En el marco de la FIL zócalo tuvo lugar una discusión acerca del presente y el futuro de nuestro continente. Más allá de los clichés con que los medios de información hegemónicos intentan reducir las experiencias de los gobiernos populares, hay un pensamiento que es preciso poner en el terreno del análisis
Ciudad de México, 25 de octubre (SinEmbargo).– ¿Qué es Latinoamérica hoy? ¿Hacia dónde va este continente tan castigado en décadas recientes por los intereses del capital que no dudaron de echar mano de las dictaduras militares para imponer sus criterios?
Cuando la crisis económica mundial ha destruido la tan difundida teoría del derrame, ahorcado a los países que pierden soberanía para en pos de pagar deudas millonarias que han hecho ricos a los más ricos y pobres a los más pobres, ¿qué hay que hacer para asegurar el porvenir de las nuevas generaciones?
“Lamentablemente hay más pobres”, admitía el pasado 15 de octubre el Presidente Enrique Peña Nieto, como si él no tuviera nada que ver en el asunto.
Efectivamente, desde su llegada al poder, hay 2.2 millones de pobres más en México, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Suman 11.4 millones las personas que viven en pobreza extrema, es decir, que no tienen ni siquiera un plato de comida garantizado al día.
Mientras, el 10 por ciento más rico de México concentra el 64.4 por ciento del total de la riqueza del país, una cifra que se incrementa año tras año.
Cuando en nuestro país no se discute la legalización de las drogas y se sigue apostando por una sangrienta e inútil guerra contra el narco, atendiendo las demandas y los propósitos de los Estados Unidos, con esas cifras de la pobreza y la desigualdad, ¿vale la pregunta si México pertenece a Latinoamérica o no?
México, claro, es Latinoamérica, pero su cercanía con la gran Potencia del Norte le ha impedido en cada sexenio formar parte esencial de la experiencia continental.
Si en Sudamérica hubo cruentas dictaduras militares, aquí primó “la dictadura perfecta” del PRI. Si en países como Uruguay se implementa la legalización –en un proceso complejo y para nada concluido aún– de la marihuana, en México se realiza una cruzada contra el crimen organizado, donde nuestro país pone los muertos, Estados Unidos las armas y los adictos a las drogas.
En ese contexto, ¿vale pedir como lo ha hecho en una entrevista reciente el periodista Javier Martínez Staines un cambio de sistema político, social y económico venga de dónde venga?
En Sudamérica, los Gobiernos de izquierda han cambiado la geopolítica de la región. Aun con grandes imperfecciones y con muchos opositores por parte sobre todo de los medios hegemónicos que responden en gran medida a los intereses del capital, el territorio vive nuevos aires y su voz se escucha mucho más fuerte ahora en el contexto mundial.
Latinoamérica ya no parece sólo la víctima propiciatoria e inerme del imperio. Se da la chance de construir nuevos y propios paradigmas. Desde cuestionar e incluso denunciar la voracidad de los fondos buitre que compran títulos de deuda externa por centavos, para luego reclamar millones, hasta promover el desarrollo industrial interno y con ello poner en práctica numerosas políticas sociales que han afectado positivamente a grandes masas de la región.
A todos esos gobiernos, la CNN y el poder llaman populistas. Sin embargo, ¿alcanza ese término para comprender y descartar procesos políticos que arriban al poder con una gran cantidad de votos?
Es ese el sentido del debate que quiso y pudo poner en el centro de atención la promotora cultural Paloma Saiz en la reciente edición de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo.
Podemos estar de acuerdo o no con muchas de las cosas que suceden a nivel político en Latinoamérica, pero nadie podrá negar en este punto lo mucho que nos hace falta encontrarnos y debatir entre nosotros los grandes temas que interesan a los habitantes de esta parte del mundo.
Y hacerlo, como bien marcaba el Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera –uno de los invitados por Saiz- entre nosotros, sin el arbitrio de los Estados Unidos.
“Antes de esta última década, ¿cuándo los países de Latinoamérica se reunieron sin la presencia de los Estados Unidos?, denme un solo ejemplo”, desafió el político boliviano. “En los últimos 10 años, ¿cuándo los países de Latinoamérica se reunieron con la presencia de los Estados Unidos?”, destacó.
BASTA DE MENTIRAS
En el debate sobre Latinoamérica participaron el ya mencionado Álvaro García Linera, el pensador argentino Ricardo Forster, el escritor venezolano Luis Britto García, el antropólogo y sociólogo Héctor Díaz Polanco y el filósofo Armando Bartra, estos dos últimos, de nacionalidad mexicana.
“Queríamos en realidad algo más ambicioso todavía”, admite Paloma Saiz en entrevista con SinEmbargo.
