México

No existe una “temporada de sismos”, hay mejor tecnología para detectarlos: investigador de la UNAM

15/09/2018 - 9:48 am

Los sismo más fuertes en intensidad que se registraron en la historia de México han en tenido un común: ocurrieron en el mes de septiembre. No es que este mes tenga mayor actividad telúrica, pero sí hay una explicación detrás de esto.

Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).– Los sismos de magnitud 8.2 de Chiapas del 7 de septiembre y el de 7.1 que tuvo epicentro en Morelos el 19 de septiembre, a 32 años de catastrófico de 1985, pusieron en alerta a los mexicanos, pues es justo este mes que se registraron los terremotos que han cobrado más vidas en el país.

Sin embargo, los sismos no ocurren en una época determinada, sino están presentes durante todo el año. Así lo explica Luis Quintanar Robles, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica (IGf) de la Universidad nacional Autónoma de México (UNAM).

Quintanar Robles detalló que la innovación es un factor detonante para que se piense que existe una “temporada de sismos”, pues gracias al avance tecnológicos los terremotos se pueden detectar con mayor frecuencia. Tal es el caso de la Ciudad de México donde existe mayor número de estaciones de monitoreo, y por ende, más sismos detectados.

“En el mes de septiembre surgen creencias, mitos de que hay épocas para que ocurran los temblores, así como las hay para las lluvias. Hay que dejar claro que los sismos se originan al interior de la tierra y nada tienen que ver con fenómenos atmosféricos. Los sismos ocurren a lo largo del año y hay que estar preparados”, subrayó.

Luis Quintanar Robles, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM. Foto: UNAM

Un ejemplo claro de lo anterior ocurrió justo este viernes. Dos sismos, uno de magnitud 2.2 registrado a las 11:07 horas y otro a las 11: 20 horas, con magnitud de 1.8, alarmaron a los vecinos de la colonia del Valle.

Esta colonia cuenta con una red con 30 estaciones que detecta los movimientos que aquí se originan.

“Estamos acostumbrados a la intensidad de los sismos que provienen de las costas del Pacífico, de magnitud mayor. Los que se originan en el Valle de México no van más allá de 3 o 3.5”, agregó Luis Quintanar Robles.

Un dato interesante que han arrojado estas estaciones de monitoreo de la capital es que su zona oriente presenta mayor sismicidad, aunque existen eventos en el poniente, como Cuajimalpa y en el área de la jurisdicción Benito Juárez.

Además, el investigador de la UNAM señaló que la extracción de agua en el Valle de México puede ser un factor concurrente en la actividad sísmica, aunque, asegura, no es la principal.

“Los habitantes de la Ciudad de México deben considerar que los temblores ocurridos fuera del Valle de México tienen la capacidad de inducir sismicidad en nuestra urbe, adicional a la que se origina aquí mismo”.

Reiteró que los sismos no se puedes predecir, de tal mera que recomendó a los mexicanos a estar preparados “mitigar los posibles daños, haciendo caso a las autoridades, realizar simulacros y tomar estos fenómenos en su punto cabal”.

Es necesario revisar las construcciones y reforzarlas para evitar posibles colapsos futuros. Foto: UNAM

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