Álvaro Bernardo Reyes Cruz, de 76 años, y Federico Cruz Morales, de 53 años, autoridades indígenas de la comunidad zapoteca San Miguel Cajonos, municipio de San Francisco Cajonos, Villa Alta, Oaxaca, fueron desaparecidos desde el pasado 27 de diciembre de 2017. Sus familias han tocado múltiples puertas y a más de un año y siguen sin tener un rastro de los dos hombres.
Ciudad de México, 16 de enero (SinEmbargo).- Álvaro Bernardo Reyes Cruz y Federico Cruz Morales, presidente y secretario del Consejo de Vigilancia de la comunidad de San Miguel Cajonos, municipio de San Francisco Cajonos, Villa Alta, Oaxaca, fueron desaparecidos el 27 de diciembre de 2017 y hasta la fecha no hay indicios de su paradero. Familiares de las víctimas denuncian nulos avances en la investigación y piden que las autoridades atiendan su caso, pues comentan que por ser comunidades indígenas no han sido escuchados ni valorados.
“Nosotros, que somos comunidades zapotecas, que somos más vulnerables, que piensan que detrás de esas montañas no existimos, que no valemos y que no tenemos voz, les decimos que no es así. Tenemos un corazón y estamos tristes, pero vamos a seguir luchando hasta saber dónde están y no sólo exigimos por uno o dos de los nuestros, sino por miles de desaparecidos que hay en el país”, dice Abigail Cruz, hija de Federico Cruz, uno de los hombres desaparecidos.
Arturo Ortega afirma que desde hace mucho tiempo las autoridades tienen conocimiento de la situación: la Fiscalía de Oaxaca, al igual que la Secretaría de Gobernación (Segob) del Gobierno federal y la Procuraduría General de la República (PGR), “pero después de un año no hay ninguna información, ni sabemos en qué situación se encuentran nuestros familiares”.
“No sabemos dónde ni cómo están. Hemos tocado las puertas ante las dependencias de derechos humanos, organismos no gubernamentales, y ayer estuvimos con la ONU [Organización de las Naciones Unidas[, con el Alto Comisionado de Derechos Humanos, para que le den seguimiento y que se exija al Gobierno federal y del estado que nos digan dónde están nuestros familiares”, expresa Arturo Ortega.
LA DESAPARICIÓN
Arturo Ortega, familiar de Federico, narra que las desapariciones de su cuñado Federico Cruz y Álvaro Bernardo Reyes se registraron en dos diferentes horas pero el mismo día, tras una “confrontación” que tuvieron las víctimas con pobladores de San Pedro Cojonos.
San Miguel Cajonos, de donde son Álvaro y Federico, es una pequeña comunidad zapoteca que se rige por usos y costumbres. Su población, explica Arturo Ortega, es de alrededor de unos 250 habitantes. En tanto que San Pedro Cajones, un pueblo más grande ubicado al lado, cuenta con una población de alrededor de unos 3 mil 500 habitantes.
Arturo narra que el problema se originó porque ciudadanos de Pedro Cajones ingresaron en el monte de San Miguel, a un paraje llamado Las Calaveras, para sacar madera sin pedir permiso a la a sus autoridades comunales de San Miguel.
Cuando Álvaro Bernardo Reyes, presidente del Comisariado, se enteró que ingresaron al territorio sin autorización en coordinación con el Consejo de Vigilancia acudió hasta ese paraje a decirles a los pobladores que no debieron ingresar sin la autorización o permiso de las autoridades de San Miguel, y también hizo un llamado a las autoridades comunales de San Pedro para que se apersonen en la zona.
De acuerdo con la narración de los familiares de las víctimas, solo un integrante del Consejo de Vigilancia de San Pedro Cajonos y tres acompañantes de la misma comunidad, acudieron al lugar, en donde Álvaro Bernardo les solicitó que notificaran a los demás integrantes del Comisariado de Bienes Comunales de San Pedro Cajonos, que sus pobladores ingresaron a la comunidad sin permiso.
El llamado de atención, relata Arturo, provocó el enojo de los integrantes de la otra comunidad quienes empezaron a golpear a Álvaro, un adulto mayor de 76 años, .
“Los de San Pedro dijeron que con permiso o sin permiso de las autoridades de San Miguel Cajonos, se iban a meter y entonces empezaron golpearlos a las autoridades y de ahí desapareció el presidente de la comunidad zapoteca”, narra Arturo.
El diálogo entre los pobladores duró alrededor de 10 minutos, cuando autoridades y ciudadanos de San Pedro, al menos unas 40 personas, dicen los familiares de Federico Cruz, se acercaron al señor Álvaro Bernardo, lo golpearon, lo arrastran, lo suben a una camioneta color rojo para llevarlo a rumbo desconocido. Desde entonces, ya no se ha sabido más de él.
La desaparición de Federico Cruz se registró momentos después, según explica Arturo Ortega. Ese día, Federico salió de su casa alrededor de las 8 de la mañana para dirigirse a su trabajo en compañía del ingeniero que apoya a la comunidad de San Miguel Cajonos. Los dos hombres se dirigieron al paraje conocido como Las Minas para realizar actividades de saneamiento forestal con una mochila aspersora, donde estuvieron cerca de dos horas y media.