“La idea era traer al ex Presidente de Uruguay, Pepe Mujica, pero la altura de la Ciudad de México no le cae bien y el médico le impidió venir. Queríamos traer a la militante estudiantil chilena y Diputada Camila Vallejo, pero tampoco lo logramos”, agrega la directora de la Brigada para Leer en Libertad.
“Basta de las mentiras que se están contando sobre Latinoamérica, vamos a oír de primera mano, de gente que está ahí, lo que realmente está pasando. Basta de decir que en Venezuela toda la culpa es del Gobierno, queríamos oír a Mujica hablar de cómo ser un Presidente distinto”, cuenta Paloma.
“México está bombardeado por información falsa, no sabe lo que pasa realmente en Ecuador, en Bolivia, en Argentina”, precisa la promotora cultural.
“No se trata de hacer proselitismo, puesto que ahí tienes por ejemplo a Luis Britto, un gran crítico del Gobierno de Nicolás Maduro, pero no por ello enemigo de los procesos populares en el continente”, agrega.
¿QUÉ HA PASADO EN ESTOS ÚLTIMOS 15 AÑOS?
La esperanza de una alternativa destaca en muchos países de América Latina, que en los últimos 15 años han logrado transformar la geopolítica continental.
Para Héctor Díaz Polanco, en realidad las novedades para la región iniciaron hace 30 años, con la irrupción feroz del neoliberalismo en nuestros países, que marcó lo que Octavio Paz en 1989 decretó “el fin de la Revolución latinoamericana”.
Sin embargo, el intelectual marca que esa predicción no se cumplió, puesto que en 1999 asumió Hugo Chávez (1954-2013) en Venezuela, dando inicio a un proceso que Díaz Polanco nombra como “de Gobiernos latinoamericanos progresistas”, al que se sumaron importantísimos países del área como Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina y Brasil (no en ese orden).
“Crecer y distribuir eran cosas imposibles para los países latinoamericanos de acuerdo a la receta neoliberal”, dijo el pensador, destacando que las experiencias de los países mencionados en estos tres lustros demostraron todo lo contrario.
Para Armando Bartra, lo importante es Bolivia y todo lo agradecidos que deberíamos estar los latinoamericanos de izquierda con un país “que ha reinventado la revolución”.
“Esa revolución que tanta falta nos hace a los países rezagados del continente como México”, destacó Bartra, para el que la experiencia de Evo Morales y los suyos se caracteriza por “haber ganado primero el poder en las calles y luego en las elecciones, es decir, hacer la revolución primero abajo, para luego confirmarla arriba”.
“Una revolución inobjetablemente democrática y políticamente pluralista donde el proyecto revolucionario es hegemónico, pero las oposiciones también gobiernan, al participar en los poderes Ejecutivo y Legislativo”, remarcó.
Luis Britto, a su tiempo, describió al siglo pasado en el continente como el de los muertos. “Todo se había muerto, todo era un gran funeral y lo único que no se había muerto era el mercado, qué casualidad”, manifestó.
“Hasta que el gran patio trasero del mundo, que es Latinoamérica, quebró una vez más esa tendencia mundial”, dijo.
Aun con desaciertos y errores, para Britto, la irrupción de “un outsider” de la política como Hugo Chávez, produjo “resultados espectaculares” en Venezuela.
El fin del analfabetismo registrado por la UNESCO y la reducción drástica de la pobreza extrema son algunos de los logros de lo que en dicho país se conoce como la “Revolución Bolivariana”.
“Venezuela es un país donde el 80.2 por ciento de los habitantes lee cualquier material, es el tercer país lector de América Latina”, informó, al describir un proceso político “donde se han ganado 19 procesos electorales, lo que no es una tontería. No se puede hablar de exceso de democracia, pero si un país tiene democracia ese es Venezuela”, dijo Britto.
“Ese ejemplo hay que exterminarlo como sea y eso explica la agresión constante hacia nuestro país”, remarcó.
Ricardo Forster, en tanto, destacó la importancia de los encuentros entre pensadores del continente, para escuchar de primera mano las experiencias de Ecuador, Venezuela, Bolivia, Argentina y Brasil, entre otros.
“La realidad es que sabemos muy poco de lo que sucede en nuestros países y sólo conocemos las versiones que dan O Globo en Brasil, Clarín en Argentina, El País en España, Televisa en México, que suelen mostrar algo totalmente distinto a lo que viene sucediendo”, precisó.
“Algo fundamental ha cambiado. Los países deshechos con profundo atraso social, pero hemos entrado al siglo XXI desafiando las raíces del neoliberalismo, lo cual tiene consecuencias muchas veces implacables”, dijo.
“Las derechas internas e internacionales buscan horadar y descalificar los procesos políticos que en nuestro continente han ampliado ciudadanía y democracia”, expresó.
El debate está servido y la pregunta gira en el aire: ¿Hacia dónde va nuestro continente?
Aquí, el debate completo: