El caso de Iztapalapa removió la conciencia. ¿Por qué hay tantos perros y gatos en las calles del valle de México? Protectores de animales piensan que es un fantasma el que causó este drama: la ignorancia
Piensa en todos los que ves a diario; en el trayecto a tu trabajo, en el mercado, el basurero, afuera de tu casa. Soportan el frío, la lluvia y la hostilidad. La escena es dolorosamente común: los mejores amigos del hombre terminan en las calles, expuestos al hambre, al sufrimiento, al maltrato, a la crueldad y la indiferencia humanas. La mayoría de estos animales alguna vez adornó árboles de navidad, dio alegría en algún cumpleaños o el Día de reyes; fue parte de un hogar y tuvo familia, misma que decidió echarla porque creció más de lo esperado; por carecer de espacio, de tiempo, por problemas de conducta, por falta de información, sensibilidad y conciencia o porque se cansaron de ellos.
El abandono de animales de compañía es tan frecuente que nos hemos acostumbrado a él; todos hemos visto o convivido con un animal callejero. Como muchos, crecí viendo aparecer y desaparecer perros y gatos todo el tiempo en la unidad habitacional donde vivía. Esta situación es aún tan habitual como ver animales que aun teniendo propietario están siempre solos; algunos encerrados, otros vagando todo el día.
NI OBJETOS NI JUGUETES
Para Carlos Esquivel Lacroix, especialista en reproducción de perros y gatos, y jefe de vinculación y comunicación de la facultad de veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el abandono obedece a que los animales son vistos como objetos o juguetes y por lo tanto, se consideran el regalo ideal, sobre todo en la época decembrina; sin embargo, el especialista señala que éstos se integran a la familia como un miembro más, por lo tanto implica un compromiso de vida con ellos.
Asimismo, señala que el abandono ocurre en función de la sensibilidad que cada persona posee y, desde luego, el grado de responsabilidad. Por desgracia, el doctor veterinario declara que en la mayoría de los casos, los animales se adquieren por impulso, sin el consenso familiar que es tan necesario, así como la conciencia de lo que implica la llegada de un animal: tiempo, espacio, alimentación, cuidados médicos y esparcimiento, algo que rara vez sucede. “A alguien de la familia se le ocurre llegar con un animalito sin consultar a nadie, si en casa nadie tiene tiempo por sus ocupaciones, el animal está solo en casa, entonces, se come las pantuflas, llora mucho porque fue separado de su madre a una edad muy temprana, no le dan tiempo para hacer ejercicio y que saque su energía, por lo que daña o destruye los muebles, orina y defeca en todos lados. Esto molesta a los propietarios, pues piensan que el perro es un peluche que no va a hacer nada. Desde luego no es así, se debe invertir tiempo para educarlo, adecuarlo a los hábitos familiares”, enfatiza Lacroix.
Por ello resulta más fácil deshacerse del animal y evitar la responsabilidad, lo cual sólo genera problemas serios de sobrepoblación de animales en la calle, y maltrato. El especialista en reproducción animal expone que el abandono trae repercusiones importantes en tres rubros: salud pública, contaminación ambiental y seguridad. “Se trata de un ser vivo que puede portar enfermedades que son transmisibles al ser humano. Aclaro que pueden prevenirse con la vacunación, cuando está bajo la custodia de un propietario, pero si lo echamos a la calle, es obvio que no está vacunado ni desparasitado; por lo tanto puede transmitir enfermedades. En cuanto a contaminación, los animales defecan y orinan en la vía pública un promedio de 300 gramos de excremento y medio litro de orina por día, esto va a dar a la atmósfera y esas son partículas que respiramos todos”, afirma.
Respecto a las cuestiones de seguridad, nadie está exento de la posibilidad de una agresión ya sea que ataque a un humano o a otros animales. “Son impactos importantes que deben ser considerados y que pueden ser controlados cuando existe un propietario, si no se tiene, el animal está en sus condiciones naturales de subsistencia, desarrollo y reproducción”, indica.
