Adrián López Ortiz
14/10/2018 - 12:00 am
AMLO: la plaza y la oficina
El viernes, López Obrador tuiteó desde Yucatán: “Ojalá pueda combinar siempre el trabajo en oficina y la comunicación con la plaza pública”.
El viernes, López Obrador tuiteó desde Yucatán: “Ojalá pueda combinar siempre el trabajo en oficina y la comunicación con la plaza pública”.
A ese tuit, el Presidente Electo anexó un video de un mitin donde emite el siguiente discurso, que reproduzco completo (las negritas son mías):
“La Patria es primero. Qué vamos a andar pensando en intereses personales o de grupos, cuando tenemos la gran encomienda de transformar a México. Somos dichosos, somos realmente privilegiados porque estamos viviendo momentos interesantes. Todos los que estamos aquí vamos a llevar a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública de México.
Imagínense lo que les vamos a contar a nuestros hijos, a nuestros nietos. Que había un régimen corrupto. Que saquearon a México. Que engañaban al pueblo. Que traficaban con la pobreza de la gente, pero que llegó un día en que el pueblo dijo ¡basta!
Y comenzó la transformación de México. Esa es la historia, eso es lo que estamos llevando a cabo entre todos.”
Las carpas estaban repletas. Al final la gente aplaude emocionada. El futuro Presidente proyecta energía y seguridad. Está en su elemento y por eso su tuit lo delata. Ojalá pueda, ya como mandatario, seguir haciendo eso que más le gusta, eso que de una u otra forma lo hizo ganar la presidencia: hablarle a la gente desde la tarima, verlos a todos allí congregados para escucharlo.
López Obrador en el mitin es el mejor López Obrador que conocemos. El gran comunicador que logra articular una narrativa poderosa de futuro en palabras sumamente sencillas.
Una narrativa que empieza fijando un ideal impecable: la Patria es primero. Y somos dichosos de ser parte de este momento histórico. El “privilegio” es un argumento para el siguiente paso: la inclusión. Ahora, a diferencia de antes, cabemos todos. Una narrativa que fija una misión a través del sentido de pertenencia.
Enseguida, el elemento de la inevitable transformación: imagínense lo que le vamos a contar a nuestros hijos, a nuestros nietos. Es decir, tomará tiempo pero todos seremos parte de algo grande. Tan solo hay que ser capaces de visualizarlo.
Había un régimen corrupto [pero] llegó un día en que el pueblo dijo ¡basta! Un “basta” que ya está dicho en el pasado. Lo logramos el primero de julio con nuestro voto. Es indudable, ya los corrimos.
Y entonces, de inmediato, el tránsito al presente-futuro del que todos somos-seremos parte: Y comenzó la transformación de México. Esa es la historia, eso es lo que estamos llevando a cabo entre todos.
Hasta ahí el discurso impecable de AMLO. El que le ha ganado la simpatía de los electores hartos del statu quo. El que es capaz de vendernos con éxito la aspiración legítima de una “cuarta transformación”, aunque todavía no quede claro lo que eso implique. El efectivo discurso de un político que fue capaz de dotar esperanza a un país que ya no cree en casi nada.
Esos son y han sido sus dichos hasta ahora desde el rol del eterno candidato al de presidente electo. No se hasta donde puede seguir siendo el discurso del Presidente en funciones. Lo veo inviable a pesar de que muchos analistas insisten en que tiene la capacidad de mantener una narrativa en los dichos y otra en los hechos. Yo creo que no podrá hacerlo a pesar de su genialidad comunicativa. Al menos no durante todo un sexenio.
¿La razón? Todo discurso se estrella tarde o temprano con la realidad… a menos que cambies la realidad. Y la realidad de México es tan compleja y problemática en materia de seguridad y desigualdad, que cambiarla de manera radical e inmediata es imposible.
Ya lo vimos con los foros de pacificación: al propio Presidente Electo le fue imposible sostener su narrativa de perdón frente a los dolorosos y descarnados reclamos de las víctimas y sus familiares. Tan no pudieron que prefirieron cancelar la escucha en estados clave para comprender el fenómeno de la violencia.
Por otro lado, todavía no gobiernan pero las presiones, las pugnas internas y las tentaciones del poder ya se hacen presentes en su equip. Como ejemplo están la boda “fifí” de César Y de ellos surgidos, precisamente, del discurso poderoso deuerto. al os embrollos que surgier pretende liderar la cuarta transforáñez, la exigencia por la transparencia y viabilidad en el proyecto del Tren Maya y el embrollo de la consulta con el proyecto del nuevo aeropuerto.
Conciliar el discurso del Presidente con las decisiones y resultados de su gobierno será uno de los más grandes desafíos de la Cuarta Transformación. AMLO y su equipo tendrán que demostrar congruencia y cumplimiento ante un electorado agraviado e impaciente de cambios profundos.
Seguro López Obrador lo sabe y su tuit es un acto de nostalgia anticipada: ojalá pueda seguirlo haciendo… combinar la plaza con la oficina. Sabe que será difícil, la libertad del mitin es una cosa y la responsabilidad del gobierno otra muy distinta.
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