DÍA DEL MAESTRO: MUCHOS MÉXICOS PARA DAR CLASES

15/05/2012 - 12:00 am


Trabajan en climas de violencia, a contracorriente de la crisis económica o en medio de patriarcados. A veces deben convertirse en padres, madres, amigos o psicólogos. Son los maestros mexicanos que arriban a su conmemoración nacional enfrentados a la controversia de la Evaluación Universal, propuesta por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y con un historial de luchas sociales que a veces demeritó su imagen. Cinco profesores de diferentes regiones del país hablan para Sin Embargo de su experiencia en las aulas. De orígenes y experiencias diferentes, los entrevistados coinciden en que debe fortalecerse la relación gobierno-maestros-alumnos-padres para mejorar la educación. Debe ser un trabajo conjunto que no sólo depende del que está al frente de los alumnos.

Respecto a la Evaluación Universal señalan que no se puede calificar a un maestro con un número porque no se toman en consideración las variables que caracterizan cada región y cada grupo social. Hay muchos Méxicos para dar clases, dicen.

“Aún falta mucho por alcanzar”, asegura Guillermo Hurtado, director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “Veo una escisión de dos concepciones muy diferentes de lo que es la educación, basadas en dos conjuntos de valores muy distintos. Una es la concepción de la educación como instrucción. Es decir, la escuela tiene que formar personas competentes. ¿Competentes para qué? ¿Para el desarrollo económico? ¿Para el desarrollo social? Este es el modelo que promueve la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), pero en México tenemos necesidad de un modelo distinto: la educación como formación de ciudadanos, el modelo que necesita el país para completar la transición democrática que todavía no ha llegado a su fin”.

CHIHUAHUA: “¿CÓMO EXPLICO QUÉ ES ASESINAR?

Escuela en Chihuahua. Foto: Cuartoscuro.

Un  día mi hijo de cinco años me preguntó:

-Mamá, ¿qué es asesinar? 

Ante el cuestionamiento me quedé atónita, no sabía cómo decirle a un niño qué es, narra Laura Nájera, auxiliar técnico pedagógico en Cuauhtémoc, Chihuahua.

Sus años de experiencia como maestra frente a un grupo no le han podido enseñar cómo se explica la realidad de los niños chihuahuenses. “Es algo para lo que no nos preparan”, dice la que fue maestra  de tercer grado en la primaria Toribio Ortega.  Actualmente, el estado norteño ocupa uno de los primeros lugares entre las ciudades más violentas en el mundo.

“A diario se escuchan frases como “¿Cuántas personas mataron? O ¿Cuántas se llevaron y no han regresado? La violencia ha provocado que los niños ahora sean más agresivos y uno como maestro debe generarles expectativas, porque si los niños ven que a las personas que se dedican a eso les va mejor,  progresan y tienes mejores condiciones que los profesionistas, puede hacérseles más fácil tomar ese camino”, dice esa voz golpeada con matices bastantes suaves a través del auricular.

“La inseguridad se ha convertido en un gran distractor social. El entorno de los niños ha cambiado, hay muchas familias afectadas por la violencia, muchos niños sin papás, mujeres sin esposos, sin hermanos, sin hijos. Ahora nosotros tenemos que hacerle de todo, incluso de madres y padres”, explica Laura.

De acuerdo con el DIF-Chihuahua, la violencia en el estado generó  un aumento del  50 por ciento en el número de huérfanos. Hasta 2008 había cuatro mil huérfanos por motivos de violencia, entre menores y jóvenes; en el 2012 superan los ocho mil.

Para Laura, quien estudió la Licenciatura en Educación en la Universidad Pedagógica Nacional, el clima de inseguridad genera una problemática educativa. “Tener que atender otro tipo de necesidades que requieren actualmente los niños, no es algo que te enseñen en a escuela. Eso lo tienes que aprender con la práctica”, recalca.

SINALOA: A CONTRACORRIENTE DE LA VIOLENCIA

Escuela en Sinaloa. Foto: Cuartoscuro.

Su bisabuela, abuela y madre fueron maestras, por lo tanto para Mariela Cortez  fue más fácil elegir una profesión. De más joven acompañaba a su mamá a sus clases y asegura: “Se sentía bien bonito cuando los niños te decían maestra sin serlo”.

Mariela estudió para Licenciada en Educación Prescolar en la Escuela Normal de Sinaloa. Ahora es maestra del Jardín de niños estatal Anastasia Velázquez  viuda de Leyva, en Culiacán. Después de que su madre murió, hace dos años y medio, le dieron la plaza. Sin embargo,  los miles de normalistas que cada año se gradúan deben hacer examen para concursar por una.