QUÉ DIVERTIDO ES REGALAR UN SER VIVO
Nydia Cervera Finol, abogada y encargada del área de prevención de maltrato en Rescate Animal, asociación civil, sin fines de lucro que socorre y promueve la adopción de animales en situación de calle, explica que en México, adquirir un animal doméstico y deshacerse de él es muy sencillo. Comenta que por cada 10 perros que nacen sólo dos formarán parte de un hogar toda su vida; el resto enfrentará abandono, maltrato y una muerte prematura por enfermedad, atropellamiento; tortura o ejecución en un centro antirrábico.
De igual forma, la jurista expresa que los más abandonados son los animales obsequiados en fechas como, Día de reyes, 14 de febrero, Día del niño, Navidad, e incluso 10 de mayo, “es común pensar que es muy simpático regalar un ser vivo; sin embargo, no pensamos que el cachorrito crece, tiene necesidades afectivas y no sólo físicas. Hay personas que dicen: yo le doy todo, tiene comida y agua, pero está en una azotea, nadie le hace caso, está encadenado o sin un techo”.
Respecto a si todos los animales obsequiados corren con la misma suerte, Esquivel Lacroix exclama: “Yo espero que no, si no estamos en una situación aun más grave; no sabemos ni tenemos una estadística a ciencia cierta, real, que nos permita saber qué cantidad de animales que llegan a las casas terminan en la calle o confinados en un centro de refugio, lo que sí sabemos es el tiempo de permanencia de ejemplares y es no mayor a tres meses”.
En cuanto a los felinos, estos son abandonados por cuestiones de marcaje y sobre todo por creer que producen esterilidad y enfermedades como la toxoplasmosis. “Persiste una gran ignorancia, cuando una mujer tiene un gato y se embaraza, lo duerme, lo regala, lo echa a la calle. Muchos médicos aún afirman que no se puede estar en contacto con mascotas durante la gestación, pero con las medidas de higiene adecuadas, no hay riesgo, pues para que un felino transmita toxoplasmosis tendría que haber estado en contacto con un animal infectado o ingerir alimento contaminado, per sé no lo produce”.
La afirmación la comparte Esquivel Lacroix. “Hay casos típicos de gatos, que viven en casas donde la señora resulta embarazada y la indicación médica es deshacerse del animal, porque puede ser portador y transmisor de una enfermedad abortiva llamada toxoplasmosis; para que se transmita la enfermedad tendría que consumirse excremento de un gato infectado, pero esto a veces se pierde de vista”. Continúa: “Hay niños alérgicos o asmáticos, a los primeros que se culpa son a las mascotas. El perro per sé no es un vector de enfermedades. Si no se tienen buenos hábitos de higiene, indicarle al niño que debe lavarse las manos después de tocar al perro es parte de la higiene y la educación en el seno familiar”.
En 2012, la Academia Estadounidense de Pediatría, echó por tierra el mito de que las mascotas son perjudiciales para niños y bebés. La investigación “Enfermedades Respiratorias durante el primer año de vida”, publicada en la revista Pediatrics, reveló que la convivencia con éstos puede influir en la maduración del sistema inmune infantil, lo que provoca mejor resistencia a enfermedades respiratorias y duración menor de las infecciones.
RACISMO, OTRO FANTASMA
Por su parte, Karen Gallegos y Berenice Sarabia, miembros del Comité Animalista Activista y Fundación Tomy, confirman que el desconocimiento de los cuidados de los ejemplares domésticos es fundamental en el problema. Gallegos asegura que las personas compran animales por capricho, sin tener noción de lo que involucra y cuando se hartan “los regalan, los suben a la azotea o los sacan todo el día a la calle hasta que termina ahí”. Expresa que adquirir un animal implica un compromiso de hasta 20 años. “Tienes una vida a tu cargo en todos los sentidos, tienes que darle espacio, tiempo, comida; debe haber muchas ganas de tener un compañero”.
