MEYER: “VOY A DESAGRADAR A JUDÍOS Y ANTISEMITAS”

16/08/2012 - 12:00 am

Su libro reciente, La fábula del crimen ritual. El antisemitismo europeo (1880-1914), editado por Tusquets, es el fruto de la paciencia del historiador, una virtud que en el caso de Jean Meyer (Niza, Francia, 8 de febrero de 1942) cobra dimensiones extraordinarias.

Muchos años tuvo que esperar para que una nota al pie en un libro de la historiadora germana Hannah Arendt, por medio de la cual se enteró de la existencia de una revista jesuita italiana que establece el nacimiento del antisemitismo, desplegara su colección completa en la biblioteca de la Universidad Pontífice.

Ese fue el germen de un trabajo que constituye una ayuda invalorable para saber algo más de ese tiempo difuso y confuso que precedió el nacimiento del Nacional Socialismo, el auge de la figura de Adolf Hitler y el consabido Holocausto.

La historia, la literatura y el cine han dedicado mucho tiempo y esfuerzo al estudio del nazismo, pero no son tantos los trabajos destinados a establecer a ciencia cierta los orígenes de esa disciplina del odio que, advierte Meyer, siempre puede regresar.

“Antes del Holocausto no se trataba de matar judíos, aunque nosotros no somos inocentes y ya conocemos el final de la película”, dice el también autor de, Camino a Baján y El celibato sacerdotal. Su historia en la Iglesia católica, entre una cincuentena de libros, quien como cristiano considera que “un cristiano no puede ser antisemita ni intelectual ni religiosamente; eso es algo imposible y, sin embargo, existió. El libro es un poco hacer esa historia y para que no se repita”, afirma.

 

– ¿El antisemitismo ha sido una obsesión para usted?

– No, para nada. En este caso tenía que resolver una curiosidad intelectual. Hace veinte y tantos años estaba preparando una clase de Historia acerca de los fascismos en Europa y América Latina y leyendo a Hannah Arendt (1906-1975), me encontré una nota al pie de página donde ella afirmaba que la revista jesuita italiana Civiltà Cattolica establece el nacimiento del antisemitismo. Incluso el término antisemitismo nació en esa época, en 1879. Esa revista es uno de los paladines del antisemitismo en Europa y se me quedó grabada; Arendt citaba dos o tres artículos dando únicamente la fecha de publicación. Tardé muchos años en encontrar la posibilidad de averiguar esa información hasta que me enteré que aquí en México, en la Universidad Pontífice, tenían la colección completa de Civiltà Cattolica. Emprendí la lectura sistemática de 100 años de la revista, desde 1850 hasta 1950, y encontré dos momentos álgidos de fiebre antisemita; el primer momento es el que trato en este libro, 1880-1914, que coincide con el nacimiento del antisemitismo como doctrina en Europa y como movimiento de masas populistas y la segunda etapa es entre las dos guerras mundiales, pero ahí con la Revolución Bolchevique como telón de fondo, un hecho histórico que espanta a los jesuitas italianos, quienes creen que detrás del bolchevique está el judío. Si tengo tiempo de hacer un segundo libro, aunque ahora lo que más quiero es descansar, corresponderá al siglo XX, todo lo transcurrido hasta que en 1938 el Papa Pío XI le pone un alto al antisemitismo de la revista Civiltà Cattolica.

 

– El libro alcanza para que usted describa el antisemitismo católico en sí, ¿no?, como una característica incorporada al antisemitismo más global…

– Sí, se trata de una corriente de un gran río que tiene muchos afluentes, que por desgracia culminará con (Adolf) Hitler, el Nacional Socialismo, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, propiciando el exterminio de cinco millones de judíos. La verdad es que después del Holocausto no se hizo nada fácil la lectura de lo que sucedió antes del nazismo, pues los contemporáneos fueron, si se puede decir así, ingenua o inocentemente antisemitas.  Antes del Holocausto, no se trataba de matar judíos, el antisemitismo no era eso, pero nosotros como historiadores no podemos hacer como que no sabemos, porque ya conocemos el final de la película.  De tal manera que no se trata de hacerse el inocente frente a nuestros antepasados y decir “qué malos que fueron, ellos son los culpables”, igual nosotros en esa época hubiéramos pensado de la misma manera que ellos. No somos jueces, pero al mismo tiempo lo que estoy diciendo es que un cristiano no puede ser antisemita ni intelectual ni religiosamente; eso es algo imposible y, sin embargo, existió. El libro es un poco hacer esa historia y para que no se repita.

– En su libro explora lo que acaba de desplegar Pedro Ángel Palou en la novela El impostor que es el papel de San Pablo en esta construcción…

– Confieso que no conozco el libro.

