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Adela Navarro Bello

16/10/2013 - 7:11 am

“Traidores de México”

Hace unos días, miembros del Partido Acción Nacional presentaron su proyecto de reforma político-electoral, que significa una cirugía mayor para el sistema electoral mexicano. Desde un Instituto Nacional de Elecciones, hasta legislación exclusiva, filtros ciudadano para designación de consejeros, recategorizacion de delitos electorales, así como empatar los procesos electivos de todos los estados al presidencial […]

Hace unos días, miembros del Partido Acción Nacional presentaron su proyecto de reforma político-electoral, que significa una cirugía mayor para el sistema electoral mexicano. Desde un Instituto Nacional de Elecciones, hasta legislación exclusiva, filtros ciudadano para designación de consejeros, recategorizacion de delitos electorales, así como empatar los procesos electivos de todos los estados al presidencial del 1 de julio del año que corresponda, pasando por la segunda vuelta en la elección presidencial, el gobierno de coalición y la reelección de diputados.

La propuesta panista es parte de su inclusión en el infame Pacto por México que da oportunidad a los dirigentes de los partidos de negociar con el Presidente de la República e imponer sus criterios a las Cámaras, a partir de las fracciones político-partidistas ahí representadas. Ya sabe, la imposición del Poder Ejecutivo sobre el Poder Legislativo.

Y son precisamente las cámaras las que, por ese Pacto y por la defensa de los intereses de sus partidos, y de sus líderes, le están dando la espalda a quien los eligen, los mexicanos todos, distribuidos en cada uno de los distritos electorales federales en los municipios de México.

Por ello la reelección de diputados es algo que se antoja, en una sociedad harta de la política, la retórica presidencial y la negociación entre sus representantes en el legislativo. En estos momentos, cientos de diputados federales están dejando de representar a sus gobernados para responder o al Presidente de la República en el caso de los priistas, o al dirigente en turno en el caso de los perredistas. Los panistas, proponentes de la reforma político-electoral, han asumido una posición de defensa, específicamente en el tema de la reforma hacendaria, pero negociando la aprobación de otras cláusulas que son de su interés e ideología.

En estos días la reforma hacendaria de Enrique Peña Nieto, mantiene paralizados muchos sectores económicos, productivos y de desarrollo e inversión en México. Están atentos a lo que sucederá si todas las imposiciones que se contemplan en la misma son aprobadas, producto de un acuerdo entre legisladores de uno y otros partidos, antes que el documento llegue al Senado en los siguientes días.

La reforma más impositiva de la que se tenga memoria en los últimos años, es la de Peña. No sólo propone el incremento en la tasa del impuesto al valor agregado, sino que adiciona gravámenes a sectores y transacciones que ya estaban reguladas pero que en lo individual no cargaban con la imposición, como es el caso de la vivienda, la renta, las colegiaturas y otros.

Las fracciones panistas, con poderío político en el norte de México, donde se ubican los estados que más afectados resultarían, por ejemplo con la homologación del IVA, han decretado un no en lo general a la reforma hacendaria, específicamente porque afecta a sus electores (y a los de siempre, pues la impositiva reforma de Peña castiga a los regularizados, pues poco promueve ampliar la base de contribuyentes), mientras los perredistas han escuchado el canto de las sirenas priistas que ofrecen medidas populistas como el seguro universal (quién sabe con cuál infraestructura), las pensiones a los adultos mayores (para todos, independientemente que lo necesiten o no), y fondos especiales para el Distrito Federal (como si fuese la única entidad necesitada), así como para obras en estados, entre otros, todo ello a cambio de apoyar la reforma hacendaria.

En estas condiciones el partido de izquierda apoya la capitalización del gobierno federal del PRI a partir de más, y más altos impuestos, a cambio de programas asistencialistas. Mientras los panistas rechazan la reforma hacendaria y exigen que su propuesta de reforma político-electoral, sea aprobada incluso antes que la energética, para poder tomar una posición.

Cómo nos deja esto. Ahora es tiempo de analizar, que si en México existiera la reelección de diputados federales ¿Cuántos de los que hoy están dando la espalda a su pueblo para apoyar al impositivo Peña, tendrían una segunda oportunidad en las urnas? Ahora que todo queda grabado en videos, redes sociales y mensajes ¿Cómo serían las campañas de ataque (mal llamadas negras) en una reelección?

Por ejemplo, el diputado bajacaliforniano Cris López, es un joven priista que prometió mucho y ha dado poco. En el fondo de su pensamiento, por su condición de residente fronterizo y por su ánimo de continuar en la política, López quisiera oponerse a la homologación del IVA al 16 por ciento en la frontera, pero no puede hacerlo. En un duro golpe para sus electores, decidió apoyar a Peña y decir sí a la reforma hacendaria en lo general, olvidándose de lo que beneficia o interesa a quienes lo llevaron a mamar de la ubre legislativa.

Entonces ¿Podría Cris López venir a Baja California en el 2015 a pedir la reelección? Sí podría hacerlo, pero el riesgo es, que sería una hermosa presa política para la oposición, debido a su falta de compromiso para con los tijuanenses en relación al IVA en la frontera. Y ahí están sus palabras, sus posiciones y sus discursos disparejos que dan cuenta que efectivamente, como representante del pueblo, se olvidó de los intereses de éstos, y ponderó su compromiso con el Presidente Peña.

Por si no lo sabe, la profesora María del Carmen López Segura, era la líder de la fracción priista de Baja California en la Cámara de Diputados, pero su partido la destituyó como tal cuando ella declaró públicamente, que votaría contra la homologación del IVA, y contra los designios de Peña, porque así se lo exigen sus electores en su estado de origen, y porque así es su convicción. En su lugar, los priistas, pusieron a Cris López. Así el que viene de la CNOP se quedó como líder por servir a su Presidente en lugar de representar a sus electores.

Por estos días también, Andrés Manuel López Obrador, recorre estados de la República Mexicana, organizando las asambleas constitutivas del Movimiento de Regeneración Nacional, para convertir a ese movimiento en partido político. Alejado del PRD, no está de acuerdo –aun cuando no tiene representación en las Cámaras- con las reformas de Peña, ni la hacendaria, mucho menos la energética; pero sabedor del entorno político, conocedor del actuar: diputados y senadores ponderan compromisos políticos por encima de responsabilidad ciudadana, López Obrador llamó a los legisladores que aprueben ambas iniciativas presidenciales, como “Traidores de México”, y amenazó:

“Personalmente voy a ir a cada uno de los distritos y a los estados a dar a conocer sus nombres, porque siempre se escudan en el anonimato. Ahora sí todos van a saber que los diputados y senadores que voten por estas reformas contrarias al interés del pueblo y de la nación van a ser señalados como traidores a México”.

El de Morena está en su libertad de hacerlo, pero los electores mexicanos también y de aprobarse la propuesta panista –después de todo así está condicionada, a la aprobación de otras reformas de otro partido- y la reelección se da en nuestro país, todos esos traidores de intereses ciudadanos, podrían no ser reelectos. ¿No?

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