Ciudad de México, 14 de noviembre (SinEmbargo).– Cuando Sergio Pérez llegó a Mclaren, el país tuvo un referente más en el mundo deportivo. Lejos de patear un balón o de encestar una canasta, un chico aguerrido de 22 años se subía a un bólido de escudería tradicional para dar un paso importante en su carrera. Después de dos temporadas en Sauber, la organización inglesa confío en el talento de un joven patrocinado por escudería Telmex, vínculo directo a Carlos Slim. Un tapatío llegaba a la puerta grande de la Fórmula 1, con un futuro brillante en el horizonte.
Sebastian Vettel dominó por cuarto año consecutivo la máxima categoría del automovilismo profesional. El alemán de 26 años encumbró aún más su trayectoria, poniéndose cerca de la estela dejada por Michael Schumacher. Mientras el Baby Schumi se alejaba cada fecha de Fernando Alonso, el equipo del inglés Ron Dennis batallaba dentro de una dinámica fatalista que no se les apartó durante todo el 2013. Sergio Pérez pronto se dio cuenta de lo difícil que sería su aventura en uno de los aspirantes. Checo no solo quedaría lejos de la punta de pilotos, sino que sería señalado como responsable de muchos descalabros.
“Ha sido un honor para mí haber estado en una de las escuderías más competitivas en este deporte y en ningún momento me he arrepentido por haber llegado a este equipo. En todo momento di lo mejor de mí, y aún a pesar de esto, no pude lograr las metas que me propuse en este equipo histórico”, escribió Sergio Pérez en una carta publicada en su sitio web personal. El rumor que corrió por redes sociales durante estos días, se confirmaba en viva voz del protagonista. La promesa mexicana terminaba su aventura, tras solo un año.
Ubicado en lugar 12 de la clasificación, con tan solo 35 puntos a dos carreras de finalizar un campeonato que ya tiene dueño, y muy lejos de las aspiraciones iniciales que todo el equipo tenía sobre él. Los rumores sobre la llegada de Carlos Slim a las arcas de la escudería inglesa, se han abortado con la marcha del piloto. Los resultados deficientes pesaron más que cualquier vínculo empresarial que pudiese haber en el aire. Pérez no pudo con el paquete, y el equipo tampoco pudo darle un coche a la altura de las pretensiones.
El danés Kevin Magnusen es el principal candidato para sustituir al oriundo de Guadalajara. Mientras la afición mexicana se divide entre crítica y apoyo, cada uno con sus argumentos, Checo se va de Mclaren por la puerta de atrás, lejos del seguimiento mediático con el que arribó. El futuro del mexicano es incierto. Escuderías de más bajo calibre se colocan como posibles destinos para no perder una carrera prometedora. Incluso Sauber, su casa inicial en la F1, es uno de los candidatos.
“Estoy absolutamente comprometido en tratar de conseguir los mejores resultados en las dos pruebas que faltan, especialmente en Austin. Tengo muchas ganas de ver a toda mi gente y sentir su energía”, continúa Pérez en la carta, antes de tratar de finalizar su vínculo con la escudería inglesa. ”Quiero desearle al equipo lo mejor. Siempre seré fan de McLaren”, concluye Checo con un futuro incierto a pesar del patrocinio económico potente a sus espaldas.