 

– No, pero usted también habla de San Pablo, ¿no?

De San Pablo sí, pero si Palou lo llama el impostor, ahí no estoy de acuerdo. Hay un filósofo francés muy de moda, Alain Badiou, no me gustan la mayoría de sus libros, pero su libro sobre San Pablo es fabuloso, al decir –precisamente él, que es un filósofo marxista y maoísta- que San Pablo es revolucionario.

 

– Bueno, Alain Badiou fue precisamente la primera gran lectura paulina de Pedro Ángel Palou, quien por otro lado considera que “sin Pablo no nos entenderíamos”. La construcción de El impostor alrededor de San Pablo tiene que ver con haber servido, como dice Palou, a dos césares, pero me interesa esa figura en torno a esto que usted plantea de los judíos en la Iglesia Católica.

– Qué le puedo decir. Todo está dicho en esos versículos del Génesis que cuentan los sufrimientos de Rebeca. Ella era estéril y grande y cuando Dios le otorgó el milagro de engendrar, le puso a dos cuates a pelear en su vientre. No son gemelos, son cuates que se pelean en el vientre de Rebeca, quien entonces se queja con el Señor y le dice:

– Para eso no me hubieras hecho ningún favor.

El Señor le responde:

– No te preocupes, tienes dos naciones en tu seno y saldrán y pelearán y el hermano mayor servirá al menor.

El mundo al revés; otra vez, la modernidad. Se trata de la historia de dos mil años de controversia, de conflicto, a veces de incomprensión, de malentendido absoluto entre los judíos religiosos y los cristianos religiosos. No es un problema para los judíos ateos o para los occidentales que no son cristianos. El problema es que tanto los judíos como los cristianos pretenden ser el verdadero Israel. Por un lado, está el hermano menor, Jacobo, que toma el nombre de Israel después de pelear con el ángel. Los judíos dicen que los cristianos son Esaú, el mayor, el bárbaro, el bruto, el tonto y fortachón que se deja despojar de su mayorazgo dos veces por Jacobo, pero la Iglesia dice: no, ustedes son Esaú, el que no ha recibido el mensaje de Dios anunciando la llegada del Mesías como nuestro señor Jesucristo, nosotros somos el verdadero Israel. Esa es la controversia que, como dice un gran historiador, israelí, hebreo, especialista en la Edad Media, Israel Yuval, por primera vez en la historia los judíos y los cristianos, podemos discutir tranquilamente. Es en nuestros tiempos donde podemos aspirar a una discusión amistosa sobre el tema, nuestra generación es la primera en la cual los historiadores pueden discutir sobre la gran controversia de tantos siglos entre cristianos y judíos, antes no había diálogo. No es fácil, claro, al propio Yuval le han caído las críticas en Israel o en Estados Unidos, pero, bueno, cuando uno se expone, como decía el presidente Calles: “Si vistes el traje de luces y bajas al ruedo, te expones al cuerno del toro”.

 

– ¿Usted a qué se expuso con la fábula del crimen ritual? A veces uno siente que la corrección política que implica criticar al antisemitismo ha rebasado todos los límites y ha justificado también grandes crímenes también de Israel.

Sí, el tema que trato es perturbador por parte del crimen ritual, creo que sí voy a recibir criticas o voy a desagradar a lectores de los dos bandos, tanto filosemitas y judíos como antisemitas, porque intento acercarme de la manera más seria posible a contar exactamente lo que pasó, lo cual no es fácil porque a veces no hay documentación o la documentación es ambigua. Basta ver el escándalo que provocó en Italia y en el mundo intelectual entero otro historiador binacional italiano e israelí, profesor de la Universidad Bar Ilan en Tel Aviv, Ariel Toaff, con su libro Pascuas sangrientas, que trata del crimen ritual. Además, es hijo del gran rabino de Roma y le cayeron encima los religiosos, evidentemente, pero hasta grandes historiadores como Carlo Ginzburg salieron a decir que su libro era una infamia pues llevaba agua al molino de los antisemitas. Obligaron a la editorial a retirar el libro de circulación, la universidad condenó al pobre de Toaff, tuvo que hacer mea culpa, pero después publicó una versión revisada y aumentada donde mantiene su punto de vista y refuta, para mí, sí con éxito aunque no hay peor sordo que quien no quiere oír, las acusaciones contra él. Bueno, resulta que al mismo tiempo Ariel Toaff en Israel es defensor de los palestinos, entonces, digamos que tampoco la crítica contra él es inocente. Lo que dice Toaff es que el crimen ritual, es decir, la obligación religiosa para todos los judíos de matar a un niño cristiano en Semana Santa, no existió, pero que en algunas ocasiones es posible que un grupito de fanáticos haya degollado a un niño cristiano, que eso pudo haber pasado. Pues con decir eso, le cayó el mundo encima.