Sarabia opina que la falta de educación y responsabilidad, complican la solución. “Nos llegan muchos mails en los que nos dicen que van a dar al perro, porque ya no lo quieren, no lo pueden tener, porque van a salir de viaje. La gente no quiere tener responsabilidades. Es importante dar a conocer la información y la ley. Si no conocemos las leyes no podemos hacer uso de ellas”, apunta.
A decir de Gallegos y Cervera un factor de peso entre los mexicanos para adquirir -o desechar- animales, es la raza. Las activistas concuerdan en que muchos adquieren un animal de este tipo para obtener status, para mostrar que tienen dinero, que es” valioso”, comenta Gallegos.
Para Cervera otra causa de abandono es que los mexicanos somos “terriblemente racistas” ya que muchos buscan un ejemplar de raza pura, sin detenerse a pensar en las virtudes que cualquier animal puede ofrecer. “A algunos perros les cortan el pelo y los venden como ejemplares de raza. Al crecer, sus dueños ven que no lo son y se deshacen de ellos”. Añade: si es una cuestión de status, creo que lo que te lo da es decir: rescaté a este perro de la calle, ve qué bien está, sano, feliz, no un perro de 50 mil dólares que te trajeron de Alemania”. Asimismo, las razas satanizadas como Dóberman, Pitbull Rottweiler y Akita, sufren maltrato y tienden a ser temidos y discriminados. “Los violentos, los enfermos somos los humanos, nosotros hacemos agresivo al perro, luego le abro la puerta y ataca o mata a otros perros. El problema no es el perro es el dueño, el peligroso es el humano”, resalta la entrevistada.
También deben eliminarse los mitos sobre el carácter de los felinos. “Los animales aman de una manera impresionante. Mucha gente ignorante tacha a los gatos de fríos. Son animales cariñosísimos, amorosos, que también muestran instinto protector con los niños, pero igual los abandonan: se mudan y los dejan; los llevan lejos para que se pierdan. Además, sufren mucho maltrato, si no están esterilizados son muy inquietos, van de una casa a otra. Les disparan con rifles de diávolos, con cerbatanas, los envenenan, todavía no estamos conscientes de que el gato no va a tu casa por molestarte, sino que al no estar esterilizado, la cuestión hormonal los obliga a buscar, pero no hay conciencia, educación”, lamenta Cervera.
INDIFERENCIA ANTE LOS MENSAJES
Descuidar y abandonar a un animal envía un poderoso mensaje a la familia y a los niños que aprenden que lo mejor para resolver un conflicto, no es encargarse, sino deshacerse de él, menciona Cervera. “Estamos enseñando que abandonar es lo correcto. Si el perro me estorba, lo abandono. Si ya no quiero al gato, lo llevo a dormir. Eso se extiende. Si me estorba mi padre o madre lo dejo en un asilo, lo encierro en su cuarto y olvido que está allí. Ese es el mensaje que enviamos; puedo deshacerme con facilidad, primero de un animal, luego de un humano. Eso se aprende y se reproduce”.
Y advierte a los padres: “Si nosotros enseñamos que abandonar es la respuesta, no se sorprendan si mañana los abandonan”.
Por su parte, Berenice Sarabia, añade que los padres heredan irresponsabilidad e indiferencia y una falta de respeto a la vida. “Es un ser que necesita por completo de ti, y si lo abandonas, lo maltratas, qué puede esperar una persona y los propios padres en el futuro”. Karen Gallegos dice que el abandono refleja lo indiferente que es el mexicano ante el sufrimiento de otro ser. “Es algo que vemos como normal porque no hacemos nada, pero cuando te informas sabes que no es normal. El mexicano se acostumbra a todo, sabemos que está mal pero vivimos con ello”.
UN PERRO NO ATACA PORQUE SÍ
En el Cerro de la Estrella, en la delegación Iztapalapa del Distrito Federal, la semana pasada 54 perros fueron capturados después de que cinco personas fueron encontradas muertas. Los perros las habrían atacado para comérselas. Pero la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal tuvo que retractarse: ninguno de los perros había ingerido carne humana. En sus garras, sólo había basura y en sus cuerpos, desnutrición. Los liberaron y hoy están a expensas de que alguien los adopte. El evento movió la conciencia. La libertad de los perros fue exigida por 60 organizaciones defensoras de animales, pero la procuraduría ya había tomado esa decisión. Sobre la muerte de las personas, hasta hoy, sólo queda algo claro: no fueron los perros.