Federico Cruz Morales fue por aceite y por agua para llevarla a otra brigada que trabajaba a unos kilómetros de distancia en el mismo bosque de San Miguel.
Durante el camino, en el paraje conocido como Piedras Largas, Federico y el ingeniero fueron interceptados por habitantes y autoridades presuntamente de San Pedro Cajonos; obligaron al ingeniero a bajarse del vehículo y se llevaron al secretario comunal con rumbo desconocido.
SIN RASTRO
Arturo Ortega señala que ese mismo 27 de diciembre un enviado de la Fiscalía General de Justicia de Oaxaca llegó al pueblo para tomar nota y conocer la situación. “A partir de esa fecha, nosotros les dimos el conocimiento de la agresión de San Pedro y que ellos se los llevaron”, abunda el hombre.
La denuncia correspondiente ante la Fiscalía del Estado de Oaxaca quedó asentada en la carpeta de investigación 64/FEMCCO/2017. Los agentes de la Fiscalía, agrega Arturo, prometieron a las familias de las víctimas que se encargarían de investigar el caso y dar a conocer los avances sobre la indagatoria de la desaparición, pero hasta la fecha no hay ningún avance.
“Pero sólo nos han llevado y traído y no tenemos ningún indicio en dónde están nuestros familiares, dónde está Federico y dónde está Alvarado”, reitera Arturo.
Los familiares también interpusieron una queja en Derechos Humanos del estado de Oaxaca, la cual quedó consignada en el expediente DDHPO/2387/ (27)/OAX/2017.
NO PARAREMOS DE BUSCARLOS
Abigail, hija de Federico, expresa que ha sido muy triste todo este tiempo que ha transcurrido sin tener conocimiento de su padre, en los integrantes de la familia tuvieron truncaros estudios y proyectos pues se han volcado a la busqueda de sus seres queridos.
La joven señala que han tocado múltiples puertas en busca de ayuda, pero hasta el momento solo han obtenido promesas, pocos resultados e incluso, alude, se han topado con el desdén del Estado ante su situación.
“A partir de ese 27 de diciembre nosotros empezamos a luchar, a caminar; pasamos frío, hambre, hicimos huelgas de hambre, ya hemos tomado oficinas de Gobierno, trajimos a la banda de la comunidad de San Miguel Cajonos, como una exigencia pacifica, a la UNAM [Universidad Nacional Autónoma de México], a Bellas Artes, hemos levantado la voz. No hemos descansado, y claro, nos hemos endeudado pero creo que la vida de una persona no tiene precio y nosotros queremos saber en qué situación están”, cuenta la joven.
Arturo Ortega dice que tanto la Fiscalía del Estado de Oaxaca como la Secretaría de Gobernación de Gobierno federal y la Procuraduría General de la República (PGR) tienen conocimiento de la desaparición desde que se presentaron los hechos.
“Después de un año no tienen ninguna información en qué situación se encuentran nuestros familiares. No sabemos dónde, ni cómo están. Hemos tocado las puertas ante las dependencias de derechos humanos, organismos no gubernamentales y de derechos humanos”, comenta el entrevistado.
La familia también pide que las autoridades escuchen y atiendan su caso, pues denuncian que por ser comunidades indígenas no han sido escuchados ni valorados.
“A nosotros nadie nos ayuda, por eso estamos aquí alzando la voz, exigiendo que también seamos escuchados, que las comunidades zapotecas y las comunidades que están en los rincones, también seamos escuchados porque somos los más vulnerables, a veces no nos toman en cuenta por no saber hablar español, porque somos de una comunidad, porque piensan que somos indígenas que no sabemos, indígenas no quiere decir que no sepamos, al contrario, tenemos una riqueza cultural y vamos a seguir tocando puertas, aunque nos la cierren, vamos a seguir”, añade Abigail.
EN RIESGO DE OTRA CONFRONTACIÓN
La tensión entre las comunidades San Miguel y San Pedro se ha agravado como consecuencia de la desaparición de Álvaro y Federico, y si no se resuelve “se corre el riesgo de una nueva confrontación entre las comunidades y puede ser más grave”, dice Arturo.
Los integrantes de San Miguel han sido intimidados por parte pobladores de San Pedro, añade el entrevistado. “Las autoridades estatales nos dicen que habrá una reunión con las autoridades de San Pedro para arreglar el asunto, pero no hay avances”, comenta Ortega.
Arturo Ortega y Abigail Cruz Ortega lanzaron un llamado, tanto al Gobernador del estado de Oaxaca, Alejandro Murat, como al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para que le den seriedad y resuelvan a la brevedad su caso.
La semana pasada, Abigail y Arturo acudieron a la Oficinas del Alto Comisionado de las Naciones Unidos para solicitar que le den seguimiento a su caso. “Queremos que exijan al Gobierno federal y del estado que nos digan dónde están nuestros familiares”, expresa Arturo Ortega.