 

-¿Por qué pasan esas cosas?, ¿se quiere dejar el pensamiento del antisemitismo o el filosemitismo en un plano superficial, no ir a los documentos, no ir a la historia o los poderes prefieren que sigamos discutiendo banalmente esos temas?

– Sí, pero precisamente la razón de ser del historiador es no aceptar eso, ir al fondo de las cosas, bucear, incluso cito a un maestro mío que decía que todo es material para el historiador, hasta la basura. En la sociedad producimos toneladas de basura todos los días, no la queremos ver y la olvidamos; el historiador dice: – No, la basura es parte de la vida, es parte de la sociedad, es parte de la economía, entonces hay que estudiarla. En este caso, me metí a bucear en la cloaca. En Internet, por ejemplo, encontré una gran cantidad de sitios antisemitas que me permitió encontrar a la vez textos completos muy útiles para mi trabajo. Sin embargo, la existencia de esos sitios me preocupa. Y mucho.  Me preocupa, por ejemplo, que según un observatorio internacional, el año pasado en España el número de sitios antisemitas en Internet aumentó en un 150 por ciento y si te metes en México a Twitter o Facebook, ves la corriente de mugre, de lodo contra nuestros amigos escritores, intelectuales, políticos mexicanos de origen judío. “Pinche judío, vete a Jerusalén” es la frase más decente que reciben esos amigos. Entonces, ves que tenías razón en decir que hasta hace poco era políticamente incorrecto criticar a los judíos, pero tengo que decirte que eso ya pasó; no solamente se puede, sino que ya se hace mediante la forma tradicional del más rancio antisemitismo. Una cosa es criticar al Estado de Israel, lo he hecho muchas veces, he escrito un artículo en defensa de los palestinos, un artículo que se llama “G como Gaza, G como gueto”. Eso, incluso lo hacen esos colegas israelíes con gran valor como Daniel Barenboim, el admirable músico y director de orquesta, pero el antisemitismo se aprovecha de eso y se monta sobre eso, sobre las faltas, las culpas, los pecados del Estado de Israel.

-También es cierto que es inconcebible que en Israel se llame filonazi a Daniel Baremboim porque toca Wagner…

– Así es, pero la locura, la intolerancia, la estupidez, son las cosas del mundo mejor repartidas. Descartes decía que el sentido común es la cosa en el mundo mejor repartida, creo que era muy optimista, porque es al contrario.

 

LA RELIGIÓN ENTRE PARENTÉSIS

Una de las encrucijadas que plantea el pensamiento moderno es, precisamente, la falta de pensamiento. Con Martín Lutero parece haberse dado el último gran gesto revolucionario de la religiosidad. El avance de la tecnología y de la ciencia en nuestros días no propone, sin embargo, un agnosticismo a conciencia o un ateísmo construido con lineamientos éticos. La falta de reflexión parece invadir todos nuestros actos y entre los fanáticos musulmanes que quieren matar a las mujeres sólo porque respiran, y los iPad, los iPhone que nos quitan el sueño, se encarama un gran vacío en medio.

Para Jean Meyer, un historiador humanista, testigo y a la vez partícipe de su tiempo, ese vacío intenta llenarse con la superchería. Él mismo, todo un intelectual al uso antiguo, cargado de erudición y sentido común, dice tener un colega que “no sale a la calle antes de leer su horóscopo y es el hombre aparentemente más racional del mundo; no quiere saber nada de ninguna religión, además, incluso es muy antirreligioso, pero no sale a la calle sin leer el horóscopo”.

 

– La superstición y el fanatismo han, un poco, remplazado al pensamiento…

– De cierta manera, creo que a las grandes religiones, incluso las orientales, las podrías ver de un punto de vista funcional sin creer forzosamente, pero con una cosa positiva. Una religión es un poco la muleta que te ayuda  a caminar, a no caer o a creer que hay un barandal que te permite caminar aunque tengas miedo. Eso explica que alguien como Descartes haya dicho:

– Critico todo pero pongo entre paréntesis la religión.

En este punto, si Descartes fue el prudente, Spinoza fue el gran revolucionario al llevarnos hacia el panteísmo. Por eso la sinagoga lo trata tan mal, lo excomulga, prohíbe cualquier relación con Spinoza. Así como Goya lo decía en ese dibujo fabuloso “El sueño de la razón”, de cierta manera la muerte de Dios también engendra monstruos.

