De la impunidad a la dictadura sólo hay un paso

14/12/2015 - 12:00 am
En la imagen, la ex Presidenta argentina, Cristina Fernández. Foto: EFE
En la imagen, la ex Presidenta argentina, Cristina Fernández. Foto: EFE

El castigo es lo único que frena la descomposición de la convivencia humana. Lo contrario, la impunidad, sólo genera podredumbre porque, a falta de castigo, surgen las desigualdades y crecen hasta que unos se desbordan en abusos y otros se ahogan en sufrimiento. Es un binomio alimentado por cada acto que se va radicalizando hasta que desaparecen las medias tintas y quedan sólo verdugos y víctimas. Nadie más.

Ese parece ser el rumbo que está tomando la vida social de muchos países –incluso México–, conscientemente o no. Pero veamos más allá de nuestras fronteras. Miremos al sur. Allá, al final de la tierra, termina una era de paz y crecimiento, si bien no exenta de problemas. La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue vencida en segunda vuelta por el magnate Mauricio Macri. Un resultado que sorprendió a muchos, dado el apoyo popular que alcanzó el peronismo sobre todo por la etapa de paz social que vivió Argentina durante los 12 años de la pareja Kirchner en el poder.

En la Plaza de Mayo, acompañada por el Presidente Evo Morales y su gabinete, Cristina Fernández dejó ver que su lucha por las causas sociales no termina en la Casa Rosada: “El trabajo sigue más fuerte que nunca. (…) Hoy la región atraviesa un momento diferente. No está él (su esposo, Néstor), tampoco está Hugo (Chávez), y vemos que se intenta, y en algunos casos se logra, cambiar.”

Sin duda se refiere a cambiar radicalmente hacia un gobierno orientado a la economía por encima de la población. Una temible posibilidad de que regrese la dictadura, tan amiga de la impunidad. De hecho Dictadura e Impunidad no son sinónimos, pero para la ciudadanía gobernada significan lo mismo. Cristina Fernández agregó que “Nunca hemos tenido un período de gobierno con esta estabilidad económica y social”, palabras que adquieren especial trascendencia dichas ahí, donde las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo exigían que les fueran devueltos con vida sus hijos, desaparecidos durante su dictadura de Rafael Videla.

En las nuevas guerras queda atrapada también la ciudadanía a nivel banqueta, a la que se le involucra a través del manejo de la opinión pública. En el cono sur las vemos en Brasil, Ecuador, Venezuela, Argentina, principalmente. Las estrategias de comunicación han logrado influir en la percepción del ciudadano y despertar su animadversión contra los movimientos populares, así como su simpatía por los intereses económicos globales. Son muchas las campañas que difunden los medios informativos en torno al tema, tanto dentro de los países afectados como en el ámbito internacional.

Un ejemplo lo ofrece el escritor vasco Fernando Savater, quien alguna vez se refirió a Los Indignados de España diciendo que el movimiento le sirvió “para medir el nivel de estupidez y cinismo de muchos”. En otra desafortunada opinión calificó a la izquierda venezolana de “ignorante”. Estas afirmaciones sobre su país y otro ajeno, ponen en duda si Savater es filósofo o sólo escritor.

Una preferencia facilona es acusar de “populismo” a las propuestas de un gobierno o movimiento de izquierda, como si fuera un maléfico defecto. Este sustantivo se descompone en “pópulo” e “ismo”: doctrina o sistema proclive al “pópulo”, que significa pueblo. Un gobierno populista, pues, se distingue por su orientación al pueblo. Justo lo que se espera de un gobierno: que las decisiones y las acciones se tomen siempre anteponiendo los intereses del pueblo todo, no de una parte nada más. De otra manera se caería en la impunidad, que genera fascismo. Con todos los defectos que puedan tener -y tienen- las izquierdas en el mundo, son una opción mucho mejor que la derecha.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas