da cuenta, con todo lujo de detalle, de la vida del héroe más emblemático de esta gesta. Alguien tan humano que no era difícil convertirlo en mito.

…………………………………………………………………………………………………………….

Los miserables

Uno de los grandes problemas de toda revolución tiene que ver con lo que vendrá después. No basta con derrocar al gobierno opresor, las instituciones persisten y, en caso de eliminarlas, es necesario crear de nueva cuenta al estado. Francia, durante la primera mitad del siglo XIX fue un claro ejemplo de ello. Se abolió la monarquía sólo para volver a ella algunos años más tarde, tras haber pasado por varias formas de gobierno. Es durante estas transiciones cuando se desarrolla Los Miserables. Si bien es cierto que puede ser leída como una historia de redención o como un melodrama llevado al límite, también ofrece una fuerte crítica social. Sin embargo, ésta no es sólo al gobierno en curso, sino a la idea misma de la clase gobernante. El pueblo sigue muriendo de hambre, la justicia sólo es para los ricos, la igualdad es una quimera idealizada. Leer a Víctor Hugo es sospechar que la sociedad no puede tener un final feliz.

La literatura se ha encargado de mostrar algo que va más allá de los ideales. Si bien las revoluciones son necesarias, en sí mismas no garantizan el bienestar de la sociedad. Ya sea que se parta de una tiranía para llegar a otra ataviada de idealismo, ya que se requiera un enorme sacrificio para levantar lo poco que quedó, lo cierto es que la revolución es un último recurso. Al menos, si se observa sólo a las personas. Tal vez, al cabo de muchos años, el beneficio se consiga. Sin embargo, la literatura se ocupa más de los personajes que de las sociedades enteras. Por ello, acercarse a estas obras implica reconocer el sufrimiento y el sacrificio que se precisa para cambiar la vida de una nación.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video