ENTREVISTA | Me tienen arrumbado: Alberto Guerra, técnico de futbol

15/12/2014 - 12:05 am
El futbol le dio una profesión estable con la que pudo mantener a su familia. Foto: Especial
El futbol le dio una profesión estable con la que pudo mantener a su familia. Foto: Especial

Ciudad de México, 15 de diciembre (SinEmbargo).- “Como abandoné los estudios para seguir el futbol, Dios oyó en verdad las oraciones de mi madre, quien acostumbraba asistir al templo de San Antonio: para que no me convirtiera en un vago me hizo futbolista”.

Con estas palabras en su web oficial, Alberto Guerra, uno de los históricos y exitosos entrenadores de futbol en México, presenta el libro Alberto Guerra y sus estrategias de coaching, publicado por Ediciones B.

Se trata de un compilado de recuerdos, experiencias, consejos motivacionales y recomendaciones de vida dirigidas tanto al lector general como a los aficionados y profesionales del balompié.

Estas páginas reúnen evocaciones que se remontan a las “cascaritas” y “picados” del futbol de barrio de Guadalajara; a los encuentros cruciales con grandes técnicos como Franz Beckenbauer y César Luis Menotti; a los duros momentos por los que atraviesa todo jugador y director técnico.

También encontramos aquí la radiografía íntima de las actitudes que debe seguir el líder de un grupo para establecer un ambiente en el que impere el espíritu de lucha y el deseo de victoria.

“En pocas ocasiones un director técnico del futbol mexicano profesional ha abierto de esta forma su baúl de conocimientos para ofrecer una amena e instructiva agenda de temas que servirá a quienes se esfuerzan todos los días por alcanzar nuevos y más altos objetivos en su vida”, dice la editorial. Y tiene razón.

Los secretos de un entrenador histórico. Foto: Especial
Los secretos de un entrenador histórico. Foto: Especial

Guerra, que se mueve como pez en el agua en un campo de futbol, parece casi un extraterrestre en el mundo de los medios, donde su transparencia y sinceridad resultan valores poco usuales, extraordinarios. Por lo mismo, ha sido una delicia entrevistar a un hombre sin pretensiones, sabio y que a la hora de explicar por qué se mantiene alejado del futbol profesional, contesta sin ambages: “Me tienen arrumbado”.

Alberto Guerra nació en Ciudad Juárez, Chihuahua, pero creció en Guadalajara, Jalisco, donde se unió a la categoría 2.ª Infantil del Club Deportivo Guadalajara, jugando como interior de enlace. Recorrió varias categorías inferiores del club y jugó para la Selección Jalisco Juvenil.

Debutó el 23 de agosto de 1964, a los 20 años, en un partido contra el Atlas de Guadalajara. En 1969 pasó al Club de Futbol Monterrey y después, en 1974, al Atlético Potosino, donde terminó su carrera en 1976.

Su primer equipo como entrenador fue el Atlético Potosino, primero en las fuerzas inferiores y finalmente en el primer equipo en la temporada 1979-1980.

Dirigió en dos ocasiones al Club Deportivo Guadalajara, con el que logró coronarse en la temporada 86/87 y obtuvo dos subcampeonatos: en 82/83 y en 83/84.

Alberto Guerra como jugador. Foto: albertoguerra.com
Alberto Guerra como jugador. Foto: albertoguerra.com

En 1990 ganó el Torneo Copa México dirigiendo a los Leones Negros de la U. de G. y venciendo al América; en esa misma temporada obtuvo otro subcampeonato de liga con los mismos Leones, siendo derrotado por el Puebla de Manuel Lapuente por un marcador global de 6-3.

Más tarde obtuvo el bicampeonato de la división de ascenso dirigiendo a los Tigres de la UANL en los torneos invierno 96 y Verano 97, con lo que logró el ascenso a la primera división para el torneo Invierno 98.

Dirigió a la selección mexicana durante 3 partidos en 1989 y le ganó Guatemala, El Salvador y Polonia.

–¿Este libro nació casi sin querer, como dice la canción?