Esquivel Lacroix explica que el perro es un ente social que forma grupos con una estructura de organización jerárquica muy marcada, característica de la especie. El hecho de que un animal vaya a dar a la calle quiere decir que además de deambular, puede integrarse a otros grupos. La conducta animal de cualquier especie es impredecible y más si está en libertad, abunda.
“El punto medular –indica el veterinario- no es si mataron o no, lo que esto muestra es que no hemos logrado atender el problema: ¿Qué hacían en la calle esos animales? Algunos nacieron ahí, otros fueron arrojados. Eso no lo propiciaron los perros, nosotros somos los causantes de ello”, expresa.
Sostiene que los hechos del cerro de la Estrella deben ser una señal muy importante para que las autoridades y la sociedad civil, generen acciones para frenar el abandono. Añade: “No sé si los perros los mataron o encontraron los cuerpos. Lo que sí sé es que esos animales no debieron estar en la calle”.
Porque para él, las agresiones de perros hacia humanos no son comunes. “Un grupo de perros cuando ve que un humano se acerca, reacciona de dos maneras: se acerca y se relaciona o se retira, sobre todo los que están en libertad y no tienen un grado de socialización con el humano”.
El especialista en pequeñas especies agrega que el perro no ataca de facto, pero que esta conducta puede ser disparada por algún ataque, estrés o la amenaza. “Hay que ver las cosas en su justa dimensión y ver que las respuestas animales pueden deberse a los humanos, difícilmente los perros atacan por nada. De las atenciones a niños por mordidas de perro en más del 80 por ciento, el perro agresor es conocido de la víctima, ocurren en los domicilios y no en la calle”.
EL ABANDONO ES DE TODOS
Los especialistas coinciden en que el abandono es una responsabilidad que deben compartir la sociedad y las autoridades. Además, aseguran que todos podemos tomar acciones día a día para evitar el crecimiento del problema. Lo primero, a decir de Esquivel Lacroix, es la conciencia: “Saber que si no puedo tener animales, no debo adquirirlos. Las buenas intenciones y las ganas no bastan, mejor me compro un peluche, un calendario, un póster”.
El experto considera pertinente erradicar ideas como “yo crecí con animales”, “mi abuelita siempre tuvo perros”, “el perro puede andar solo, sin correa, porque es muy obediente”.
No fomentar la venta indiscriminada de animales para hacerlos regalos de ocasión; establecer un registro nacional de perros, pues no sabemos cuántos perros callejeros hay en el país, dónde están; si es un perro agresor o no. Además, se deben reforzar todos aquellos programas de control y estabilización canina”.
La asociación Rescate Animal promueve la corresponsabilidad. Busca que no sólo se reporten perros o gatos abandonados, sino que las personas se involucren en la adopción y el cuidado. Nydia Cervera Finol, abogada y encargada del área de prevención de maltrato en esa asociación civil hace hincapié de que se carece de albergue. “No dejemos que sólo las ONG se encarguen o que el gobierno se encargue. Si todos nos echamos la bolita, no hacemos nada”.
Las representantes del Comité Animalista Activista, Karen Gallegos y Berenice Sarabia, se inclinan por la educación. Destacan que los niños deben saber que maltratar a los animales es un acto de crueldad que debe ser reprobado. La miembro de la Fundación Tomy hace un llamado al respeto: “Si ven animales en la calle, no los agredan”.
Al final, aminorar ese panorama dramático donde perros y gatos padecen es responsabilidad de los humanos. Sin un conteo certero de sus presencias, miles y miles de mascotas sobreviven en las calles, hambrientas y revolcadas. Son las protagonistas de un problema social y de salud públicas para el cual, hasta ahora, no hay política ni presupuesto.