Julieta Cardona
16/05/2015 - 12:00 am
Las lesbianas no van al cielo
He aquí ahora tengo dos hijas que no han conocido varón; permitidme sacarlas a vosotros y haced con ellas como mejor os parezca; pero no hagáis nada a estos hombres, pues se han amparado bajo mi techo. –¿Recuerda usted a Lot ofreciendo a sus hijas a los homosexuales que esperaban afuera de su puerta en […]
He aquí ahora tengo dos hijas que no han conocido varón; permitidme sacarlas a vosotros y haced con ellas como mejor os parezca; pero no hagáis nada a estos hombres, pues se han amparado bajo mi techo.
–¿Recuerda usted a Lot ofreciendo a sus hijas a los homosexuales que esperaban afuera de su puerta en Sodoma?
Génesis 19:8
Cuando no tenía sentido común, creía en las infamias de la iglesia católica que infundan una necesidad –por la institución per se– basándose en la culpa –cualquier culpa– de la gente: ingresé a una de las primeras escuela de mentiras (pues recordemos que la primera de las primeras son los padres): el catecismo; evité cometer pecados; asistí a misa los domingos –e, incluso, comulgué–; conseguí entrar a un grupo de jóvenes que hablaba sobre versículos bíblicos entre semana y hasta me arrepentí de mis pecados depositándolos en el intermediario con Dios y a su vez el mejor repositorio de Padres Nuestros y Aves Marías: el sacerdote y su confesionario.
Hace un par de días, tratando de apaciguar los prejuicios que mantengo contra la secta catolicona, decidí entrar al confesionario a repetir el ejercicio que abandoné hace más de quince años.
Hola, oiga. Pues verá que tengo más de quince años sin pararme en uno de estos lugares. La cosa es que mantengo relaciones con mujeres y por eso estoy aquí; al parecer es un pecado, ¿cierto? Sí, ¿cómo te llamas? Julieta. Bien, Julieta, hay que trabajar tu relación con Dios: ¿vas a misa los domingos? No. ¿Has robado? No. ¿Has mentido? Sí, naturalmente. ¿Además de estar con mujeres, has fornicado con alguna otra persona? Claro. ¿Has abortado? No.
Mira, Julieta, hay corrientes que te dicen el porqué de la homosexualidad que, por supuesto, no son las correctas: hay una tendencia en la que dicen que naces; en la Psicología dicen que te aceptes y se acabó el problema; luego hay una corriente que dice que el origen de la homosexualidad es el acoso o el abuso y es aquí dónde yo te pregunto: ¿recuerdas en tu niñez si existió alguna violación o acoso por parte de alguien? No. Otros unidos a esta corriente, dicen que la homosexualidad se desata cuando la mamá sufre una depresión, pues la mamá se vuelve ensimismada y esto lleva al hijo a tener un enamoramiento de la mamá o del papá: el complejo de Edipo que existe y se da una situación de este tipo. Muchos dicen que no se cura el tema de la homosexualidad y tú has experimentado esto, por eso necesito trabajo de tu parte en este tema. Lo que tienes que hacer es comenzar a trabajar con Dios; comenzar a alejarte de las personas con quienes tengas relación homosexual; si tienes una pareja estable hay que procurar evitarlo, te va a costar, sí, pero no se trata de reprimir sino de orientar y corregir, es decir: dejar de ser homosexual.
Tú como mujer, nunca te vas a realizar como mujer. Biológicamente, el complemento de una mujer siempre será un hombre y viceversa, no otra mujer, porque aún en la homosexualidad siendo mujer y mujer, una siempre va a fungir como hombre.
Entiendo, señor, ¿pero qué pasa si me siento cómoda con mi homosexualidad? Pues estaría peor porque no habría remordimiento de consciencia, ya no te importaría nada. Mira, July, esta crisis es la oportunidad para salir de esto. Se puede salir para siempre de esta crisis cuidando varias cosas: una es evitando este tipo de lugares donde puedas encontrar una pareja, aléjate por completo. La otra cosa a evitar es el alcohol, procura no tomar porque a veces esto te lleva a desinhibirte. Yo confío en ti, July, tú puedes; trabaja tu relación con Dios, eh…
De penitencia me dio un Padre Nuestro (tal vez por compasivo o porque me vio sin remedio). Y eso que, de niña, me daban muchas Aves Marías y muchos Padres por un par de mentirillas, falta de tareas, decir palabras altisonantes, por meterle el pie a mis hermanos, por levantarle la falda a mis compañeritas, por pecadillos infantiloides, pues. Y esta vez me fui limpia por un pecadote; vaya cosa contradictoria.
Los confesionarios deberían de ser ilegales por exceso de ignorancia, santurronería, morbo, porque no es sensato escuchar semejante monólogo de un role model (recordemos que más del 75% de las personas que viven en México son católicas), porque si un padre o madre de familia, profesor, amigo, conocido o político, te dice que la homosexualidad puede corregirse, lo repruebas o incluso lo exhibes (en caso de poseer consciencia, claro, así a secas), ¿por qué perdonar a los sacerdotes cuando lo hacen?
Entonces, por hoy me quedo con una pregunta que me atraviesa completa: ¿Qué otras infamias estarán diciendo los clérigos a tus hijos, a tu gente?
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