–Tal cual. Tengo una hija que al salir de un evento se encontró con la editora de Ediciones B y le contó de mis apuntes. Al poco tiempo los de la editorial me escribieron para pedirme textos. Les gustó y aquí está el libro.

–¿Qué importa en un técnico: la estrategia, llevarse bien con los jugadores, tener una idea clara de cómo quiere que su equipo juegue?

–Todas esas cosas juntas forman una metodología en donde una de las cosas esenciales es tener una buena relación con los jugadores. No se trata de ser amigo de los futbolistas, sino de ser buen compañero y respetar lo que cada uno de ellos hace dentro de la cancha. Entender que colaboramos en un mismo sentido, destacando las virtudes para disfrazar las limitaciones, conciliando los intereses de tal manera que a veces es necesario matar los egos, hacerlos a un lado. Y luego por supuesto, hay que saber de tácticas, de estrategias…y estrategias a veces consiste en lo que una vez contó Salvador Bilardo, en ir a ver unos meses antes las camas donde van a dormir los jugadores durante una competencia internacional, no vaya a ser que le sobre o le falte espacio. O hablar con las novias y esposas de los jugadores para que estén cuando ellos las necesiten y de ese modo no desequilibrarlos emocionalmente de cara al partido. Eso también es estrategia, no sólo ensayar las jugadas con pelota detenida.

–Solía decir César Luis Menotti que era muy importante que el futbolista jugara a lo que sabía y no a lo que quería el técnico…

–El técnico conoce lo tradicional, lo técnico, precisamente, los recursos que debe implementar en un futbolista, pero también debe percibir los aspectos originales que vienen de fábrica con cada jugador y que no están peleados con la eficacia. Ah, este le pega mal pero las mete siempre, pues déjalo que le siga pegando mal; ah, este no está en equilibrio, mire, piense que técnica lo resumimos como hacer las cosas bien hechas con el mínimo esfuerzo y pasa a veces que con el máximo esfuerzo, en desequilibrio, un jugador consigue la eficacia buscada. Borja fue durante muchos años un gran goleador y las metía con la cola…

–Pienso en jugadores con tal vez poca movilidad como Cristiano Ronaldo o Ruud Van Nistelrooy, pero gran olfato de gol…

–Cristiano Ronaldo enfrenta las pelotas detenidas en una posición increíble. No se sabe si le va a pegar con la izquierda o la derecha y lo que hace es colocar el pie totalmente alejado de la lógica, desorientando totalmente al portero. Creo que los seres humanos tenemos todo el derecho de acercarnos a la perfección. Una vez escuché decir a un psicólogo que las personas si bien no somos perfectas podemos hacer las cosas perfectamente bien hechas.

El entrenador presenta el libro junto a Miguel Herrera, Javier Solórzano y su hija, la cantante Ely Guerra. Foto: Especial
El entrenador presenta el libro junto a Miguel Herrera, Javier Solórzano y su hija, la cantante Ely Guerra. Foto: Especial

–Es muy lindo hablar de Ronaldo, de Pelé, pero no tanto del futbol mexicano…

–Bueno, en el plano internacional el futbol mexicano comienza a ser bastante considerado, pero si a lo que usted se refiere es al plano organizativo…las cosas se relativizan bastante. Somos un país tan bueno que organizamos ya dos mundiales de futbol, una marca que recién este año alcanzó Brasil. Tenemos una gran capacidad para organizar, al punto tal que si ahora nos preguntaran si nos echamos el tercero, seguro diríamos que sí y nos saldría bien.

–Pero luego está la Liguilla…

–Algo totalmente antideportivo.

–Soy del Cruz Azul, imagínese

–Uy, qué mal eligió, es como ser del Atlas…Un día antes de un partido Atlas-Monterrey, me preguntaron a quién le iba. El tema es que soy Chiva y la única vez que vi al Atlas con pasta de campeón fue cuando estaba Lavolpe, era un equipo joven, mezcla exacta de savia nueva con viejos baluartes…en este 2014 lo vi con todo para ser campeón, tuvo muy buenos jugadores, hizo muy bien las cosas, ganó partidos difíciles…mi madre, para qué hablé, no va que los elimina el Monterrey y se quedan de pronto sin nada…

–En su opinión, ¿por qué no se elimina la Liguilla?

