Parcial y subjetivo | Para habitar la Ciudad de México

14/12/2012 - 11:59 pm

Conforme se acerca la temporada navideña, la Ciudad de México entra en un proceso paradójico de congestionamiento. Por una parte, muchos de sus residentes habituales aprovechan para salir de ella, ya sea que vacacionen o que vuelvan a sus lugares de origen. Así, las calles se despejan y el tráfico cotidiano viene a menos. De tal forma, es posible apreciar la belleza de una ciudad sepultada por la sobrepoblación. Sin embargo, la paradoja se concreta en sus centros comerciales. Si los que se quedan gozan de vacaciones, pronto se verán en la necesidad de salir de sus casas, de habitar los rincones de la ciudad redescubiertos. A fin de cuentas, trasladarse ahora no es el problema. Así, cada uno de los lugares destinados al esparcimiento pronto se verá saturado. Si a ello se le suma la necesidad de hacer compras propias de la temporada, es comprensible que los centros comerciales y las tiendas en general se encuentren avasalladas por más personas de las que pueden contener.

Así suele ser la vida en esta ciudad. Por momentos la saturación se disuelve para volverse maravillosa. Esto sólo dará paso a un nuevo momento de tensión. Los habitantes de este sitio bien saben que el Distrito Federal es poliédrico, complejo, difícil. Vivir aquí es maravillarse cada día y luchar otro tanto. La literatura no ha hecho sino comprobarlo. Desde hace varias décadas diversos escritores han visto el aspecto literario de esta ciudad. Más que un mero contexto, funciona como un personaje temperamental e impredecible. Y eso es algo que no se puede desaprovechar.

La lista incluye sólo unas cuantas de las novelas que se desarrollan en el Distrito Federal. Las he escogido de diferentes épocas y estilos para mostrar un panorama amplio y, por qué no, para despertar la nostalgia de quienes la han vivido en sus diferentes tiempos.

El complot mongol

Filiberto García es un detective rudo, seco y sin escrúpulos al que le es encomendado un caso que parece imposible. Estamos en el México de principios de los setenta, en donde el contraste entre la pujanza que se vendía al exterior contra la miseria en pleno ascenso era cada vez más evidente. Ahí es donde habita Filiberto García. En concreto, en una buena parte del centro de la ciudad. Más que un caso común y corriente, Filiberto García debe descubrir si en verdad existe un complot fraguado en Mongolia para asesinar a un diplomático distinguido. Sus indagatorias lo llevarán a relacionarse con cuanto extranjero se le pare enfrente. Sobre todo, con los habitantes del Barrio Chino ubicado en la calle de Dolores. Sin importarle quién tenga la razón, Filiberto disparará ante la menor sospecha. Y es que está en una ciudad difícil, donde cualquier descuido podría hacerlo perder la vida. Con esta novela se inaugura, formalmente, el thriller policiaco en México.

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De perfil

Hubo una época en que esta ciudad no era peligrosa. Al menos para quienes pertenecían a la clase media y habitaban la colonia Narvarte. Así era el protagonista de esta novela, una de las que inaugura la llamada “Literatura de la onda”. El personaje es un adolescente a punto de entrar a la preparatoria. Sus conflictos existenciales son casi nulos. Deja que la vida le vaya pasando mientras él busca la manera de conseguir cigarros. Además de su cómoda situación económica, también proviene de una familia liberal y sin complejos. Quizá por eso su perspectiva de la ciudad es tan alentadora. Para él, salir es apenas diferente que quedarse en su jardín. Conoce los códigos y las costumbres. De perfil es, a un tiempo, el retrato de una sociedad idealizada y la descripción de una ciudad que terminó por desaparecer.

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Las batallas en el desierto

Pese a su brevedad, esta novela puede ser leída de múltiples formas. En un primer nivel, es una historia de transformación. El mundo que hasta entonces conocía Carlos, su protagonista, y su familia, está colapsando debido a las nuevas tecnologías, a la oleada de productos novedosos y a la forma de gobierno. Ubicada en la década de los sesenta, el narrador cuenta con nostalgia los años de su niñez. Y es dicha nostalgia la que le permite recordar una ciudad y un mundo que se han modificado por completo. Es, también, la historia de un amor imposible. Carlos apenas tiene ocho años cuando se enamora de la mamá de uno de sus amigos. El conservadurismo de su familia terminará acusándolo. Por último, queda la conformación de la sociedad como un todo aglutinante. No por nada la colonia Roma estaba habitada por vecinos de diversas etnias y nacionalidades. Sin lugar a dudas, uno de esos prodigios de la literatura que va pasando de generación en generación.

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La esquina de los ojos rojos

La violencia se ha incrementado en las últimas décadas. Conforme el hacinamiento y los negocios ilegales han tomado partes de la ciudad, los propios ciudadanos saben que deben mantenerse alejados. Sin embargo, también hacen lo posible por beneficiarse de dicha ilegalidad. Tal es el caso del barrio bravo, así, sin más apelativos. Es ahí donde Rafael Ramírez Heredia eligió ubicar su historia. En una de las esquinas hay un altar a la Santa Muerte, la única que siempre cumple lo prometido. A partir de ese punto en común se entrecruzarán las historias de varios personajes. Desde quien se dedica a asesinar montado tras el conductor de una motocicleta, hasta el encargado de la limpieza del drenaje profundo, a quien no se le acercan ni los perros por el olor que despide. Esta novela es una historia de venganza y de redención, de amor y de muerte. Es, también, un fiel retrato de lo que sucede en uno de los barrios de esta urbe que, bien a bien, podría ser cualquiera.

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Réquiem por un ángel

Jorge F. Hernández se propuso la tarea de narrar esta ciudad. Para lograrlo, hizo gala de varias estrategias narrativas para combatir su inmensidad. La más notoria es Ángel Andrade. Un personaje gris que, a los cuarenta años de una vida estéril, decide abandonar a su madre para convertirse en el héroe que requiere la ciudad. Ya nadie se sorprende con la nota roja, con el crimen, con la vulnerabilidad de las garantías. Todos somos víctimas pero también victimarios. Necesitamos un héroe que termine con ello: por eso la metamorfosis, ahora Ángel se apellida Anáhuac. El problema es que es un héroe sin súper poderes, falible, limitado. Por eso le va como le va pese a sus buenas intenciones. Con una prosa profunda, lúdica y, sobre todo, cuidada, Jorge F. Hernández consigue la proeza de relatar a la urbe. No toda, por supuesto, pero sí una buena parte. Lo hace apelando a las complicidades pero también a la sorpresa. Lo hace haciendo gala de un desmesurado buen humor que apenas alcanza para cubrir a la desgracia que nos acecha.

Cuando una ciudad crece como el Distrito Federal, resulta inevitable que se convierta en muchas ciudades. Cada colonia y cada barrio van adquiriendo personalidades diferentes que se conectan gracias a la necesidad de sus habitantes por trasladarse. Sin embargo, estos rasgos de personalidad persisten y van formando guetos. Las novelas antes mencionadas dan cuenta de algunos de ellos, nunca de la ciudad entera. Tras La región más transparente parece imposible emprender la tarea de abarcar a la ciudad por completo. Así, cada uno de estos libros es apenas un capítulo de una gran novela que se escribe día con día.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.
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