La joven profesora prefirió trabajar con niños de prescolar porque dice es más fácil tratarlos y acercarte a ellos: “Aún están en edad en la que piden ayuda o se acercan a ti”. Con la Reforma Educativa del 2009, se introdujo un Programa de Competencias, en el que ya no es tanto enseñar a recortar, colorear y jugar con plastilina. “Ahora nos enfocamos mucho en que los niños piensen y socialicen, interactúen  y se desarrollen emocionalmente”, cuenta Mariela.

“Sin embargo, hay situaciones en las que se necesita ayuda especial porque los niños viven situaciones más fuertes. Ahorita tengo una niña de cuatro años que empezó a ser muy agresiva, incluso depresiva, y es porque en su casa hay problemas de violencia intrafamiliar: el papá le pega a la mamá enfrente de sus hijos. La niña fue canalizada a una aérea de apoyo para recibir ayuda psicológica. De los 30 niños que tengo, a tres los atienden por problemas de lenguaje, una maestra que se encarga de apoyo lleva el caso de dos y el psicólogo debe atender a cinco, pero a veces por cuestiones de tiempo, sólo le da terapia a uno”, explica la profesora.

“Es muy fácil hablar y decirte cómo trabajar, pero es bien difícil hacerlo con aulas numerosas y que no están en condiciones de brindar una educación de calidad de los alumnos”, señala Mariela respecto a la problemática de la educación en el país.

Las calificaciones en español de la prueba Examen Nacional de Logro Académico de Centros Escolares (ENLACE) en el período 2006-2009 muestran que la mayoría de los alumnos no entienden el sentido de lo que leen; asimismo, los resultados en matemáticas señalan que la mayoría de los alumnos no tiene las habilidades suficientes para acreditar el año en curso. Estos resultados fueron atribuidos a una falta de metodología en la enseñanza.

Para Mariela es “muy difícil calificar a los maestros con un número. Se deben tomar en cuenta los demás factores y no sólo culpar al maestro”.

PUEBLA: EL DOMINIO DE LAS COSTUMBRES


Laura Montes de Oca es egresada de la Escuela Superior de Educación Física. Quiso ser maestra para poder brindar enseñanza moral a los niños. Como le atraía la actividad física y todo lo que implicara deporte, quiso dar clases de Educación Física.

Actualmente trabaja con niños de primaria de primero a sexto año en la comunidad Ayehualulco, Zacatlán de las Manzanas, Puebla. La comunidad la eligió ella para poder estar más en contacto con niños que tuvieran la posibilidad de realizar actividades al aire libre y porque no le gusta el ambiente de la ciudad; sin embargo, en la primaria donde trabaja se encontró con un problema: la falta de apoyo por las costumbres de sus habitantes.

“La forma de pensar de los padres de familia es un obstáculo. No cooperan, no les dan permiso para realizar actividades fuera de su comunidad, por seguridad o falta de recursos no los dejan participar”, dice la maestra con tono un tanto decepcionado y recuerda una ocasión en la que iban a ir a volar papalotes a un lugar más lejano y los papás simplemente no los dejaron.

“Aquí la mamá acata lo que diga el papá y una vez casada, la mujer tiene que acatar lo que diga el marido”, señala Laura.

Hay casos de muchas madres que viven aquí, pero sus esposos tienen que salir a trabajar a otra parte, y por lo tanto descuidan a sus hijos.  “Ellas no pueden tomar decisiones respecto a sus hijos”, dice.

Las palabras de esta especialista en Educación Física contrastan con el panorama en cifras del Consejo Nacional de Población (CONAPO) que señala que en México hay 880 mil madres solteras y por lo tanto son las responsables de la manutención del hogar. Según el  Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática en el 2005 había cinco millones 717 mil  659 hogares bajo la jefatura femenina.

En Ayehualulco, Puebla –a pocos kilómetros del Distrito Federal-  Laura educa a niños con carencia de recursos y falta apoyo de los padres de familia.

“Debe existir un compromiso de padres, maestros, autoridades y gobierno”, señala la maestra con 21 años de experiencia. Para ella, “la Evaluación Universal es una treta del gobierno para criticarnos y sacarnos, para decir que los maestros no sirven, pero no se ponen a analizar todo el contexto”.

La voz de Laura tiene un tono de paciencia explícita, como si el tiempo no transcurriera; sin embargo al momento de sentenciar que “la SEP quiere muchos resultados y nos paga poco y quiere que demos más y no que recibamos nosotros”, su voz se agrava.

GUERRERO: MIGRAR COMO PROFESOR

Escuela en Guerrero. Foto: Cuartoscuro.

“Una plaza en Acapulco está como en 150 mil pesos, sino te mandan a comunidades rurales”, dice Eliud Vargas,  originario de Guerrero y egresado de la Normal Superior Justo Sierra y quien actualmente trabaja en el Distrito Federal  en la  Zona escolar 238 como Apoyo técnico pedagógico.

