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Diana, 23 años, 3 hijos, de Edomex, fue secuestrada con otros. La madre dice que la quemaron viva

16/09/2018 - 1:55 pm

Diana, de 23 años de edad, desapareció el pasado 5 de enero junto a su hija de 6 meses de edad, su cuñado y concuña. Iban a vender juguetes por el Día de Reyes. Ese mismo día, la bebé fue abandonada cerca de un centro de salud. De los adultos no se supo nada hasta dos días después que las autoridades encontraron el auto en el que viajaban totalmente calcinado y con los cadáveres dentro.

Roxana, la madre de Diana, recuerda que tardaron 15 días en entregarle los restos de su hija. Se los dieron en una bolsa de basura, asegura, y le dijeron que no la velara. El calvario no terminó ahí: luego vinieron las amenazas, por lo que la mujer tuvo que dejar su casa

Por Beda Peñaloza

Ecatepec, 16 de septiembre (A Fondo Edomex/SinEmbargo).- El homicidio de Diana, quien dejó tres pequeños huérfanos, destrozó la vida de su madre. Dice que ha envejecido de sufrimiento y dolor, de pensar que su hija fue torturada y quemada viva.

A ocho meses del asesinato de su hija, junto a otras dos personas, fue detenido un sujeto que participó en el crimen, pero su madre exige que den con todos los responsables.

Roxana recuerda que el día que su hija desapareció comenzó el calvario y su vida se llenó de dolor. Diana salió con su bebé, de seis meses de edad, a acompañar a su cuñado, Jaime, y a su concuña, Ángeles, a vender juguetes con motivo del Día de Reyes el pasado 5 de enero. Viajaban en un auto Golf de color gris. Luego, los cuatro desaparecieron.

Ese mismo día, la bebé fue abandonada con vida cerca de un centro de salud en el poblado de Maquixco, en San Juan Teotihuacán.

Dos días después, el 7 de enero, las autoridades reportaron el hallazgo del carro totalmente calcinado y en su interior el cuerpo de las tres personas que se encontraban desaparecidas, en la colonia San Jerónimo Xonacahuacan.

Tras interponer la denuncia por la desaparición, detalla Roxana, su hija comenzó a ser criminalizada pues se corrió la versión de que ella había abandonado a la bebé para irse con su cuñado, luego se aclaró que los tres adultos habían desaparecido.

El dolor y la tristeza llegaron la noche del 7 de enero, cuando se enteró que habían encontrado el auto Golf en un camino de terracería con los cuerpos calcinados.

Roxana recuerda  que los restos de su hija le fueron entregados quince días después del hallazgo, porque en la Fiscalía de la entidad no contaba con las herramientas para hacer las diligencias necesarias. Detalla que fue gracias al apoyo de la fundación Delos y de un ex diputado quienes compraron los reactivos necesarios para hacer las pruebas de ADN y los peritajes.

“Sentí morirme cuando las autoridades me entregaron los restos de mi hija en una bolsa de basura y no querían que la velara, lo hice de manera privada, antes de darle sepultura”, dice Roxana.

Al transcurrir los días, el calvario de perder a su hija no terminó, pues comenzó a recibir amenazas por parte de los asesinos. Roxana tuvo que abandonar su casa y se hizo cargo de sus tres nietos, quienes extrañan a su madre.

Roxana, que ahora luce con el rostro demacrado de tanto sufrimiento, refiere que la tranquilidad de su hogar se perdió, además que no se le borran las imágenes de la mente de lo que le hicieron a su hija, una mujer dedicada al hogar que no le hacía daño a nadie. Dice que a las autoridades no les interesa el dolor por el que atraviesa, porque no se preocupan ni se ocupan en tomar acciones para que pongan un alto a tantos asesinatos de mujeres.

Han transcurrido ocho meses de la tragedia y con las lágrimas que brotan de sus mejillas, informa que ya fue detenido uno de los involucrados en el asesinato de su hija, a quien torturaron, le quitaron los dientes y la quemaron viva.

Sin embargo recalca que aún faltan cómplices por detener, porque un solo hombre no pudo levantar, torturar y quemar a las tres personas. Alertó que vive con pánico al saber que están libres y busquen venganza, porque su cómplice está preso.

Comenta que ha tomado terapias psicológicas, pero aunque lo intenta, el sufrimiento no termina, porque está muerta en vida y sabe que tiene que sacar adelante a sus nietos.

“Yo ayudaba a las personas, a mujeres y niños, lo que pasó a último término porque de qué sirve que se porte uno bien, de todas maneras no cuenta, la vida sorpresivamente nos da unas cachetadas horribles. De qué sirve ser buena, de qué sirve no hacerle mal a nadie, si aquí los que sobreviven son los más fuertes y los que hacen cosas contra la sociedad y hasta son protegidos por autoridades”, relata.

Exhorta a las madres que tienen hijas desaparecidas a que sigan su búsqueda, porque ella, aunque tiene una pena que jamás superará, la encontró y le duele que las autoridades no tomen acciones para ayudar a otras personas que se encuentran en su situación.

Acusa que las autoridades minimizan los casos por no contar con recursos, como le pasó a ella, que agradece que se hayan cruzado personas en su camino que intervinieron para apoyarla y resguardarla. Dice que seguirá clamando justicia, para que todos los que participaron en el asesinato de Diana paguen por lo que hicieron, dejarle su vida vacía.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE A FONDO EDOMEX. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

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