Autoridades de Nuevo Laredo reportaron esta tarde que siete presos murieron y otros 59 escaparon, varios de ellos narcotraficantes o miembros de bandas armadas (sicarios), tras una riña en el penal en Nuevo Laredo, en la frontera con Texas.
Cinco empleados de la prisión, el Centro de ejecución debe de Sanciones (CEDES), también desertaron de sus puestos.
El gobierno del estado de Tamaulipas informó en un comunicado que tropas del Ejército rodean el penal tras el incidente, que se presentó muy temprano en el Centro de Ejecución de Sanciones que alberga a 1,238 internos, según las autoridades.
“La situación actualmente se encuentra bajo control”, agrega el texto.
En el enfrentamiento “fallecieron siete internos, 59 se dieron a la fuga y cinco custodios abandonaron el servicio”, según el balance oficial.
De los presos que se fugaron este viernes, 35 estaban detenidos por delitos de fuero federal, entre ellos narcotráfico y pertenencia a bandas armadas, según el comunicado.
De esa misma cárcel escaparon en diciembre 151 presos -la mayor fuga registrada en México- y el director de la cárcel desapareció. En marzo, su sucesora fue asesinada por un recluso.
Tamaulipas es considerado uno de los estados más afectados por la violencia del narcotráfico y en particular por una disputa entre el cártel del Golfo y sus antiguos subordinados ‘Los Zetas’ (un grupo integrado por ex militares).
El año pasado, cerca de 350 presos escaparon en nueve fugas de cárceles de Tamaulipas, que albergan a unos 7,800 presos.
Además de los 151 fugados en Nuevo Laredo en diciembre, otros 86 escaparon de la cárcel de Reynosa en septiembre y otros 41 más de Matamoros en marzo de 2010. Las tres ciudades son todas fronterizas con Estados Unidos.
En su momento, las autoridades de Tamaulipas señalaron que una de las hipótesis que se investigan es que las fugas podrían estar relacionadas con la necesidad de las bandas del narcotráfico de recuperar a pistoleros bien entrenados para enfrentar la confrontación.
La fuga de la prisión también se produce a menos de dos semanas de que el Departamento del Sheriff del Condado de Webb y el Departamento de Seguridad Pública advirtieron a los ciudadanos de Estados Unidos que evitaran cruzar a Nuevo Laredo.
Las agencias dijeron que había indicios de que los estadounidenses sería especialmente blanco de ataques y robos.
