Una igualdad dispareja

16/02/2014 - 12:00 am

En estricto derecho, todos los ciudadanos de un estado son iguales. Las religiones concuerdan con esa sentencia, pero en México la realidad se le opone. Ya sabe usted: “Todos somos iguales… pero hay unos más iguales que otros.”

Las desigualdades en esta tierra son abrumadoras. Obviamente, como en cualquier otro país, no es igual la cumbre de la escala socioeconómica que su sótano. Sin embargo, muy pocos tienen una distancia tan grande y tan creciente entre el pent house y la banqueta, como la que nos duele aquí.

Tomando como base las cifras de la CNBV sobre el mercado de las casas de bolsa, y de la SHCP sobre la dimensión de la economía del país, resulta que los 16 billones de pesos del PIB se reparten así: el 42%, para los inversionistas bursátiles (algo más de 200 mil); y el 58% restante para 110 millones de mexicanos, en números redondos. A nivel individual, los primeros acumulan en promedio 32.7 millones de pesos cada uno; los segundos, 84 mil 363 pesos con 22 centavos.

Al considerar a 110 millones de habitantes, desde luego que también dentro de este grupo hay diferencias grandes. Y lo mismo es entre los jugadores de la bolsa: hay quienes invierten desde 10 mil pesos, y afortunados (literalmente) que destacan incluso a nivel mundial. El ejercicio aritmético, como sea, muestra un aspecto medible de la dispareja igualdad económica que vivimos los mexicanos. Y como ya se dijo, finalmente el bienestar de un país es un asunto principalmente de dinero.

El mercado de valores es caprichoso, como sabemos. Al primer coqueteo del extranjero, o el primer viento en contra del interior, los capitales vuelan. Tienen derecho, claro, pero no por eso podemos perder de vista que ese dinero beneficia sobre todo al inversionista, no al país, dado que no se trata de inversiones productivas. Es diferente abrir una industria con un millón de dólares, que invertir la misma cantidad en la bolsa de valores. Para lo primero se requiere trabajo.

A propósito: ayer publicó El Financiero ”5 consejos para iniciarse como inversionista en la bolsa de valores” (Darinka Rodríguez). El texto recomienda decidir ser dueños del propio futuro financiero, hacer un guardadito, seguir los movimientos del mercado de valores, tomar la inversión como “hobbie” y escoger bien las decisiones. Esto último es el secreto, que puede depender de un talento innato, de las complejas matemáticas fractales, del acceso a información privilegiada o de la suerte (no olvidar que “fortuna” es sinónimo de suerte y de riqueza).

Los gobiernos obtienen dinero a través del cobro de impuestos y derechos. Es lógico: la ciudadanía les encarga la administración de los bienes sociales, y paga impuestos para las obras públicas y para los salarios de los que trabajan en el gobierno. El desequilibrio viene cuando las mismas autoridades, y muy destacadamente en México, perdona inmensas fortunas a los que más tienen, pero castigan a los de abajo. Contrasta la publicación de listas de deudores menores ante Hacienda, con los 450 mill millones que las grandes empresas deben de impuestos por 2013 y los 74 mil millones que la SHCP perdonó a los consorcios en 6 años. Es dinero que el país necesita para funcionar, y por factores como este es que no funciona con justicia.

Lo peor es creernos las declaraciones de la clase política, tan hábil para des-educar al pueblo, primero, y luego para enredar las palabras. El deterioro de nuestra lengua -originado en la primaria y reforzado hasta el nivel superior- resulta muy útil a los funcionarios para disfrazar la realidad: como sus declaraciones son tan complejas, el gran público prefiere pasarlas por alto. El Banco de México, que yo interpreto como Agustín Carstens, dio a conocer el viernes que “no se puede descartar una salida de capitales que afecte las fuentes de recursos disponibles para la economía del país.” ¡Uf! Algo malo pasará, a decir por la gramática intencionalmente oscura. Veamos:

No se puede descartar…” = algo malo está pasando / “…una salida de capitales…” = yo no fui, fueron los golondrinos que se llevaron su dinero / “…que afecte las fuentes...” = ya está afectando a todas las opciones que hay para obtener dinero / “…de recursos disponibles…” = dinero que podíamos usar / …para la economía del país.” / o sea para todos nosotros, los mexicanos, usted, yo, nuestras familias, todos por igual (aquí doña Realidad insiste en que hay unos más iguales que otros).

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