 

– ¿Usted cree en Dios?

– Para una pregunta tal, normalmente uno contesta que quiere creer o creo que creo (risas). Es que en realidad uno no sabe, siendo honesto no sabe, como decía Montaigne, sé que no sé. Además, uno va cambiando con los años. Hoy recibí una llamada telefónica que me llamó mucho la atención, porque tengo un nieto que tiene una madre musulmana y la tía musulmana acaba de llevar al nieto en peregrinación a Lourdes y me enteré que muchos musulmanes van a Lourdes en Francia, es un gran santuario de la Virgen María, evidentemente no los fundamentalistas, pero parece que en el Islam popular hay un culto a la Virgen María.

 

– ¿Qué sería  de nosotros si pusiéramos a los fundamentalistas islámicos, cristianos, judíos, todos juntos, en una colonia, a que se maten entre ellos?

(Risas) Ay, ay, ay, y todos son barbudos, lo que me llama la atención, no sé que ha pasado con la barba. En el siglo XIX la barba era revolucionaria, incluso en el momento autoritario de Napoleón III se prohibió a los profesores de la universidad tener barba porque la barba era republicana y ahora hacen todo lo contrario, la barba es símbolo de fanatismo.

 – ¿Cómo ve este México contemporáneo?

Bueno, soy ciudadano, voto y todo lo demás. No puedo decir que me guste la situación política del país, pero al mismo tiempo es nuestro país y esta situación nuestra es responsabilidad o corresponsabilidad de todos los mexicanos. Tengo ya 50 años de conocer a México y en muchos aspectos ha progresado, estamos en un momento feo por la violencia, el narco, tardaremos muchísimo en salir porque tres mil kilómetros de frontera terrestre con el principal mercado consumidor de drogas y vendedor de armas no nos facilita la situación, pero con todo y mi lucidez pesimista sigo siendo optimista. En vuestro campo, el de los medios de comunicación, ahora para los periodistas de provincia está la amenaza de los sicarios, pero la censura y la autocensura que en México reinaron de 1920 hasta un poco antes del 2000, porque en tiempo de Zedillo las cosas habían cambiado mucho, ya no existen. Además, hay un surgimiento de una sociedad civil muy activa, hay pluralismo religioso, México ha dejado de ser propiedad privada de la Iglesia Católica. La gente puede seguir diciéndose católica, pero la Iglesia no ha influido en el voto de las últimas elecciones y actualmente hay en el PRD no solamente militante de izquierda ateos o agnósticos, sino que también hay líderes que se proclaman tranquilamente católicos, lo cual era impensable en el pasado. Con todo y nuestro desastre educativo ha progresado la educación y el nivel de salud de la gente. Conocí un México donde fuera de la ciudad de Oaxaca, la gente pasaba hambre literalmente, no quedaba una tortilla dura para un perro de la calle y ahora, nuestro problema es la obesidad, pero ese es otro cuento. Así que con todo y lucidez no quiero ser demasiado pesimista.

 

– ¿Tienen algo de crimen ritual los crímenes del narco como dicen algunos antropólogos?

– Se puede volver ritual, porque ya saben lo que los otros hicieron y hay imitación, pero no tienen nada que ver con nuestro pasado prehispánico, no tienen nada que ver con los sacrificios humanos y sí con toda la patología humana del sadismo, de la psicopatología.

 

– Lo que hace que un chico entre a un cine y mate a 15.

– Es lo mismo, hay esa imitación y también hay que pensar que están drogados a morir y actúan bajo efecto de la droga y quien ha pasado la línea roja de la sangre, quien ha matado para empezar a trabajar tienen que pasar la prueba y matar y para que la prueba sea más dura tienen que matar con machete, con cuchillo o de manera horrible torturando primero, creo que después de eso la persona ya está destruida y el loco anda suelto.

 

– ¿Cómo está usted, está contento con su vida profesional, ha escrito los libros que ha querido?

– He tenido mucha suerte en mi vida profesional; ha llegado la hora de los reconocimientos lo que me recuerda que tengo 70 años, que llego a la recta final y no me quejo. El destino inevitable es la muerte, pero me da tristeza pensar que no voy a ver crecer a mis nietos, tengo cuatro nietos y espero tener más, una segunda tanda; tengo una familia hermosa, tengo una gran familia política hermosa, porque mi esposa pertenece a una familia de nueve hermanos. Cuando nos juntamos somos 52 (risas), mi suegra todavía nos acompaña y tengo muy buenos amigos. Me gusta vivir aquí.

 

– ¿Tiene todavía libros en su cabeza?

Sí, demasiados, seguramente libros que nunca escribiré.

 

 

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas