"Este descubrimiento nos muestra que la vida marina antártica es increíblemente especial y está increíblemente adaptada a un mundo helado", señalan los investigadores.
Ciudad de México, 15 de febrero (RT).- El descubrimiento accidental de organismos marinos en una roca en el fondo del mar debajo de 900 metros de la plataforma de hielo de la Antártida ha llevado a los científicos a repensar los límites de la vida en la Tierra, según un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Marine Science.
El hallazgo fue realizado durante una exploración realizada por el British Antarctic Survey, una institución nacional del Reino Unido dedicada a la investigación de la Antártida. Los investigadores perforaron 900 metros de hielo en la plataforma Filchner-Ronne, situada en el sureste del mar de Weddell, y descendieron una cámara por el agujero en busca de barro del lecho marino.
Para su sorpresa, la grabación reveló una roca cubierta de criaturas marinas. Las imágenes parecen mostrar 16 esponjas, acompañadas de 22 animales no identificados que podrían incluir percebes. Se trata de la primera vez que se documenta la existencia de animales estacionarios debajo de una capa de hielo antártica.
Discovery of life after drilling through 900m of Filchner-Ronne Ice Shelf in #Antarctica.
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— British Antarctic Survey (@BAS_News) February 15, 2021
"Hay todo tipo de razones por las que no deberían estar allí", señaló Huw Griffiths, del British Antarctic Survey y autor principal del estudio.
The paper that goes with the news story: Breaking All the Rules: The First Recorded Hard Substrate Sessile Benthic Community Far Beneath an Antarctic Ice Shelf https://t.co/TnzGPYNqdV
— Huw Griffiths (@griffiths_huw) February 15, 2021
De acuerdo con el experto, estos animales, que probablemente se alimentan por filtración, sobreviven con nutrientes transportados en el agua a -2 ºC. El enigma es que cómo pueden vivir tan lejos de fuentes obvias de nutrientes, dado que la roca se encuentra en completa oscuridad a 260 kilómetros del mar abierto situado frente a la plataforma de hielo Filchner-Ronne, donde los organismos fotosintéticos pueden sobrevivir.
"Este descubrimiento es uno de esos afortunados accidentes que empuja las ideas en una dirección diferente y nos muestra que la vida marina antártica es increíblemente especial y está increíblemente adaptada a un mundo helado", destacó Griffiths.
SOBREVIVIR BAJO UNA PLATAFORMA DE HIELO
Las plataformas de hielo flotantes representan el mayor hábitat inexplorado del océano Austral. Cubren más de 1.5 millones de kilómetros cuadrados de la plataforma continental antártica, pero hasta el momento sólo se ha estudiado un área total similar en tamaño a una cancha de tenis a través de ocho perforaciones.
Las teorías actuales sobre qué organismos podrían sobrevivir bajo las plataformas de hielo sugieren que toda la vida se vuelve menos abundante a medida que se aleja del mar abierto y de la luz solar. Estudios anteriores encontraron algunos pequeños depredadores y carroñeros móviles, como peces, gusanos, medusas o krill, en este tipo de hábitat. Pero se esperaba que los organismos que se alimentaban por filtración, que dependen del suministro de alimentos desde las capas superiores del agua, estarían entre los primeros en desaparecer en las profundidades bajo el hielo, por lo que fue una enorme sorpresa para el equipo cuando, en lugar de barro, encontró en el fondo del océano esa roca cubierta de extrañas criaturas.
‘Breaking All the Rules: The First Recorded Hard Substrate Sessile Benthic Community Far Beneath an Antarctic Ice Shelf’ - Huw J. Griffiths, Paul Anker, Katrin Linse, Jamie Maxwell, Alexandra L. Post, Craig Stevens, Slawek Tulaczyk & James A. Smith: https://t.co/qoWpSa4ME0 pic.twitter.com/ZXpMkN1iO8
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MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS
Sin embargo, dicho descubrimiento plantea muchas preguntas que los científicos aún no pueden contestar. ¿Cómo llegaron hasta allí?, ¿qué comen?, ¿cuánto tiempo han estado allí?, ¿son especies nuevas?, ¿qué pasaría con esas comunidades si la plataforma de hielo colapsara?, son algunas de las incógnitas.
"Para responder a nuestras preguntas, tendremos que encontrar una manera de acercarnos a estos animales y su entorno, y eso es debajo de 900 metros de hielo, a 260 kilómetros de los barcos donde están nuestros laboratorios", apuntó Griffiths. "Esto significa que, como científicos polares, tendremos que encontrar formas nuevas e innovadoras de estudiarlos y responder a todas las nuevas preguntas que tenemos".