¡Ni mais!

15/08/2012 - 12:01 am

La que ya parece ser la vocería especializada para asuntos de seguridad nacional y otros temas sensibles para nuestro país, es decir, el gobierno de Estados Unidos anunció en días pasados que México compró una cantidad sin precedente de maíz –recordemos, entre otras, las filtraciones sobre el operativo Rápido y Furioso y los escándalos por corrupción de Walmart y HSBC–.

Se trata de millón y medio de toneladas de maíz, que con rendimientos típicos de 2 a 3 toneladas por hectárea bajo cultivo de temporal, que es el predominante en nuestro país, ocuparían una superficie similar a la del estado de Colima.

Días después del anuncio, que fue hecho por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), el secretario de Economía de nuestro país hizo algunas aclaraciones. Explicó que aunque la compañía que hizo la compra se mantiene en el anonimato, las magnitudes son más o menos normales, sólo que las compras suelen hacerse en dos o más lotes en vez de todo de un jalón.

Es muy importante que el gobierno y las compañías se aseguren de que haya maíz en cantidad suficiente para su consumo en el país y habría que hacer un reconocimiento. Sin embargo, lo que es preocupante es que tengamos que estar importando este grano, siendo la base de la alimentación en el país.

Esta no es la primera vez que se percolan noticias sobre altos precios del maíz hasta los medios de comunicación masiva. Las señoras de la casa –porque ya quedó establecido durante la campaña presidencial que ellas son las únicas que deben conocer los precios de las cosas– recordarán que durante el invierno de 2008 hubo un susto porque no había maíz. El grano que se había mandado producir en Sudáfrica estaba siendo vendido para producir bioetanol o bioplástico a precios muy elevados. De hecho, para reducir las variaciones en los precios internacionales del maíz y más o menos garantizar el abasto, el gobierno de México tiene algunos años invirtiendo en el mercado de futuros para este cereal.

Durante la revolución verde se generaron tecnologías y variedades que permitieron el cultivo de maíz con rendimientos extremadamente altos. El resultado fue que los costos de producción del cereal se redujeron notablemente y la producción se volvió masiva. Más tarde, con el TLCAN, las fuerzas del mercado fomentaron la producción de hortalizas de alto valor a costa de la producción de maíz. Por un lado se volvió más barato importarlo que producirlo. Por el otro, el cultivo de hortalizas no sólo no perdía dinero sino que podía ser bastante rentable.

Por ejemplo, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria de la Sagarpa, la producción de maíz en 2011 fue 20% menor que diez años antes, a pesar de que se obtuvo una mayor producción por hectárea. También, ahí tenemos grandes extensiones con invernaderos tomateros en Sinaloa, la campiña Jalisciense tapizada con agave azul y las zonas aguacatera y fresera en Michoacán.

El problema del elevado costo del maíz y de su escasez actuales es resultado, por un lado, del éxito que tuvo la industria maicera de Estados Unidos en abaratar los costos de producción. Tenían rendimientos muy elevados de un cereal de valor muy bajo, por lo que se empezaron a buscar otros posibles usos para el almidón de maíz. Con la producción de etanol para combustible y de plásticos biodegradables se dio valor agregado al maíz, pero también se elevó el precio del cereal porque aumentó la demanda con propósitos industriales.

También, la producción agrícola intensiva consume mucha energía y esto requiere de un consumo importante de petróleo. Con los precios crecientes del petróleo aumentan los costos y, en consecuencia, el precio del maíz.

El escenario actual, entonces, es de maíz escaso  y caro. Habría que hacer un reconocimiento porque el gobierno asegura el abasto del cereal al costo que sea, pero habrá que estar muy al pendiente para que este país establezca políticas nacionales que, precisamente, garanticen el abasto del cereal. Pero no sólo tener las arcas llenas para poder pagarlo, sino que sería muy deseable –tan deseable como es que se cumpla una condición necesaria para la seguridad nacional o la viabilidad de este país– que también fuéramos autosuficientes.

 

@erickdlbm

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Erick de la Barrera
Es investigador titular del centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
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