Gachupines en la milpa

16/08/2015 - 12:00 am
Foto: Tomada de Internet
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¿Dónde están los 43?

Cuando hablamos de gachupines pensamos rápidamente en un término despectivo para hablar de los españoles que se avecindaron en México, sin embargo en esta ocasión no me referiré a ellos sino a un grupo de ácaros simpaticones muy grandes que deambulan por los campos de cultivo de las zonas tropicales y subtropicales de nuestro país y son conocidos por el mismo nombre común: Gachupines, en otros países se les conoce como ácaros terciopelo o aterciopelados.

Los ácaros gachupines son cosmopolitas, comunes tanto en el viejo como en el nuevo mundo y pertenecen a la familia Trombiididae; son organismos que llaman la atención por su color rojo brillante y textura aterciopelada, a primera vista parecen arañas regordetas con patas cortas pero al mirarlos con cuidado podemos reconocer las características diagnósticas de un Ácaro: ocho patas, un cuerpo sin división denominado idiosoma, a partir del cuál sobresalen las partes bucales prominentes llamadas quelíceros y palpos. Son parientes de las garrapatas y de los ácaros del polvo pero su tamaño es mucho mayor (hasta 3 centímetros) y podemos distinguir con facilidad su morfología externa. Dado su color contrastante es común observarlos al comienzo de la época de lluvias que corresponde con su temporada de apareamiento. Cuando son adultos los gachupines son depredadores de huevos y estadios larvales de insectos mientras que en sus estadios larvarios son parásitos obligados de otros invertebrados, incluyendo arañas, opiliones, grillos, larvas de mariposas, escarabajos entre otros.

El ciclo de vida de los gachupines puede ser anual o bianual dependiendo de la especie. Los huevos eclosionan en la primavera y las larvas buscan a su presa y permanecen adheridos a ella por dos semanas (como las garrapatas), posteriormente se mueven al suelo para transformarse en adultos. Los adultos además de buscar comida entre la fauna de invertebrados del suelo, buscan pareja para aparearse. El apareamiento de los ácaros terciopelo es indirecto como en otros arácnidos, el macho deja un paquete con esperma en el suelo y atrae a la hembra hacia él con una danza ritual y caminos de señales químicas. Una vez que la hembra recoge el espermatóforo ocurre la fecundación interna de sus óvulos y deposita los huevecillos fecundados en el suelo húmedo.

Debido a que son depredadores voraces y a que son especialistas en su dieta, los ácaros terciopelo se están utilizando como agentes de control biológico de plagas agrícolas, en particular han resultado ser eficientes en disminuir poblaciones de áfidos que atacan campos de algodón en Europa y en China. La ventaja de utilizar a estos organismos para controlar las plagas es que disminuye el uso de insecticidas que dejan residuos en el ambiente y que no son específicos para las plagas sino que eliminan a todos los insectos, inclusive a los benéficos.

Por otro lado, los gachupines son apreciados en la India por sus propiedades curativas, inclusive se venden en los mercados locales y algunas mujeres se ganan la vida recolectándolos. Los gachupines se utilizan como parte de infusiones para curar parálisis, trastornos urogenitales, malaria y algunos autores incluso afirman que es son el “Viagra Indio”, no hay detalles de cómo funciona, sin embargo.

No deja de sorprenderme que casi cualquier organismo que observemos en la naturaleza tiene una historia única que contar, y que esa historia probablemente esté vinculada con la historia de los seres humanos en algún lugar del mundo, una razón más para hacer esfuerzos más importantes para la conservación de los ecosistemas. ¿De cuántas historias nos estaremos perdiendo?

Para leer más sobre los gachupines.

Zhang, ZQ. 1998. Biology and ecology of trombidiid mites (Acari: Trombidioidea). Experimental & Applied Acarology 22: 139–155.

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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