Vivir en Chihuahua, del miedo a la vergüenza

15/04/2014 - 12:00 am

—¿Y cómo vamos a votar? –se preguntaban diputados priistas entre sí durante la sesión.

—Vamos a hacer las cosas como nos las ordenó el señor gobernador y que nos explicó Mario Trevizo –sugirió la diputada tricolor Águeda Torres Barrera.

—Diputada, ¡cuidado!, tienes a la prensa atrás de ti– le advirtió Enrique Licón, diputado del Partido Verde.

—¡Háblenle a seguridad para que saquen a todos los que no son diputados!–ordenaba Águeda Torres, al percatarse de la presencia de los reporteros.

César Luis Ibarra

El Heraldo de Chihuahua, edición del 11/04/2014

Acá en Juárez, usamos una frase cuando ya comprendimos a nuestro interlocutor y sólo hay que pasar a la acción: con eso.

Aunque con el diálogo anterior se ha justificado el título del artículo, presento algo de información para contextualizarlo.

La semana pasada, el Congreso del Estado se vio obligado a resolver dos asuntos de particular importancia, ya que debía interpretar la Ley respecto a la integración de dos instituciones fundamentales para observar las prácticas de Gobierno: la transparencia y los Derechos Humanos.

Ambas decisiones se le concedieron para evitar que el gobernador impusiera a quienes lo han de vigilar y asegurar que respete el Estado de Derecho, pero resultó peor el remedio que la enfermedad porque ahora el mandatario nombra a quienes han de supervisar sus actos sin costo político alguno, ya que parece que para él están los diputados.

En el caso de la transparencia, se debía acatar una sentencia del juez 8 de Distrito para corregir el procedimiento violatorio de los Derechos Humanos de Rodolfo Leyva, cuando designó como consejeros del Instituto Chihuahuense para la Transparencia y Acceso a la Información Pública (Ichitaip) a Alma Rosa Armendáriz Sigala, María Nancy Martínez Cuevas y a sus siete suplentes.

Después de la discusión en el congreso y el dialogo citado, la mayoría votó por los mismos consejeros (desde Armendáriz Sigala hasta los siete suplentes).

En el caso de la elección para presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), el Congreso acordó designar a José Luis Armendáriz por tercera ocasión, pese a que la ley estipula que el mismo presidente sólo puede cumplir dos periodos.

En ambos casos votaron igual el PRI, el Panal y el PVEM. La diputada del PRD, Hortensia Aragón, en la sesión de transparencia hizo malabarismo y medio para aclararle a la mayoría que en el alma ella estaba con los muchos y emitió un voto particular para salvarse de posible cárcel, llegó al extremo de abandonar la sala durante la votación del presidente de la CEDH aunque ella misma impulsó a Irma Antonia Villanueva Nájera (que perdió por 22 votos contra 9), pues también al momento de votar, los dos votos del PT comprometidos previamente con Irma se cambiaron a favor del candidato oficial.

Si hubieran hecho honor a su compromiso de votar por Irma Villanueva, no se habrían reunido las dos terceras partes de los votos que necesitaba la (re)redesignación de José Luis Armendáriz.

Pero volvamos al diálogo inicial: en Chihuahua tenemos un gobernador difícil en el mejor de los casos, es un líder convencido de que el poder que se ganó en las urnas “es para poder” y de que “los Derechos Humanos sólo son para los humanos derechos”. Así piensa y así lo dice a los cuatro vientos.

Aparece en el mismo diálogo otro personaje, como el doctor Córdova de Salinas, Mario Trevizo. Él tiene la obligación de aclararle en cada caso concreto a Duarte que el poder se ejerce bajo el imperio de la Ley y que los Derechos Humanos protegen los derechos fundamentales de todos los seres humanos (chuecos o derechos).

En ambos casos el principal asesor del Gobernador debió decirle que sus facultades de poder no llegan a los extremos de repetir el acto reclamado, porque pone a los diputados a las puertas de la cárcel y además aclararle que el presidente de la Comisión Estatal no podía designarse por tercera ocasión. Debió explicarle que las leyes deben interpretarse a favor de los particulares y no a favor de las autoridades, porque así lo dice la Constitución. Para eso son los asesores, para asesorar y buscar la forma legítima de cumplir el objetivo siguiendo la premisa del mandatario.

Pero el diálogo nos dice que el gobernador les ordenó a los diputados violar la ley y Trevizo les explicó cómo hacerlo, aunque para eso no se necesitaba mucha sapiencia, basta con contar los votos a favor y cabildear a los amigos del sistema.

Verdaderamente siento vergüenza de que en mi estado sucedan estas cosas, es una vergüenza que me produce ansiedad y vómito. Tengo 68 años pero todavía reacciono visceralmente ante los excesos del poder.

En 2006, dejé el PRD porque en el seno de los consejos estatales se acordaba resolver contra la recta interpretación del texto de los estatutos y la Comisión Jurisdiccional nunca resolvía sobre el valor jurídico de los acuerdos.

No podía militar en un partido donde la ley se aplicaba según el número de consejeros estatales a favor o en contra. Me enervaba que personas con experiencia política, con kilómetros recorridos en las carreteras de la oposición (desde el Partido Comunista Mexicano, como la misma Hortensia Aragón) buscaran formas y maniobras para justificar y engañar a los consejeros, muchos de ellos campesinos que no habían terminado la primaria, con expresiones como “esta asamblea es soberana” que ellos creían como que el próximo año tendrán una buena cosecha.

“Así las cosas, Armando” (otra expresión regional de Juárez), sólo nos queda esperar que la justicia federal vuelva habitable esta ciudad y este estado, porque me pude salir del PRD, pero no sé si me pueda salir de juaritos.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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