Author image

Jorge Alberto Gudiño Hernández

16/06/2018 - 12:00 am

De cara al Mundial

El primero del que tuve conciencia plena fue el de México en el 86. No fui a ningún partido y, entre semana, debí resignarme a llevar a clase una de ésas inmensas grabadoras que funcionaban con un montón de pilas tamaño D. La maestra accedió a que la escucháramos hasta que un compañero le subió el volumen a tope y nos la confiscaron.

“Si no me interesan las ligas, disfruto los grandes partidos. Veo la final de la Champions y, por supuesto, el Mundial”. Foto: EFE

Confieso que no soy demasiado futbolero. Veo pocos partidos de liga y hace tiempo que no apoyo a ningún equipo. Supongo (no estoy del todo seguro) que se debe a que algún día descubrí la poca relación que existía entre los triunfos y derrotas de alguna escuadra y yo mismo. Nada más. Lo aclaro pues el futbol me gusta. Lo jugué en mi infancia, en competencias universitarias y, ahora, con mis hijos. Se me hace un deporte apasionante en su aparente simpleza. Así que mi confesión inicial nada tiene que ver con la de aquéllos quienes desprecian el juego.

Si no me interesan las ligas, disfruto los grandes partidos. Veo la final de la Champions y, por supuesto, el Mundial.

El primero del que tuve conciencia plena fue el de México en el 86. No fui a ningún partido y, entre semana, debí resignarme a llevar a clase una de ésas inmensas grabadoras que funcionaban con un montón de pilas tamaño D. La maestra accedió a que la escucháramos hasta que un compañero le subió el volumen a tope y nos la confiscaron.

De ese mundial también recuerdo el primer álbum. Mis amigos sufrían intentando llenarlo mientras yo me convencía de que haberlo conseguido por completo impreso era una mejor idea. Tenía todas las imágenes, claro está. A cambio, no participaba en ese trueque que permite la convivencia.

Ahora mis hijos lo juntan. Como aún son pequeños, las estampas quedan chuecas. Tampoco es muy precisa su lista de faltantes. Sin embargo, no me meto. Me gusta que participen de esa fiebre que, lo sé, vale de poco más allá del entusiasmo inicial. Sobra decir que toda la familia se ha abocado a conseguir estampas. Hasta mis alumnos intercambiaron conmigo. Ya nos faltan pocas y espero lograr la proeza de juntar mi (su) primer álbum.

Mientras eso sucede, veremos los partidos. Hablaremos de los jugadores cuyos rostros ellos conocen mejor que yo. Más aún, hasta me dejaré contagiar por su entusiasta ingenuidad: creen que México será campeón. Supongo, estoy casi seguro, que también viviremos juntos la primera de sus decepciones deportivas. Está bien. Es parte del aprendizaje del futbol y, en consecuencia, bien vale la pena emocionarse y sufrir. A fin de cuentas, es un espectáculo como cualquier otro, con la diferencia de que, en éste, nunca se sabe cómo va a acabar.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video