Llegó a la ciudad en busca de mejores oportunidades: se proponía conseguir un puesto en el gobierno, crear antigüedad y tener otros servicios y prestaciones.

“Elegí ser maestro por la cobertura, en este caso por la cantidad de escuelas, por vocación y por el trato con los niños”, asegura Eliud Vargas, quien tomó su segunda opción como carrera profesional; la primera era Arquitectura, pero por problemas personales no pudo concluir los trámites en el Tecnológico de Acapulco.

Como Eliud, existen cientos de egresados normalistas que buscan una plaza en el sector educativo. De acuerdo con la SEP, cada año se gradúan 28 mil 346 normalistas, para las 222 mil 350 escuelas de nivel básico que están registradas en el país.

Actualmente se tiene un registro de  un millón 156 mil 506 maestros en prescolares, primarias y secundarias en el país, según la dependencia.

“En Acapulco estuve trabajando en una escuela particular y el apoyo en escuelas privadas a escuelas de gobierno es diferente.  Si les pedías algún material lo llevaban, luego aquí no tienen ni para comer”, dice.

De acuerdo al documento Panorama de la Educación 2011, México destina un mayor porcentaje del PIB a la educación, respecto al promedio destinado para este mismo rubro por los países de la OCDE. Sin embargo, la forma en que se gasta es lo que varía,  ya que los salarios de los profesores son bajos  (un poco mayores a lo equivalente a la mitad de los salarios de los profesores de países pertenecientes a la OCDE) y el gasto en infraestructura y material didáctico también es bajo (menos de la mitad de lo que destinan los países de  la OCDE). Pero los resultados no son favorables.

Eliud comenta que el apoyo difiere de los estados y de sus características; por ejemplo, en la Ciudad de México hay una mejor plusvalía que en Guerrero. Las oportunidades son mejores en el Distrito Federal, dice. Así explica por qué migró.

OAXACA: DÉCADAS DE LUCHA

Escuela en Oaxaca. Foto: Cuartoscuro.

Yolanda Zafra lleva cinco años de jubilada. Comenzó a trabajar a los 18 años de edad, en la región del Istmo de Oaxaca, después logró su cambio al Valle. Tras treinta años de servicio, siempre con niños de cuarto, quinto y sexto grado, decidió retirarse. “Me jubilé porque ya había muchos problemas en el aspecto en el que si les exigías mucho, luego, luego van a Derechos Humanos a acusarte de que los estás presionando psicológicamente, los estás hostigando. Y ya no puedes trabajar así”, dice.

“Fue un cambio brusco, en mis años de experiencia, no había vivido nada así, ahora los estudiantes ya no respetan al maestro”, describe Yolanda, egresada del Centro Regional de Educación Normal.

Yolanda perteneció al grupo de maestros de Oaxaca que iniciaron el Movimiento Magisterial en 1980. Contraria a las ideas del Sindicato Nacional de Trabajadores del Estado (SNTE), liderado por Elba Esther Gordillo, se alió al movimiento opositor: Coordinadora Nacional de Trabajos del Estado (CNTE).

“Nos llaman disidentes porque a partir del 80 que inició el Movimiento Magisterial nunca estuvimos de acuerdo con el Sindicato Nacional, mucho menos con Elba Esther, no compartimos las mismas ideas”, sentenció.

Antes de que se descentralizara el sindicato, a Yolanda le tocó hacer plantones en la calle de Argentina, en el Centro Histórico de la Ciudad de México para exigir que les aceptaran su pliego petitorio.  Ella recuerda que en Oaxaca fue donde se inició la petición de repartir libros gratuitos a los niños de nivel secundaria y desayunos para los niños, para aquellos que no tenían más que comer que una tortilla y chile, base de la alimentación oaxaqueña.

Comenta que no apoya la Alianza por la Educación ni el Examen Universal. “En Oaxaca estamos en contra de eso, no podemos aplicar el mismo examen a un alumno de la ciudad a uno de una comunidad lejana porque no tienen las mismas herramientas, se debería evaluar según nivel socioeconómico”, refiere la también luchadora social.

“Dentro de nuestras peticiones, no siempre estuvo el aumento de salario, como muchos piensan, entre nuestras peticiones estaban mejorar la calidad educativa, mayores recursos para las escuelas y apoyo a las comunidades”, resalta.

La profesora esboza recuerdos y parece revivir su época de maestra y luchadora social. “A veces sí era para que nos pagaran más. Yo nunca tuve la necesidad porque mi esposo es doctor, pero tengo compañeros que trabajaban doble plaza para poder sobrevivir y tener una vida más digna”.

 

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