–Es un asunto de dinero y de los dirigentes del futbol mexicano a los que sólo les interesa el dinero. Nuestros dirigentes son muy hábiles, esa es la respuesta correcta. Conocen superficialmente la barriga del futbol mexicano, es lo que creo y en su lógica no necesitan conocer las entrañas. Ellos perciben que el futbol es un gran negocio y ante sus ojos los futbolistas son ventajosos objetos de consumo. Luego, son los mismos dirigentes que le reclaman al jugador porque “no juega con compromiso” o porque “no tiene amor a la camiseta”. ¿Cómo lo va a tener si cada cuatro meses los están cambiando de equipo? A ellos no les importa el torneo regular, porque ya tienen un sponsor durante todo el campeonato. Es en la Liguilla donde facturan mucho más. Y es tan antideportiva la Liguilla. Un equipo puede clasificar de panzazo, ajustarse todas las tuercas y tornillos en los últimos dos partidos y ganar el campeonato por un gol.

–¿Cómo vio a México en el Mundial?

–Bueno, siempre nos faltan 20 para el peso. Siento que Miguel “Piojo” Herrera agarró el equipo a las carreras y puso remedios a prisa. Tuvo que tomar decisiones apresuradas. En cambio, ahora los tiempos le alcanzarán para tomar sin prisa las decisiones oportunas. Veo que es inquieto y siempre digo que tiene moral de argentino porque cuando le preguntaron si pensaba llegar al quinto partido él contestó con una pregunta: ¿Qué tal si soy campeón? Eso es muy argentino. Tiene una moral de fierro y además es estudioso. No es ningún tonto.

–¿Cómo entiende usted el futbol, Alberto?

–A mí el futbol me organizó la vida, porque no me gustaba estudiar. Las primeras cosas que aprendí del futbol fue jugándolo. Lo curioso es que cuando quise ser entrenador, tuve que abrir ese libro que no había querido abrir en la Prepa. Y me puse a estudiar para que futbol fuera mi profesión. En mi etapa de futbolista leía muchas novelas durante los tiempos libres. Me chutaba enterito El exorcista y mi entrenador pensaba que estaba loco. El futbol es como Disneylandia, todo el mundo quiere estar, nadie quiere irse del parque de diversiones. Así que cuando me tocó dejar de jugar, me dije aquí me quedo y me convertí en entrenador profesional. Me gustaría ser espiritual, pero no lo soy, aunque debo reconocer que hay un Dios que fue muy paciente conmigo y me dio la chance de ser algo en la vida.

Al legendario entrenador le gustaría ser coaching en algún club. Foto: Especial
Al legendario entrenador le gustaría ser coaching en algún club. Foto: Especial

–¿Dónde está ahora?

–En mi casa, ¿cómo ve? Me tienen arrumbado y será porque soy un poco difícil y digo cosas que a lo mejor no gustan a los dirigentes. No soy muy diplomático. Mi esposa me pellizca siempre por debajo de la mesa para hacerme callar. Me gustaría trabajar de asesor en algún club, como ya hice en el San Luis. En esa función, creo, hay un buen espacio para mí. Siempre me pareció un término demasiado sofisticado el de “couching”. Dicen que se trata de una ciencia que nació en el 2005, pero la verdad es que a lo largo de toda mi carrera como futbolista he tenido personas que me “couchearon” tanto adentro como afuera del campo de juego.

–¿Y le sigue gustando el futbol?

–Mucho, sobre todo porque es lo único que sé. He tratado de entrarle a otros rollos, pero ay, fracasé con rotundidad.

­–¿Cómo vivió los continuos cambios de entrenadores en Chivas?

–Uy, es un tema muy fuerte para mí

–No vaya a hablar mal de Vergara, por ahí lo llama

–(risas) No, él nunca me va a llamar y yo nunca voy a ir.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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