El crecimiento económico de China disminuye a 6.7% en el primer trimestre de 2016

15/04/2016 - 10:07 am

El informe emitido el viernes mostró que la segunda economía más grande del mundo creció a su ritmo más lento desde la crisis financiera global de 2009.

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Los datos económicos positivos hacen que sea menos necesario que los elaboradores de políticas chinos tengan que aumentar los estímulos de manera inmediata, aseguran los analistas. Foto: EFE.

BEIJING, 15 abr (Xinhua) — La economía de China continuó ralentizándose en el primer trimestre de 2016, muestran los datos oficiales publicados hoy viernes, pero varios indicadores clave ofrecen señales de estabilización.

El producto interno bruto nacional creció un 6.7 por ciento interanual para situarse en 15,9 billones de yuanes (2.4 billones de dólares), anunció hoy viernes el Buró Nacional de Estadísticas (BNE).

La cifra supone una desaceleración con respecto a la del 6.8 por ciento del trimestre anterior, que ya marcó el nivel trimestral más bajo desde la crisis financiera global.

Sin embargo, la cifra se ajusta a las expectativas del mercado y se mantuvo dentro del rango objetivo del gobierno de entre el 6.5 y el 7 por ciento para 2016.

Se está experimentando un ímpetu de nuevo crecimiento y algunos de los principales indicadores han resgistrado cambios positivos, subrayó Sheng Laiyun, portavoz del BNE, en una conferencia de prensa, en la que calificó el comportamiento en el primer trimestre como “un buen comienzo” para este año.

La inversión en activos fijos se elevó un 10.7 por ciento interanual en los primeros tres meses del año, por encima del aumento del 10 por ciento de 2015. La inversión en el sector inmobiliario creció un 6,2 por ciento, acelerándose con respecto a la cifra del 1 por ciento para todo el año pasado.

La producción industrial se expandió un 5.8 por ciento, por encima del incremento del 5,4 por ciento del período enero-febrero.

El sector servicios creció un 7.6 por ciento, superando la subida del 2,9 por ciento de la industria primaria y la del 5.8 por ciento de la secundaria, supuso el 56.9 por ciento de la economía total, 2 puntos porcentuales más que hace un año, informó Sheng.

El crecimiento de China en 2015 se vio afectado por una prolongada saturación industrial, la caída del comercio exterior y el enfriamiento de la inversión inmobiliaria, que hicieron que cayera hasta el 6.9 por ciento, el ritmo más lento de los últimos 25 años.

Las autoridades han aplicado una serie de medidas para mitigar la tendencia a la baja, recortando las tasas de interés, bajando los impuestos, reduciendo el exceso de capacidad e iniciando reformas para mejorar la eficiencia.

Gracias a estas, la economía ha experimentado cierta mejora desde principios de año, con las exportaciones y los beneficios industriales volviendo a registrar crecimientos, la actividad manufacturera recuperándose y el consumo de energía acelerándose.

A principios de esta semana, el Fondo Monetario Internacional elevó su previsión para el crecimiento de China en 2016 y 2017 al 6.5 y el 6.2 por ciento respectivamente, ambas cifras 0.2 puntos porcentuales por encima de las pronosticadas en enero.

Según Sheng, existen señales de que la economía de China puede “tocar fondo”, pero avisó de la persistente presión a la baja causada por la incertidumbre en la economía global y las dificultades en el cambio estructural del país hacia un crecimiento impulsado por el consumo y el espíritu emprendedor.

Se necesitará más tiempo para poder decir si la estabilización es duradera, reconoció.

“El futuro crecimiento de China seguirá probablemente una trayectoria en forma de L a largo plazo, pero a corto, puede presentar una forma de U o de W debido a las fluctuaciones”, declaró el portavoz.

Los datos económicos positivos hacen que sea menos necesario que los elaboradores de políticas chinos tengan que aumentar los estímulos de manera inmediata, aseguran los analistas.

Con el crédito acelerándose y el crecimiento estabilizándose, la urgencia por promover medidas de alivio monetario es reducida, mientras que la política fiscal hará la mayor parte del trabajo, opinó Tom Orlik, economista en jefe para Asia de Bloomberg.

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