Comprendiendo el alcohol y el Prozac gracias a las aves: estudio

15/02/2015 - 12:04 am

ESPECIALCiudad de México, 15 de febrero (sinEmbargo).- Los investigadores conducen todo tipo de extraños experimentos en nombre de la ciencia. Los ejemplos abundan y pueden ir desde el estudio de lo resbaladizo de las cáscaras de plátano hasta discernir sobre la manera en la que los perros orientan sus cuerpos cuando defecan. A veces la ciencia da la apeiencia de ser una gran broma.

Los efectos del alcohól resultaron ser similares en el habla humana y en el canto de las aves. Foto: Shutterstock
Los efectos del alcohól resultaron ser similares en el habla humana y en el canto de las aves. Foto: Shutterstock

El ejemplo más reciente de esto son las aves o, más bien, estos animales fueron objeto de experimentación para llevar a cabo otro extraño estudio en nombre de la ciencia.

De esta manera, un grupo de investigadores de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon (OHSU, por sus siglas en inglés) se dedicaron a embriagar pinzones con un coctel a base de jugo de frutas para ver lo que ocurría. ¿Su principal descubrimiento? Al igual que los humanos, las aves alcoholizadas tenían dificultades al “hablar”.

La comparación entre los cantos de pájaros ebrios y aquellos que no consumieron alcohol mostró que las aves borrachas cantaban en voz más baja y sus canciones carecía de su estructura típica. Sorprendentemente, el alcohol no parece afectar a la coordinación de las aves, publicó The Huffington Post.

El canto de los pinzones se alteraron cuando bebieron alcohol. Foto: Shutterstock
El canto de los pinzones se alteraron cuando bebieron alcohol. Foto: Shutterstock

El estudio puede sonar un carente de sentido, pero los investigadores afirman que tiene importantes consecuencias en el mundo real. Sobre todo partiendo por el hecho de que los científicos aún no entienden completamente cómo el alcohol afecta a la forma de hablar de los humanos. De esta forma, dicen, las aves pueden servir como un buen modelo para comprender el ser humano.

“Porque sabemos mucho sobre las áreas exactas del cerebro que controlan el canto y el aprendizaje del canto en estas aves, esperamos que nuestros futuros estudios nos digan exactamente qué partes del cerebro se ven afectadas cuando el alcohol afecta el habla”, dijo el doctor Claudio Mello, neurocientífico del comportamiento de esta institución.

La investigación también podría conducir a nuevos tratamientos para el abuso de alcohol, así como las nuevas tecnologías para la identificación de las personas que están intoxicadas, dijo el doctor Andrey Rubin, también especialista de la OHSU.

Sin embargo, las aves no sólo sirven como modelo para investigar los efectos del ciertas sustancias en los humanos. También, en ocasiones, ciertos componentes químicos que no afectan a los humanos pueden llegar a afectarlos. Tal es el caso de los antidepresivos.

Las sustancias de muchos medicamentos van a parar a la naturaleza y afectan de diferentes formas a los animales. Foto: Shutterstock
Las sustancias de muchos medicamentos van a parar a la naturaleza y afectan de diferentes formas a los animales. Foto: Shutterstock

Los ingredientes activos en muchos de nuestros medicamentos –desde píldoras anticonceptivas hasta antibióticos– van a parar al drenaje; una vez que esos medicamentos encuentran su camino en el medio ambiente, pueden causar anomalías en el crecimiento, el metabolismo, la reproducción y el comportamiento de los animales y las plantas. Es así que que la doctora Kathryn Arnold, investigadora de la Universidad de York, deició estudiar los efectos de un determinado fármaco: Prozac.

Según su nuevo estudio, las aves en Prozac pierden interés tanto en la alimentación y la reproducción. Así mismo, estos animales no parecen estar recibiendo los impactos positivos de los medicamentos, ya sea que presenten felicidad o menos ansiedad.

Para ver si el Prozac reduce la ansiedad tanto en aves como en humanos, los investigadores realizaron algunos experimentos que medían que tan audaces fueron las aves y no se encontró ningún efecto, escribió The Guardian.

Los investigadores se preguntan si el Prozac y otros medicamentos podrían estar jugando un papel en la disminución de los estorninos en lugares como Reino Unido, donde 50 millones de esas aves se han perdido desde 1960. Para empezar a averiguarlo, planean próximos estudios con estorninos silvestres para ver si hay algún rastro perceptible de Prozac y otras drogas en los sistemas de las aves.

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